Más de 800 migrantes subsaharianos han conseguido romper las dos vallas de seis metros que separan Marruecos y Ceuta y entrar en la ciudad autónoma. El viernes lograron pasar 498 y "a otros 250 se lo impidieron las fuerzas de seguridad marroquíes", según la agencia nacional de noticias Maghreb Arabe Presse (MAP). La madrugada del lunes entraron 356 africanos forzando la valla en la misma zona del perímetro fronterizo, la vaguada de Finca Berrocal, un punto de "visibilidad reducida" que complica la intervención de las fuerzas de seguridad españolas.
Las ONG consultadas por EL ESPAÑOL, e incluso los propios inmigrantes, consideran que lo que ha pasado en las últimas 72 horas en la valla entre Marruecos y Ceuta "no es lo normal" dentro de las dinámicas de control de migración. "Entramos en la ciudad rápido, la Guardia Civil no hizo nada, estaba tranquila", aseguró con nerviosismo por teléfono uno de los jóvenes que ya había conseguido entrar en Ceuta.
La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) ha desmentido a este periódico que la entrada del medio millar de migrantes el pasado viernes se debiera a la falta de dispositivos por encontrarse en el puerto para controlar una huelga de estibadores, como argumentó el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, durante su visita a la frontera ceutí.
"La huelga se había desconvocado y estaba prevista para la mañana del lunes", aseguró José Cobos, secretario nacional de prensa de la AEGC en Ceuta. Desde esta institución la solución es que "la Unión Europea (UE) se implique más y dé fondos extra a España para el mantenimiento de las fronteras de Ceuta, Melilla y Canarias". El viernes solicitaron, a través de un comunicado, "un retén en la frontera para minimizar el tiempo de respuesta y hacer frente a la avalancha, además de apoyar a los compañeros del perímetro". También consideran que la "prevención debería ser prioritaria" para mantener la seguridad en la linde.
Lo que a Marruecos no le gusta de Europa
España y Europa están al tanto de la estrategia de Marruecos para conseguir que se lleve a cabo el Acuerdo Comercial Agrícola entre el país magrebí y la UE, tras una amenaza abierta del ministerio de Agricultura y Pesca de Rabat recogida en un comunicado del 6 de febrero que fue difundido en la MAP.
"¿Cómo queréis que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros?", se preguntaba el ministro de Agricultura, Aziz Akhannouch, refiriéndose a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) del 21 de diciembre, que no permite a Marruecos comercializar con los productos del Sáhara Occidental porque no forman parte del país.
Además, en Rabat, también molestaron las declaraciones del eurodiputado Miguel Arias Cañete del pasado 6 de febrero, que en respuesta a un pregunta parlamentaria reconoció "la condición jurídica distinta y separada del territorio del Sáhara Occidental", y confirmó que "el fallo del tribunal afectaría a proyectos futuros de cooperación conjuntos".
El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Salaheddine Mezouar, considera a España como "un país amigo y fundamental para preservar la serenidad" y después de reunirse con su homólogo, Alfonso Dastis, en Rabat el 13 de febrero, dejó claro que "Marruecos no aceptará que los acuerdos que firmó y que están en curso no se lleven acabo de una manera u otra". Por su parte Dastis confesó: "Lo estamos examinando junto a Marruecos y a nuestros socios, y no hemos llegado a ninguna conclusión, pero tenemos interés en fortalecer una relación que es muy importante para los dos y estamos seguros de que vamos a encontrar una salida".
Esa relación está bien clara. España y Marruecos, al margen de la UE, mantienen acuerdos bilaterales en materia de terrorismo y seguridad, que afectan sobre todo a Ceuta y Melilla; y mantienen "extraordinarias relaciones económicas". En los últimos seis años se ha duplicado el comercio entre ambos países y España se ha consolidado como el primer socio comercial del reino alauí desde 2013, desbancando a Francia. Por ello, Dastis confesó que España está "muy satisfecha de la colaboración de Marruecos", y por lo tanto considera que "no hay ningún riesgo de que se materialice una supuesta relajación del control migratorio".
España tiene interés particular en conseguir que la UE y Marruecos se entiendan para poner en marcha el Acuerdo Agrícola, al margen del Sáhara Occidental si es necesario, porque el próximo año tendrán que negociar también el Acuerdo de Pesca, que ya costó rubricar en 2014, y que afecta más directamente a los intereses españoles que al resto de Europa.
Existen precedentes
Precisamente la entrada de migrantes se produce al mismo tiempo que en Málaga se celebra la XXV cumbre hispano-francesa, donde los dos grandes socios del país del norte de África tratan el futuro de la UE y cuestiones de carácter internacional.
Por su parte, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) también ha querido intervenir, y condena "la utilización de inmigrantes africanos clandestinos como medida de presión, algo que Marruecos ha utilizado siempre". Así lo ha hecho saber el Frente Polisario a través de un comunicado publicado en la agencia de noticias nacional Sahara Press Service (SPS). Los saharauis acusan a Marruecos de "chantaje a la UE y a España"; y consideran que "si hacen la vista gorda a este chantaje, supondrá la pérdida de credibilidad de la UE y sus instituciones, incluida la jurídica".
La última vez que Marruecos abrió sus fronteras fue el 12 de agosto en 2014, cuando el yate del rey Mohamed VI fue interceptado en aguas de Ceuta durante sus vacaciones. La medida de seguridad enfadó al monarca y 1.200 inmigrantes llegaron a las costas españolas en los días inmediatamente posteriores.
La ciudad autónoma vive "en permanente tensión", asegura Abdelmalik Mohamed, presidente del Club Residentes en Ceuta. Y explica que ante los últimos acontecimientos se intentan organizar ya que el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), con capacidad para poco más de 500 personas, supera los 1.000 residentes. Se han acondicionado los espacios comunes (aulas, salón de actos, polideportivo y comedores) para acoger a los subsaharianos que han llegado estos días hasta que se les traslade a la península.