Nacer, morir y resucitar. Tres verbos de cabecera en Podemos y Juego de Tronos. “Se acerca el invierno”, decían los protagonistas de la ficción con la mirada en el infinito y la sangre a punto de ser manantial. El relato de George R. R. Martin cautivó a los dirigentes y militantes que querían asaltar el cielo. Pablo Iglesias regaló alguna temporada al rey y Ramón Espinar, su hombre de confianza en Madrid, bromeó diciendo que preferiría que le amputaran un brazo antes que perderse el final.
Hace un par de años, el secretario general coordinaba un libro titulado Ganar o morir, en el que varios de sus compañeros y él mismo asociaban a la política actual la trama de esta serie. “Ganar o morir”, estampó un Iglesias silueteado sobre el trono de hierro en la portada. Dentro, tuvo su espacio Íñigo Errejón. Ahora, las primarias en Madrid colocan la corona en medio y sitúan tres estandartes a su lado: el ‘pablismo’, el ‘errejonismo’ y los anticapitalistas. Como en los libros de Martin, los amores se rompen, las alianzas determinan y los celos enfrentan.
Madrid, espejo de desenlace
En Podemos, Madrid es espejo de desenlace. Tanto unos como otros reconocen que las primarias del 9 de noviembre “condicionarán sobremanera” el futuro nacional del partido. Las familias que se sientan a la mesa morada comparten una premisa: Vistalegre ha muerto y Podemos ya no es una máquina de guerra electoral. A partir de ahí, disputas, conflictos territoriales, tuits afilados y una dicotomía: ¿debe predominar la política en la calle o el trabajo en las instituciones? Una polarización que rechazan tanto ‘pablistas’ como ‘errejonistas’, pero que dieron por cierta los anticapitalistas en su última asamblea.
Iglesias y Errejón vuelcan sus esfuerzos en hacerse con el control de la federación más numerosa y convulsa del partido. El pasado marzo, nueve errejonistas dimitieron en bloque por “discrepancias políticas” y sólo una semana después Iglesias cesó a Sergio Pascual –hombre de confianza de Errejón–. A partir de entonces, unos y otros organizaron sus tropas para tomar Madrid.
Iglesias vuelca el tablero de ajedrez
Este viernes, Iglesias dio un vuelco al tablero de ajedrez y convirtió la carrera electoral en un frente contra otro, gracias a una alianza con los anticapitalistas. La corriente más a la izquierda aceptó unir fuerzas con el secretario general tras arrancarle varias concesiones: una persona un cargo orgánico y concebir al PSOE como parte de un régimen a derrocar. Con este pacto de última hora, intentará anular la candidatura ‘errejonista’, que encabeza uno de los rostros más mediáticos de la formación en Madrid: Rita Maestre.
¿Quiénes enarbolan las banderas de Iglesias y Errejón en Madrid? ¿Qué relación mantienen entre ellos? ¿Qué posibilidades ostentan para ganar?
Rita Maestre contra todos
Poco después de abrirse el plazo para presentar documentos, Rita Maestre anunció su paso adelante. Le apoyan José Manuel López, portavoz en la Asamblea de Madrid, y Tania Sánchez, en un giro de Izquierda Unida a la transversalidad pasando por el ‘pablismo’.
El viernes sintió un jaque que sólo era cuestión de tiempo. Tanto anticapitalistas como afines a Iglesias arremetieron contra ella durante los primeros días de ‘campaña’, ilustrando el frente que acabaría llegando.
Le achacaron convertir el debate político en una guerra de rostros. El suyo es el más conocido de estas primarias.
Madrileña del barrio de Las Ventas, nació en 1988. Estudió Ciencias Políticas en la Complutense y su salto a la política dejo a medias un máster en Economía Internacional que pretende retomar. Contempla la política como algo eventual, pero los acontecimientos la empujan: es portavoz en el Ayuntamiento de Madrid y va a pelear por ser la secretaria general de su partido en la región.
Del anticapitalismo a la transversalidad
En apenas una década viró del anticapitalismo a la transversalidad. Los anticapitalistas han convencido a Iglesias para desechar los gobiernos mixtos con Ferraz, el mismo partido que hace posible el Gobierno en el Ayuntamiento de Madrid del que Maestre forma parte. Un abismo en la hoja de ruta.
Dio sus primeros pasos en Contrapoder, un movimiento universitario que apuesta por “defender la alegría y organizar la rabia” y considera la rebeldía “cada vez más urgente”. Definen el capitalismo como “injusto, caótico e insostenible” y se describen como “las nietas de todas las brujas que no pudisteis quemar”. Fue alumna de Pablo Iglesias en tercero de carrera.
En 2011, funda 'Juventud sin Futuro' junto a otros compañeros, que germinaría en el 15M. Son “la juventud condenada al paro, a la precariedad y al exilio”. Un exilio que hizo propio. Por aquel entonces viajó a Sudamérica en busca de trabajo.
“No me han elegido para que sea activista”
El 10 de marzo de aquel año, entró en sujetador en la capilla del campus de Somosaguas. Sonaron distintos gritos: “Contra el Vaticano, poder clitoriano” o “Arderéis, como en el 36”. Fue condenada a una multa de más de 4.000 euros por “ofender los sentimientos religosos”. Una sentencia pendiente de revisión.
En 2016, poco queda de aquella Rita. Apuesta sin remilgos por la transversalidad. “A mí no me han elegido para que sea activista”, decía en una entrevista a Jot Down. Aunque tampoco rehúye la conversación cuando le preguntan por aquel día de 2011 que hizo de ella portada para casi siempre: “No lo vivo como una mancha negra en absoluto. Forma parte de lo que soy, de mi trayectoria”.
Inmersa en una agenda difícil, coloca su proyecto en los medios a contrarreloj. Se acerca el 9 de noviembre, el invierno de Podemos. Tendrá enfrente al ‘pablismo’ de Espinar, que ha hecho pinza con los anticapitalistas para intentar dejarla fuera de juego.
Ramón Espinar: “No debemos moderarnos”
Ramón Espinar (Madrid, 1986) encabeza la candidatura ‘pablista’, llamada 'Podemos Escucha', que ya comparte documentos con los anticapitalistas. Comparte con Iglesias la vuelta a los orígenes, beber del tarro de las esencias. Es portavoz en el Senado y diputado en la Asamblea de Madrid.
Estudió Ciencias Políticas en la Complutense, donde también hizo un máster en Análisis Político. Más tarde, trabajó como investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, especializado en estudios urbanos. En sus ratos libres, ha sido camarero y teleoperador.
Su carrera hacia las instituciones empieza igual que la de Maestre. Primero en Contrapoder y luego en Juventud Sin Futuro. Conocidos desde tiempos universitarios, se enfrentarán por la secretaría general de Madrid.
Fue uno de los elegidos para transmitir las ideas de Podemos en la tele, lo que le ha dotado de relieve a ojos de la militancia.
“Debemos sacudirnos los complejos”
Apuesta por “ser capaces de generar movilización cuando no se logra el objetivo institucionalmente”. Igual que ocurrió la semana pasada, cuando participó en las protestas a las puertas del CIE de Aluche.
“No estoy de acuerdo con Rita Maestre en que debamos moderarnos”, dijo en El Confidencial esta semana. Está más cerca de la vuelta a los orígenes y el anticapitalismo que del partido “anfibio” que pretende Errejón. En más de una ocasión, ha reconocido que las instituciones “sentaron mal a Podemos” y llevaron al partido a anteponer la gobernabilidad del país a los problemas de la gente.
“No tener miedo a ser lo que somos” y “sacudirse los complejos” son algunos de sus lemas de cara al asalto madrileño. Espinar no cree que la victoria sea gobernar. La savia del tronco debe impregnarse del movimiento social.
Urbán y Serra, rostros visibles de ‘anticapis’
El anticapitalismo es una de las corrientes más arraigadas del partido en Madrid. Iglesias lo sabe y ha lanzado varios guiños a su izquierda para lograr un pacto que le dé fuerza en esta campaña.
El eurodiputado Miguel Urbán (1980) y la parlamentaria regional Isabel Serra (1989) son los rostros más visibles de esta facción.
Sin ir más lejos, fue Urbán quien estuvo a punto de hacerse con la secretaría general del partido en Madrid en las anteriores primarias, que finalmente alzaron a Luis Alegre, entonces avalado por Iglesias.
Urbán estudió Historia en la Complutense. Conoce a la perfección el organigrama de Podemos, fue uno de sus fundadores. Las charlas que germinaron el partido tuvieron lugar en la librería La Marabunta, que él regentaba.
Cree que “la política es el arma expropiatoria más importante que tiene el pueblo” y considera que los círculos “deben decidirlo todo”.
“Esto sólo acaba de empezar”
Esta vez, comparte atril con Isabel Serra, ahora diputada en la Asamblea de Madrid y últimamente afincada en Lavapiés. Estudió Filosofía y después un máster en Economía Internacional. Igual que Maestre y Espinar, engrosó las filas de Juventud sin Futuro.
Celebran haber logrado “una nueva mayoría en Madrid” y, tras hacerse con la secretaría general –se dirimirá el nueve de noviembre– tratarán de convencer a Iglesias para que extrapole su alianza al más alto nivel. “Esto sólo acaba de empezar”, decía Urbán al finalizar la asamblea en la que aceptaron fusionar sus documentos con los de Espinar.