“¿Cómo hacer que no se note que he bebido? Mañana voy a ir a una fiesta en la que va a haber alcohol y quiero beber pero no quiero que me pillen mis padres”. A estas preguntas, varias páginas web de respuestas realizadas a través de la red.
"Busco trucos para que no sepan que has bebido. Dentro de poco son las fiestas de mi pueblo y no quiero que mis padres se enteren de que he bebido, ¿algún truco?”. Otras tantas líneas de consejos y recomendaciones.
Las anteriores preguntas son tan solo los primeros resultados que aparecen en Google si se busca cómo ingerir grandes cantidades de alcohol sin que los efectos hagan sospechar a madres y padres sobre esta práctica. Entre las respuestas que se pueden encontrar aparecen métodos de atracón de alcohol 'invisibles' en botellones que han llevado a chavales a las salas de urgencia de los hospitales: del oxy shots al tampodka pasando por el eyeballing.
“Para divertirse y pasarlo bien”, “por el gusto de hacer algo prohibido”, “por el deseo de sentir sensaciones nuevas”, “por ser como los demás” o “por moda” son los principales motivos, según un estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, que llevan a los adolescentes a consumir alcohol. En esas modas, en ese seguir a los demás, varios jóvenes de nuestro país han sido hospitalizados en los últimos años tras realizar prácticas que han puesto en serio riesgo su salud.
Binge drinking, el atracón por el atracón
En los jardines aledaños de una céntrica plaza de Madrid se reúnen cada fin de semana decenas de jóvenes que desafían a la prohibición de hacer botellón. Las bolsas empiezan a posarse sobre el terreno y el ir y venir de botellas de alcohol, bebidas para mezclar, hielos y vasos es una constante sin pausa. “Hay que entrar bien bebido en la discoteca antes de que se pase la hora para el descuento”, comenta a este diario un universitario.
Es el binge drinking en inglés o el atracón alcohólico en castellano. Consiste en ingerir de manera masiva bebidas alcohólicas en un periodo breve de tiempo, unas pocas horas, con el único fin de emborracharse lo más rápido posible. Efectivamente, copas que se acaban antes de que se derritan los hielos o macetas de combinados que se pasan de unos a otros entre grandes tragos.
El tampodka: un tampón empapado en alcohol
Lo tachaban de “leyendo urbana” hasta que varias blogueras estadounidenses comenzaron a probar el tampodka. Como se puede adivinar, es un término resultante de la combinación de tampón y vodka, y consiste en introducir en la vagina o en recto un tampón impregnado en alcohol. Debido a la gran irrigación de la zona, la droga pasa de una manera directa a la sangre y el adolescente tarda muy poco tiempo en encontrarse bajos los efectos del alcohol.
En España, varias han sido las jóvenes que han ingresado con un cuadro de coma etílico por esta práctica. En la primavera de 2013, cuatro jóvenes asturianas de entre 14 y 19 años llegaron a urgencias con una alcoholemia aguda, pese a que los amigos que acompañaron en aquel momento a las jóvenes aseguraban que no habían ingerido ni una gota de alcohol. Los análisis de sangre daban cuenta de todo lo contrario: absorción de alcohol por vía vaginal.
Una doctora del Hospital Virgen del Rocío consultada por este diario asegura que “no se trata de un mito” ni “una leyenda urbana”: “No es una práctica que se entienda como extendida entre los jóvenes, pero son varios los casos que se han atendido”. Detrás, según explica, está el “intentar esconder a los padres el olor a alcohol cuando llegan a casa”.
Los ‘oxy shots’, la borrachera “sin resaca”
Se hicieron populares hace unos veranos en las Islas Baleares. Promotores de locales y discotecas invadieron las calles, máquina de oxígeno, ofreciendo los oxy shots, chupitos de alcohol inhalado. Lo vendían como la última tendencia para emborracharse y no dejar resaca.
La práctica es sencilla y con un precio asequible (un tubo costaba tan sólo cuatro euros). A través de una pequeña máquina el alcohol se convierte en vapor y en vez de beberse, se inhala. No suficiente con ello, tras esos dos minutos de inhalación, un chupito -esta vez bebido- de alcohol para terminar.
Directo a la córnea: el ‘eyeballing’
Como si de un colirio se tratase, la práctica del eyeballing consiste en introducir el alcohol en la córnea. Sin cuentagotas, con la botella directamente al ojo para conseguir una borrachera de forma directa pero con muchos riesgos, según advierten los médicos expertos: de las lesiones corneales a la ceguera.