El PP en las Islas Baleares está muy dividido y desde Génova ya vaticinan que en el congreso regional que se celebrará a finales de marzo habrá una dura guerra por hacerse con el control del partido. Ahora mismo, la formación la lidera de forma interina Miquel Vidal, pero la verdadera batalla la libran dos aspirantes a sucederlo: el expresidente del Govern, José Ramón Bauzá, que vuelve para "hacer frente a la deriva nacionalista-regionalista" y Biel Company, su propio exconseller de Agricultura que encabeza el sector más regionalista del partido.
Génova, de momento, se mantiene al margen y solo se limita a pedir una candidatura única que a día de hoy es imposible. Las mayores diferencias que hay entre las dos listas es por la lengua: Bauzá defiende más las modalidades propias de las islas mientras que el sector de Company apuesta más por la unidad del catalán, también en Baleares.
Cuando el expresident anunció su candidatura, a muchos en el partido le sorprendió que quisiera repetir. Una corriente interna del PP critica que su "etapa ya ha terminado" y que "no era necesario volver". Sin embargo, su entorno más cercano incide en que "está ilusionado" y que da un paso al frente única y exclusivamente para "evitar que el PP pierda sus esencias".
Hasta cuatro candidatos se lanzaron a la carrera por liderar el partido, aunque Bauzá ya ha unido ya fuerzas con la diputada Aina Aguiló y trabaja ahora por unificar fuerzas con Jaume Bauçà, otro de los candidatos. Una estrategia que es vista desde fuera como "la evidencia de que está en minoría".
Desde la corriente interna que lidera el expresident aseguran tener controladas las juntas de distrito de Palma y confían en que su poder crezca en los municipios y en islas más pequeñas, donde sus rivales son mucho más fuertes. Si finalmente pierden, como pronostican desde Madrid, la facción de Bauzá confía en quedarse con una cuota de poder dentro del PP y en el futuro Govern si el partido consigue hacerse recuperar el Ejecutivo en 2019.
Los claros favoritos a ganar la partida son los integrantes de la corriente regionalista que lidera Company. Desde el entorno de Bauzá lo definen como "el hombre de paja de quien quiere volver a tener el poder en el partido": Gabriel Cañellas, primer presidente del Gobierno de Baleares con el PP que tuvo que dimitir en 1995 por estar implicado en el caso de corrupción del túnel de Sóller.
Esencias del regionalismo
El propio Company ha difundido voluntariamente a través de redes sociales fotografías recientemente con él. De hecho, su objetivo es volver a las esencias del regionalismo que lideró en su época el propio Cañellas. Entre sus hombres de máxima confianza está el actual secretario general del partido en la región, Sebastià Sagreras, y el portavoz del partido, Llorenc Galmés, así como gran parte del grupo parlamentario y destacados miembros del PP de Palma.
Los críticos con la actual dirección le culpan de haberse vendido al Gobierno socialista de Francina Armengol. Como ejemplo citan que el PP impidió con sus votos una comisión de investigación sobre Sa Nostra, que afecta directamente a la presidenta socialista. Además, acusan a la actual dirección de "perder la identidad" y "traicionar" los principios del PP; les tacha de liderar la deriva "catalanista" y de renegar de decisiones clave tomadas por el Ejecutivo que lideró Bauzá, como el modelo de trilingüismo implantado para garantizar la enseñanza en español, mallorquín e inglés.
Que gane Company "por descarte"
La dirección nacional del partido quiere evitar a toda costa que se visualice en un cónclave la división frontal que existe en Baleares. Sin embargo, en Madrid son conscientes de que las dos facciones son antagónicas, a pesar de que las dos llevan en su programa limitar los mandatos a ocho años y prohibir que una persona acumule más de un cargo.
Fuentes internas del PP nacional se muestran convencidas de que el tiempo de Bauzá forma parte del pasado y confían en que gane Company no "por convicción", sino "por descarte". El miedo que tienen es que cuando se inicie la campaña la guerra se recrudezca y de cara a la opinión pública se deje ver la división tan profunda que existe en el partido.