Melilla, desbordada, plantea que España pague centros de menores en Marruecos
La ciudad acoge ya el doble de niños de su capacidad y la presión migratoria aumenta. En la última redada se recogió a 37 en las calles.
5 febrero, 2017 02:41La creciente presencia de menores extranjeros que viven en las calles de Melilla se ha convertido en un problema. El 26 de enero, las fuerzas y cuerpos de Seguridad detuvieron a 37 menores extranjeros no acompañados (MENA) junto al puerto y en la zona vieja de la Ciudad Autónoma.
La legislación española, que prioriza la integridad del menor, obliga a proteger a estos niños, que solo pueden ser repatriados en el caso de que las autoridades del país de origen puedan garantizar el reingreso en su familia o en un centro de menores. Para ellos no rige la Ley de Extranjería.
El centro de atención que tiene Melilla para atender a estos menores está saturado y rebasa con mucho su capacidad. Acoge actualmente a 540, "el doble de los que podemos soportar", señala Daniel Ventura, consejero de Bienestar Social.
Melilla quiere devolver a los menores a su país, pero considera que Rabat no los aceptaría a pesar del acuerdo bilateral
El Gobierno de Melilla querría enviar a los menores marroquíes de vuelta a su país, pero considera que Rabat no los aceptaría a pesar de haber firmado un acuerdo bilateral de readmisión en 2003 y ratificarlo en 2013. Por ello, Ventura es partidario de crear centros de menores en Marruecos: "Hay que abrir centros de acogida allí pagados por España. Creo que hay interés, motivación y ganas de realizarlo pero hace falta que el Gobierno marroquí mueva ficha".
Repatriar con garantías
Ventura quiere dejar claro durante la entrevista con EL ESPAÑOL que no habla de "devoluciones" sino de "repatriación con la garantía de los menores, que es lo que prima, el interés superior del menor".
El político explica que la mayoría de estos chavales entran por la frontera "a la carrera, entre los porteadores que cada día hacen el trasiego de mercancías, pero también en vehículos o dentro de un bolso, o con documentos falsos". "Son niños de la calle", añade, "que vienen con grandes complicaciones, han sido maltratados, han sufrido abusos y tienen unas historias muy problemáticas. Como consecuencia de las malas experiencias vividas han aprendido a subsistir, no aceptan normas, no se fían de mucha gente...".
El perfil de estos menores es heterogéneo, pero la mayoría son marroquíes. "Buscan la residencia, documentos para poder conseguir después reagrupaciones familiares, viajar a la Península y vivir en un mundo mejor", detalla el consejero. Pero, empujados a la marginalidad, si no salen en su auxilio "tendrán que prostituirse, cometer delitos, robos o lo que haga falta, porque muchos acaban enganchados a las drogas y tienen necesidad de consumir".
Para Ventura, el lugar idóneo para un niño es el seno de la familia "donde su desarrollo físico y psicológico va a ser el más adecuado". Por ello pretende sensibilizar a las familias haciendo campañas en Marruecos: "Hay que sensibilizar a la población civil y concienciar también a las autoridades marroquíes, que no pueden seguir actuando como toda la vida, es decir, mirando para otro lado o desentendiéndose de un problema que es más suyo que nuestro, porque son chavales que no dejan de ser súbditos marroquíes".
'Si una persona que trabaja en un centro tiene conductas agresivas con los menores va a la calle y termina en el juzgado'
Organizaciones de derechos humanos que trabajan con los MENA en Melilla, caso de Prodein o Harraga, han denunciado en repetidas ocasiones que la causa de que los niños vivan en la calle "se debe a los maltratos que reciben en los centros". "No tengo constancia de que lo hayan denunciado en el juzgado, que es donde tiene que hacerse", replica el consejero. "Si me entero de que hay un cuidador, un educador, un vigilante, o cualquier persona que trabaje en un centro que lleve a cabo conductas agresivas hacia los menores, inmediatamente va a la calle, termina en el juzgado y va por lo penal. Pero lo que pasa es que fácil hacer acusaciones pero después no demostrarlas", se justifica el político.
De hecho Ventura ha puesto en manos de la Fiscalía de Menores el último informe de la Asociación Harraga porque "si sus conclusiones son ciertas habrá que meter a alguien en la cárcel, pero si son infundadas tendrán que acarrear las consecuencias de decir cosas que no son".
Proteger la infancia
A principios de la década de los 90 comenzaron a entrar los primeros menores a Melilla, pero entonces no existían leyes de protección y no ingresaban en los centros de acogida. Es en 1997 cuando se registran los dos primeros casos de MENA, que con los años fueron incrementándose progresivamente".
Daniel Ventura hace un llamamiento a los melillenses para que no criminalicen a los chavales -algo frecuente en las redes sociales-, porque "solo el 10% de los delitos cometidos en la localidad se atribuyen a menores". Hay que tener en cuenta que en Melilla, con 12 km cuadrados de extensión, hay problemas de saturación y la presión migratoria empieza a vivirse como una amenaza.
Mientras tanto, se descubren nuevas modalidades de entrada por la frontera. La última, mujeres que pasan a Melilla con bebés ocultos en sus bolsos. Recientemente dos marroquíes fueron detenidas con una recién nacida de un mes y medio en un bolso. La niña sufrió problemas respiratorios por permanecer sin oxígeno suficiente durante el camino. Las mujeres fueron detenidas y puestas a disposición judicial, y la bebé ingresó en la Casa Cuna, el centro de acogida con pabellón para niños y niñas de 0 a 4 años.