Dos agentes rurales salen del número 14 de la avenida Lluis Companys de Alcoletge (Lleida). Es el domicilio de David Iglesias, uno de los dos asesinados a tiros el sábado por un cazador furtivo. Han ido a coger algunas pertenencias de su compañero muerto. Se llevan un cuadro y algunos enseres personales de la víctima. Ninguno de los dos hace declaraciones. Uno de ellos porque tiene órdenes expresas de no hablar con la prensa. Su compañera porque está a punto de llorar. "Es una desgracia. Pobre David", es lo único que aciertan a decir.

Dos vecinos murmuran en voz baja a dos metros del portal: "La pobre Silvia (esposa del fallecido) estará destrozada. No creo ni que vuelva a esta casa. Y la entiendo. Pobre David", lamentan ambos, en la frase más repetida desde el sábado por los habitantes de este pueblo de 3.000 habitantes que aún no se ha recuperado de la última desgracia: "Hace un par de meses mataron a una chica del pueblo que era pescadera. 28 años tenía. Iba tranquila conduciendo camino de Lleida y se cruzó con dos locos que iban haciendo carreras con sus coches. La tiraron a un barranco y murió en el acto. Y ahora lo de David..."

David Iglesias, de 39 años, deja mujer y una hija de siete años y medio. En el pueblo han convocado un minuto de silencio por la mañana, que se celebra en la puerta del Ayuntamiento. Por la tarde se convoca un acto idéntico en Soses, el pueblo de Lleida del que era natural Xavi Ribes, el otro agente rural asesinado. El silencio en ambas concentraciones es estremecedor. Todo el mundo mira al suelo sin entender con certeza lo que ha ocurrido. Nadie se imaginaba que un control rutinario a un cazador fuese a terminar de forma tan trágica.

Xavi Ribes tenía 43 años y deja mujer, padres, tres hermanos y un niño de 10 años. Era hijo de Francesc Ribes, exalcalde de Soses. "Fue el primer alcalde de la democracia en este pueblo, como independiente", cuenta el actual alcalde, Isidre Mesalles.

En el pueblo no se habla de otra cosa. En la calle, en los bares, en los portales... "Es muy raro; lo máximo que le podía pasar al cazador era que le requisasen el arma. No le podía ni sancionar", cuenta un vecino que toma café en Lo Trull, el bar más grande de este pequeño pueblo de 1.800 habitantes.

Los guardas forestales, Xavi Ribes y David Iglesias.

El funeral de David Iglesias y Xavi Ribes tendrá lugar el lunes a las 4 de la tarde, en la parroquia de Sant Llorenç de Lleida. Ambos entierros se celebrarán juntos. Los dos fueron asesinados por Ismael Rodríguez Clemente, un cazador furtivo con la licencia de armas caducada.

Rodríguez, de 28 años y residente en Vacarisses (Barcelona) viajó el sábado con tres amigos a la localidad de Aspa (Lleida) a cazar tordos y zorzales, pero el grupo se dispersó y Rodríguez se encontraba solo en el momento en el que los dos agentes rurales le sorprendieron con un arma y le requirieron la documentación. Tras una breve discusión, Ismael les disparó en la cabeza a bocajarro. Iglesias y Ribes murieron en el acto. Acto seguido, el homicida llamó a Mossos d'Esquadra para confesar el crimen. La policía autonómica se lo encontró al lado de los dos cadáveres.

"Un chico encantador"

Si en las localidades natales de los fallecidos nadie da crédito a lo sucedido, en Vacarisses, el pueblo del homicida, tampoco. Casi todos los vecinos de El Palà, (urbanización en la que residía desde hace 15 años), le habían tratado. Es un lugar tranquilo, una zona de montaña alejada del casco urbano. Casi todos los habitantes se conocen.

Ismael da el perfil del "vecino que siempre saludaba", tal y como recuerda su vecina África: "Es un chico encantador. Hablábamos porque los dos tenemos perros. Yo iba a menudo a echarle comida a los suyos, porque toda su familia trabaja y los perros pasan mucho tiempo solos". África conocía su afición a la caza: "A veces lo veía con los remolques esos en los que meten a los perros para salir a cazar. Y anoche, cuando escuché la noticia por la tele y dijeron que el autor de los disparos era de Vacarisses, enseguida pensé en él".



La casa de la familia Rodríguez está cerrada a cal y canto. Durante toda la mañana desfilan por la puerta numerosos amigos y familiares y llaman al timbre, pero ninguno obtiene respuesta. "No tenemos ni idea de lo que le pasó por la cabeza. No es un chico conflictivo. Al contrario, es un chaval que no fuma, no bebe, no se mete en peleas..." cuenta abatido Antonio, amigo íntimo de la familia.

Concentración en Alcoletge, pueblo de donde era vecino David Iglesias. D.L.F.

"Isma se había independizado hacía poco tiempo. Lleva casi tres años con su novia, trabaja en la metalurgia y es aficionado a las motos y a la caza. Nos juntábamos en un local social que hay aquí cerca y siempre jugábamos al futbolín. Nunca dio un problema. Si fuese un tío conflictivo te lo diría, pero no es el caso", explica Toni, hijo de Antonio y compañero de Ismael en su pequeño club de aficionados a las motos. "Salíamos de vez en cuando en grupo a dar paseos en moto. Un tío tranquilo, como toda su familia. No me lo explico", es lo único que acierta a decir Toni.

Su padre, Antonio, retoma la palabra para recordar a la familia de Ismael: "A mí lo que me da miedo es que Segundo (padre del homicida) haga una tontería... pero contra sí mismo. Es un hombre muy sensible y aprensivo y no sabemos cómo va a reaccionar. Me da miedo que no lo afronte bien y se quite del medio", teme. "De hecho, yo creo que están dentro de casa pero que se habrán tomado algo para dormir y que no los molesten", aventura a decir. "Nosotros hemos venido a darle ánimos a la familia. Y la verdad es que me gustaría poder hablar con Ismael, para que me cuente qué ha pasado por su cabeza. Pero es que ya no hay solución. Si pegándole una hostia se arreglase, yo le iba a meter no una, sino cuatro. Pero ya no hay solución. Ha destrozado tres familias. Las de los dos agentes muertos y la suya".

El asesinato de dos agentes rurales es la comidilla de todo el barrio de El Palà. Un par de casas más abajo, tres vecinos comentan el suceso. Con ellos se encuentra un chico de 13 años que juega a fútbol en el equipo de Castellbell, el municipio vecino de Vacarisses. "Yo a Ismael lo conozco porque a veces organizamos partidos entre gente de las urbanizaciones. Nos mezclamos jugadores de todas las edades. Él siempre ayuda a los pequeños y nos da consejos. A mí me cae muy bien. Bueno, me caía..." concluye el chico.

El martes pasará a disposición judicial

Ismael era el único miembro de su familia que mantenía la afición a la caza. Salía posando con una escopeta en muchas de las fotos que colgaba en sus redes sociales. Su padre dejó de cazar hace tiempo. Antes regentaba un bar en la calle Àngel Guimerà de Terrassa, pero lo cerró hace un par de meses. Compaginaba la hostelería con su trabajo de conductor de camiones. A su mujer, Lola, la tienen que operar en estos días. Como nadie podía hacerse cargo del negocio, decidieron dejarlo.

El hermano de Ismael también se ha desempeñado siempre en ambientes rurales. Hasta hace unos años trabajó en Protección Civil de Vacarisses, pero cambió su trabajo por el de conductor de ambulancias en Terrassa. El sábado sólo acertaba a decir que se están enterando de las noticias por la prensa, pero que no hay excusa para lo que ha hecho su hermano.

Ismael pasará el martes por la mañana a disposición judicial, en el Juzgado de Instrucción número 4 de Lleida. La abogada de la familia declaró a Europa Press que Ismael está destrozado y que no recuerda nada de lo sucedido, pero que no tenía voluntad de matar. "Hombre, si no tienes voluntad de matar no apuntas a la cabeza", señala Carmelo Ribes, exconcejal del Ayuntamiento de Soses. "No es familia mía pero como si lo fuese. En este pueblo hay mucha gente que se apellida Ribes, como nosotros", puntualiza. "A su madre la han tenido que ingresar por el shock. Y a su padre lo iban a operar mañana. No sé en qué quedará eso", indica.

No lo sabe porque las familias aún no han elegido a un portavoz que dé las explicaciones pertinentes. En las próximas horas está previsto que nombren a uno. "Nos habían dicho que había dos o tres personas que se habían ofrecido a las familias para hablar con la prensa, pero no creo yo que las familias estén pensando en eso ahora", cuenta un vecino de Alcoletge.

Mientras, en el domicilio de los padres de Ismael, sus tres perros son los únicos que no ladran a los visitantes. La casa está en una pequeña colina rodeada de chalets y masías. Todos los vecinos tienen perros guardianes que advierten de la llegada de forasteros. Los de la familia Rodríguez callan, se acercan a la valla y observan a los visitantes desconcertados, como si de algún modo fuesen conscientes de la locura que ha cometido su dueño.

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