Las maniobras de guerra de cuatro mercenarios españoles en el estrecho más peligroso del mundo
Los operarios cruzaron el paso de Bab el-Mandem, en el Mar Rojo, después de que un destructor de EEUU recibiese el impacto de un misil y los buques de guerra se retirasen a sus puertos.
23 octubre, 2016 02:51Noticias relacionadas
La imagen de dos embarcaciones rápidas apareció en el radar del barco de pasaje MS The World. Era de noche y apenas se podía escrutar en la oscuridad del Golfo de Adén. Días antes, un destructor de Estados Unidos había sido atacado desde Yemen, por lo que en las inmediaciones no se encontraba ninguna de las embarcaciones militares que habitualmente patrullan en el estrecho de Bab el-Mandem. La tripulación del yate estaba sola. Y, en caso de ser atacados, no disponían de más recursos que los cuatro 'mercenarios' españoles encargados de salvaguardar su seguridad.
"Las dos patrulleras se nos acercaron a una milla pensando que éramos un buque de guerra", explica a EL ESPAÑOL uno de los cuatro empleados de la empresa UC Global, que gestionaba la seguridad del MS The World cuando ocurrieron los acontecimientos, el 3 de octubre. Según relata, las maniobras de las patrulleras eran hostiles: "Llegaron a nuestra altura haciendo movimientos puramente militares". En ese momento, los encargados de la seguridad del yate se imaginaron el peor de los desenlaces. "Hay que estar preparados para cualquier cosa", advierte uno de ellos.
Los sucesos que habían tenido lugar poco antes en el mismo escenario no eran alentadores. En aguas del Índico hay desplegado un contingente internacional: su presencia se justifica por el conflicto que golpea la región y que pone en riesgo la navegación en este escenario. "Cuando ya bajábamos por el Mar Rojo, tuvo lugar el incidente con el buque de apoyo logístico de Estados Unidos que provee de ayuda en el conflicto contra los islamistas en Yemen", relata el 'mercenario' español.
Las primeras noticias sobre aquel "incidente" -un bombardeo desde Yemen a la embarcación norteamericana- eran confusas. La realidad era que los buques del contingente internacional se retiraron a puerto y el yate MS The World se encontraba en mitad del Mar Rojo. Su capitán, recomendado por los cuatro españoles encargados de la seguridad, decidió seguir adelante: volver atrás suponía volver a atravesar el estrecho de Ban el Mandem y exponerse a sus riesgos.
Dispuestos a recibir a las patrulleras
Sin la presencia de las embarcaciones militares, el MS The World asumía la decisión de seguir adelante sin mayor protección que la que pudieran brindarse a sí mismos. Se sabían expuestos, pero su trayecto se dibujaba sobre una premisa: "Hay que salir de aquí". Y, para ello, lo más rápido era seguir hacia adelante.
En estas circunstancias se imprime la escena del 3 de octubre, cuando de madrugada ven aproximarse las dos patrulleras a gran velocidad. A bordo del MS The World, con una eslora de 200 metros y una manga de 30, viajaban unas 200 personas, repartidas en las habitaciones de gran lujo de las que dispone (muchas de ellas superan los 90 metros cuadrados). 14 personas están a cargo de su seguridad: diez se encargan de la estabilidad interna y otros cuatro -todos ellos españoles que constituyen el equipo táctico- repelen las posibles injerencias externas.
Las embarcaciones ligeras debieron confundir las intenciones del yate, que en ese momento se dirigía hacia los Emiratos Árabes Unidos: "Pensaron que éramos un buque de guerra, sin duda", explica el operario de UC Global. Él y sus compañeros dispusieron su posición de tal modo que pudieran hacer frente a cualquier hostilidad.
Pero el ataque nunca se produjo: "Cuando se nos aproximaron debieron percibir que éramos un yate de grandes dimensiones cargado de pasajeros, un barco sin más carga militar que los operarios de UC Global que los que estábamos a bordo". Las dos embarcaciones rápidas, tras desestimar sus sospechas, se retiraron y el MS The World prosiguió su ruta hasta el puerto de destino.
El papel de los 'mercenarios' españoles
De acuerdo a los cánones que rigen en empresas como UC Global, el término más adecuado para definir su actividad es el de "operadores de seguridad, contratistas de seguridad o como asesores para seguridad y defensa". El concepto de 'mercenario', más propio de las películas, no encaja exactamente en los parámetros de sus labores.
En España existen varias empresas dedicadas al sector, como Segur Ibérica o UC Global. Un portavoz de la segunda -que se muestra orgulloso porque la firma encaja en los cánones de ICOCA [Asociación del Código Internacional de Conducta, por sus siglas en inglés]- explica los procedimientos que siguen para contratar a su personal, la mayoría de ellos con pasado policial o militar: "En casos como el del MS The World se busca que el empleado tenga un pasado en las Fuerzas Armadas para que conozcan el manejo de las armas y de los movimientos necesarios".
En el proceso de selección se siguen varias fases, que van desde las pruebas físicas hasta las psicológicas, además de las entrevistas pertinentes. Se estudia el expediente del aspirante en función de los diferentes escenarios o misiones que está dispuesto a asumir. No es lo mismo participar en labores de instrucción que en las de inteligencia o en operaciones concretas. Tampoco es igual trabajar en Sudamérica que en el norte de África o a bordo de una embarcación.
El 'boom' de las empresas de seguridad
Si hay que señalar un referente en las empresas de seguridad privada -al menos por su envergadura- es la firma estadounidense Academi. Buena parte de sus divisiones reciben el nombre de BlackWater y han participado en algunos de los escenarios más exigentes del mundo. Sus operarios participaron bajo las órdenes del Pentágono en la última guerra de Irak y varios de ellos se vieron implicados en una emboscada que acabó con la muerte de 17 iraquíes. Los datos fueron filtrados a través de WikiLeaks.
"En lugares así, la línea entre lo que es seguro y lo que no es muy delgada", explica el portavoz de UC Global. En cualquier caso, apunta, "a todo el mundo le gustaría" alcanzar los niveles de actividad con los que trabaja BlackWater. "Lo más importante es cumplir con los estándares que fijan organizaciones como ICOCA -explica el portavoz-. A partir de ahí, el trabajo siempre se centra en proteger al cliente y cumplir con la misión que se nos encomienda".