Manuela Carmena, BBVA y el ministerio de Fomento están condenados a entenderse para desbloquear la Operación Chamartín. El Ayuntamiento de Madrid porque debe aprobar en el pleno la decisión; el banco porque es quien pondrá los 6.000 millones de euros necesarios; y el departamento que dirige Íñigo de la Serna porque posee la mayoría de los terrenos susceptibles de obra.
Con el objetivo de reducir las tiranteces que separan al Consistorio de la entidad financiera y Fomento, este lunes se han reunido las tres partes. A la salida, se han mostrado "contentos" y han mencionado la "buena disposición", pero el BBVA ha vuelto a presionar a Carmena: "No invertiremos en un proyecto de poca ambición".
Antonio Béjar, en representación del banco esta tarde, ha reiterado la importancia de la "rentabilidad", además de las vertientes técnicas y jurídicas. "Hemos percibido buena actitud, seguimos apostando por Madrid, pero no podemos aceptar un proyecto que no sea rentable". Estas palabras cristalizarán cuando el ministerio de Fomento apruebe la prórroga de sus derechos sobre los terrenos. Un movimiento contractual, tal y como adelantó este periódico, a punto de llegar. Más y cuando su caducidad está prevista el 31 de diciembre de este año.
Un máximo de seis meses
El concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo, ha explicado que las tres partes han acordado un calendario en aras a tramitar la Operación en seis meses como máximo. Hasta entonces, las reuniones técnicas serán frecuentes y una comisión similar a la de este lunes analizará el trabajo una vez cada mes.
El presidente de Adif, Juan Bravo Rivera, ha defendido los intereses de Fomento en la reunión. Su paso previo por el Ayuntamiento y la Comunidad le han colocado en todos los puntos de vista de esta operación que lleva encallada más de veintitrés años. "Espero que esto me ayude", sonreía al terminar la reunión. Ha destacado que las tres partes hayan acudido "sin apriorismos", "sin líneas rojas". En vistas a mostrar su compromiso con el desbloqueo de la operación, ha relatado: "No sólo miraremos por el bien de Adif, también hemos adquirido con el Ayuntamiento de Madrid el objetivo de construir ciudad".
Nada más colocarse ante los micrófonos, el edil de Urbanismo ha querido destacar los tres puntos en común entre los tres participantes: "Todos queremos buscar una solución al desarrollo norte de la ciudad", "deseamos un modelo racional y sostenible", y "la estación de Chamartín será un eje fundamental del proyecto".
¿Qué les separa?
Algo tan nimio como el nombre de la operación es la metáfora del abismo que todavía separa al Ayuntamiento y el BBVA. El banco llamó "Operación Chamartín" a su propuesta, mientras que el dibujo municipal hablaba de "Madrid Puerta Norte".
Preguntado por esta circunstancia, el concejal de Urbanismo ha dejado entrever que no está claro cuál será la denominación, pero ha asegurado que ellos siguen hablando de "la puerta norte de la ciudad", un punto que no gusta en los inversores.
Más allá de esta anécdota, el soterramiento de las vías sigue siendo el extremo de mayor divergencia. Los de Carmena rechazan construir viviendas y aumentar la edificabilidad gracias a este movimiento, que consideran irracional. En cambio, BBVA busca incrementar notablemente el número de viviendas en virtud precisamente del soterramiento.