No ha habido edición sin problemas y ninguna que haya reunido al conjunto de los partidos vascos. El Día de la Memoria nació en 2010 para homenajear y recordar a las víctimas del terrorismo. Se eligió una fecha, la del 10 de noviembre, porque no aparecía marcada por el rojo de los atentados. La iniciativa, promovida por el Gobierno de Patxi López, se amplió al año siguiente al conjunto de las víctimas de todas las violencias, incluida la policial, lo que motivó el desmarque del PP y UPyD, – la formación magenta ahora sin representación parlamentaria-, a la vez que la progresiva participación de la izquierda abertzale, cada año más nutrida.
Al mismo tiempo, la falta de una convocatoria institucional conjunta y de un lema común produjo una celebración diseminada en múltiples actos, promovidos por el Ejecutivo vasco, las Diputaciones y los Ayuntamientos, con diferentes formatos y contenidos, que han venido sumando distintos apoyos y la aparente contradicción de que PP y EH Bildu participaran en unos y no en otros.
Dos actos consecutivos
El Gobierno vasco defiende una celebración en recuerdo de todas las víctimas, “sin exclusiones” pero “sin equiparaciones”, y ha convocado una concentración a las siete de la tarde en el parque Doña Casilda de Bilbao. Con la misma intención el Parlamento Vasco rendirá homenaje a los damnificados de todas las violencias de motivación política a las puertas de la Cámara. Tendrá lugar a las diez y media de la mañana, justo después del pleno de incompatibilidades en el que se anunciará la fecha de la sesión de investidura de Iñigo Urkullu como lehendakari.
El acto será similar al del año pasado: una ofrenda floral junto la escultura Brújula de Medianoche, erigida en honor de las víctimas, y una breve declaración de la presidenta de la Cámara. Bakartxo Tejería (PNV) leerá en esta ocasión el mismo texto propuesto por la Asociación de municipios vascos, Eudel, al conjunto de los ayuntamientos, para salvar así el obstáculo de tener que consensuarlo con los distintos grupos. El año pasado optó por trasladar un escrito propio.
Salvo el PP, todos los grupos de la Cámara, a la que se ha incorporado Elkarrekin Podemos, asumirán con su presencia la declaración de Eudel, en la que se afirma que "nunca más deberán darse,ni justificarse, expresiones de violencia y terrorismo" y se apuesta por "profundizar en las vías pacíficas y democráticas". El texto llama a "no olvidar el pasado", a la realización de una "reflexión crítica" sobre lo ocurrido ,y al reconocimiento de "la injusticia del dolor y padecimiento" de las víctimas.
El PP no asistirá y dejará constancia de su desacuerdo con la realización de un segundo acto, probablemente otra ofrenda en el Parlamento, circunscrita sólo a las víctimas de ETA, los GAL y el Batallón Vasco Español.
Precedentes y suspensiones
Los populares vascos consideran que año tras año “se desvirtúa” el espíritu de la conmemoración gestada cuando apoyaban al Gobierno de López y denuncian que el hecho de que la jornada haga referencia a cualquier tipo de víctima contribuye a “blanquear” el pasado de quienes “nunca han dado el paso de condenar el terrorismo”, en referencia a los dirigentes de la izquierda abertzale.
Su presidente y parlamentario, Alfonso Alonso, pidió este lunes que el acto se centrara únicamente en las víctimas del terrorismo y ya advirtió de que, en caso contrario, ninguno de los nueve miembros de su grupo estaría presente.
No es la primera vez que el Parlamento Vasco se divide en dos ofrendas diferentes. Ocurrió en 2011 bajo la presidencia de la popular Arantza Quiroga. Su decisión de centrar el homenaje en las víctimas del terrorismo, plasmado en la inscripción de la corona de flores, fue contestado por PNV, Aralar, EA e IU, que colocaron otro tributo floral en el mismo acto. En 2012 Quiroga suspendió el acto ante la falta de consenso parlamentario.
Este jueves la división se plasmará muy probablemente en dos ofrendas celebradas de forma consecutiva; los populares no acudirán a la primera y barajan ocupar poco después el espacio dejado por sus compañeros. El año pasado, en cambio, trasladaron su desmarque a las afueras de Vitoria, al lugar del emplazamiento de la escultura de Ibarrola que junto a la sede central de la Ertzaintza recuerda a las víctimas de ETA.
"Promueve la teoría del conflicto"
Tampoco el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, presidido por Consuelo Ordóñez, estará presente en el acto del Gobierno vasco, por razones similares a las expuestas por Alonso. Sus dirigentes estiman que aunque cualquier víctima merece reconocimiento la inclusión de las provocadas por abusos policiales supone “instrumentalizar” el Día de la Memoria y “promover, de forma consciente, la teoría del conflicto según la cual el Estado y ETA ejercieron una violencia ilegítima de forma sistemática”.
Covite defiende que invitar a la cita a quienes “justifican el terrorismo” supone “un ejercicio de cinismo intolerable” y que la inexistencia de una preceptiva condena de la banda terrorista “pone en riesgo el sentido del propio acto”.
El colectivo de víctimas ataca duramente también la postura de Sortu y no admite como “cambios sustanciales” en la izquierda abertzale el hecho de que sus dirigentes acudan a los homenajes, reconozcan el daño causado y rechacen el ejercicio de la violencia en el futuro. “El brazo político de ETA lleva desde los años 80 reconociendo el daño causado y lamentando que ETA tuviera que matar”, afirma Covite en un comunicado.
"¿Por qué a unos sí y a otros no?"
El Gobierno vasco ha afrontado las críticas del PP y de Covite con el argumento de que “incluir” a todas las víctimas en el mismo acto de homenaje no significa “equiparar” las violencias que las produjeron. Su portavoz , Josu Erkoreka, se ha referido este martes a que el Día Internacional de las Víctimas del Terrorismo se celebra el 11 de marzo, donde en el País Vasco es secundado por todos los partidos, y que el Día de la Memoria obedece a una “realidad diferente”.
Erkoreka ha destacado que el PP “opera con criterios distintos” según el ámbito territorial del que se trate, ya que suele participar en algunos actos de carácter municipal mientras se ausenta de los que lleva a cabo el Gobierno y el Parlamento. “¿Por qué a unos sí y a otros no?” se ha preguntado, reprochando al partido de Alonso que cierre las puertas a los que organiza el Ejecutivo mientras las mantiene abiertas a las programadas por ciertas instituciones locales.
La respuesta oficial tiene que ver con la ausencia de uniformidad en las celebraciones. Las Diputaciones y los Ayuntamientos de las tres capitales suelen realizar sus propias declaraciones para conmemorar el Día, mientras que gran parte de municipios, aunque no todos, se adhieren a la de Eudel. “Hay textos que nuestros cargos no tienen ningún impedimento en suscribir porque se circunscriben a las víctimas del terrorismo, mientras que otros, mucho más abiertos, mezclan todo en el mismo saco”, explica un portavoz del PP.
En función de estas diferencias los representantes populares sí acudieron en 2015 al acto organizado en Bilbao por el Ayuntamiento y las Juntas Generales de Bizkaia y al realizado por el Consistorio de San Sebastián, al que no acudieron sin embargo los concejales de EH Bildu.
Previsiblemente los concejales donostiarras también acudirán este año al programado por el Ayuntamiento. “Se trata de un minuto de silencio convocado junto al monumento de las víctimas del terrorismo, por lo que no hay ningún problema en asistir”, señala Sémper, “porque el partido acudirá allí donde quede claro que son ellas las homenajeadas”. Su participación se puede extender al de Bilbao por el mismo motivo.
Homenaje a un policía asesinado
El Ayuntamiento de Vitoria sigue recordando, por otro lado, a todas las víctimas de la violencia en el aniversario de su muerte. Algunos familiares de los asesinados por ETA han rechazado participar en los homenajes en desacuerdo con la filosofía del Consistorio regido por Gorka Urtaran (PNV) y con similares argumentos a los utilizados por PP y Covite para rechazar la política en materia de paz y convivencia seguida por el Gobierno vasco.
Otras reciben con agrado el recuerdo que el Ayuntamiento tributa a sus allegados, como es el caso de la familia de Francisco González Ruiz, policía nacional de 23 años asesinado por ETA en Vitoria en 1982, al que se ha homenajeado este martes.
Su viuda, Francisca Molina, residente en Granada, ha participado en la ofrenda floral realizada en la calle donde murió su marido y ha recordado el daño “grande e irreparable” sufrido , apenada además por que no se haya hecho todavía justicia. Ha asegurado, finalmente, que “nunca perdonará” a los asesinos, pero ha agradecido el homenaje y asegurado que ha podido comprobar que no todos en el País Vasco merecen “el odio y el rechazo” con el que la familia lo abandonó tras el atentado.