La cúpula del Partido Popular quiere que el congreso nacional que se celebra en febrero sea lo más tranquilo posible, sin muchos cambios. En la ponencia política y de estatutos que dirige Fernando Martínez-Maillo se presentará un nuevo sistema de doble vuelta para elegir a los presidentes -nacional, regional y provincial-. Es la manera que ha encontrado el partido de contentar a las voces internas que pedían más democracia interna. A pesar de estos guiños, el aparato nacional no está dispuesto a limitar el mandato del líder. El texto vigente en los actuales estatutos del partido, que indica que el presidente del PP será automáticamente candidato a la Moncloa cuando se celebren elecciones, se mantendrá intacto.
A cambio de la investidura de Rajoy, el PP se comprometió con Ciudadanos a encontrar una fórmula para limitar el mandato de los presidentes del Gobierno a ocho años. Sin embargo, conforme la legislatura avanza, los conservadores van ninguneando cada vez más al partido que les ayudó a formar gobierno. El punto 96 de las 150 reformas que pactaron los dos partidos recoge textualmente "el compromiso de quien haya ostentado durante ocho años consecutivos el cargo de presidente del Gobierno no opte a la reelección". Desde Génova, sin embargo, deslizan ahora que ese acuerdo lo firmó el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso para desligarse del compromiso.
La voluntad de los conservadores es que Rajoy pueda volver a ser el candidato en las próximas elecciones, "sean el verano que viene o en 2019", argumentan las fuentes de la cúpula del partido consultadas por EL ESPAÑOL. A pesar de que el PP no tiene ninguna intención de sacar adelante esta iniciativa, el partido de Albert Rivera está dispuesto a formular su propuesta en el Parlamento. A juicio de la formación naranja, bastaría con sumar mayoría simple en el Congreso para actualizar la ley ordinaria 5/1997 del Gobierno, aprobada por el Ejecutivo de José María Aznar, e incluir el matiz: que ningún presidente pueda estar más de dos mandatos consecutivos en la Moncloa. Los conservadores, sin embargo, no se pronuncian sobre qué votarían en el caso de que la iniciativa llegue a la Cámara Baja.
Cuándo apartar a los cargos públicos imputados
No es la única parte del pacto que los conservadores no están dispuestos a cumplir. Según ha podido saber este diario, la dirección nacional del PP tampoco incluirá en sus estatutos la separación inmediata de los cargos públicos que hayan sido imputados formalmente o encausados por delitos de corrupción. En Génova mantienen que el momento de apartar a aquellos cargos públicos acorralados por la corrupción es cuando se abre juicio oral. Solo en casos de "flagrante delito", como el de Francisco Granados, la expulsión del partido sera "inmediata", sin esperar a que un juzgado se pronuncie.
El ocaso que sufrió Rita Barberá hasta su muerte es un asunto que supuso un antes y un después para que el PP se mantenga firme en este punto. "Muchas veces se aparta a personas con cargos públicos y luego salen absueltos. ¿Quién restituye el honor de esas personas?", se preguntan en Génova.
El punto 93 del acuerdo
Ciudadanos, sin embargo, se ampara en el pacto que firmaron para recordar al PP que un alto cargo deberá ser apartado de su cargo inmediatamente cuando haya sido imputado o encausado formalmente hasta la resolución definitiva del procedimiento judicial. Además, recuerdan que el punto 93 del pacto indica que "las personas que se encuentren en dicha situación no puedan ser incorporadas en las candidaturas electorales ni ser nombrados para desempeñar cargos públicos".
De momento, desde la formación naranja no quieren hablar de romper el pacto que mantienen vigente con el PP. Sin embargo, son conscientes de que los conservadores les han ninguneado desde que la legislatura echó a rodar y que han elegido a los socialistas como socios preferentes. No obstante, desde la cúpula del partido naranja no están dispuestos a que los conservadores se dediquen a "incumplir" las reglas del juego y a la vuelta de vacaciones volverán a "presionar" para sacar adelante las reformas pactadas. El misterio es saber si, esta vez, el PP se lo toman más en serio.