Pablo Iglesias ha comenzado la semana derramando el salero sobre las heridas del PSOE. Los documentos que cristalizan su alianza en Madrid con los anticapitalistas lo dicen claro: 'no' a gobiernos mixtos con Ferraz. El rejonazo de Podemos fue a jornada completa: la dirección nacional del partido, en boca de su portavoz adjunta en el Congreso, Irene Montero, mostró su apoyo a los dirigentes que decidan romper sus pactos con los barones socialistas.
La semana pasada, el secretario general de la formación morada viró a la izquierda y convenció a los anticapitalistas para que le prestaran su apoyo. Acto seguido, esta corriente decía: "Esto no acaba aquí". Tanto Miguel Urbán como Isabel Serra, rostros visibles, revelaban su deseo de extrapolar el pacto a un nivel más amplio.
Todas las familias que se sientan a la mesa de Podemos reconocen el carácter de laboratorio que tiene la federación madrileña, la más activa y numerosa del partido. El 9 de noviembre, el 'pablismo' -junto a 'anticapis'- y el errejonismo pelearán por la secretaría general de esta región. Mientras tanto, la discusión capitalina refleja los pasos que da Podemos.
Un viraje a la izquierda
El viraje a la izquierda de Iglesias, la vuelta a los orígenes y a "sacar músculo militante", ha quedado plasmada en el dosier de Juntas Podemos -así han bautizado la candidatura que trabajará por hacerse con el control de Madrid- y que probablemente encabezará Ramón Espinar.
En lo que se refiere al PSOE, mencionan no "subalternizarse" ni "ser muleta del bipartidismo" para después descartar todo lo que suponga confeccionar un Gobierno conjunto. Eso sí, con un apriorismo: tal y como marca el reglamento del partido, estas decisiones se someterán a consulta entre los militantes. En caso de que no haya acuerdos, y con el objeto de no incurrir en desgobiernos, Podemos "favorecerá la investidura desde la oposición". En palabras de Irene Montero, la abstención del PSOE torna difícil que se pueda "confiar" en ellos. El documento los define como "pieza clave en la recomposición del establishment".
"La hegemonía se disputa en los extremos"
'Pablistas' y anticapitalistas escriben que la hegemonía en el tablero político "no se disputa en el centro, sino en sus extremos, en la confrontación entre élite y pueblo"; a lo que se refieren como "el más estricto sentido del antagonismo de clases".
Esta alianza, que podría trasladarse a nivel nacional de ser consensuada en el próximo Vistalegre, menciona la necesidad de fomentar "el empoderamiento popular" y "los movimientos sociales" como "única garantía" del avance en las instituciones. Sin remilgos, apuestan por "reiniciar Podemos, volviendo a sus orígenes y a su vocación rupturista".
En un diagnóstico general, la candidatura asume "un déficit de control democrático y de participación" en el partido, que ha convertido la militancia en "un mero comité de apoyo" durante las campañas electorales.
Romper frente a lo transversal
La línea disruptiva y a la izquierda de la "transversalidad" pretendida por Errejón también se deja sentir en el apartado económico del 'programa'. Juntas Podemos pide gravar la riqueza donde "realmente se encuentra": "beneficios de grandes empresas, rentas salariales de la clase ejecutiva, turismo de negocios...". También, y de forma similar al programa que Carmena escribió para el Ayuntamiento de Madrid, abogan por la remunicipalización de los servicios privatizados en las últimas décadas.
Un lunes y tres estocadas. IU retira su apoyo al PSOE en Asturias, la dirección nacional de Podemos pone en entredicho sus pactos con los barones, e Iglesias, de la mano de los capitalistas, advierte de que no habrá gobiernos mixtos.