El padre Román, el único acusado de abusos sexuales a un menor en el conocido como caso Romanones, ha negado cualquier tipo de relación o abuso sexual con el denunciante o que con sus compañeros mantuviera comportamientos homosexuales, y ha asegurado que todo se engloba en el "amor cristiano".
Lo ha hecho durante la primera sesión del juicio que se celebrará hasta el próximo 21 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada, y ha mantenido, como hizo durante la declaración indagatoria, que su comportamiento respondía a un proceder de "amor cristiano", en el que ha asegurado no hubo conductas sexuales.
El acusado, para el que la Fiscalía solicita nueve años de prisión por abuso sexual a un menor, ha asegurado que "asesoró" al joven denunciante en diferentes momentos de su vida y ha negado cualquier comportamiento sexual o que compartiera cama con el entonces menor: "No me entra en la cabeza dormir con otra persona".
"No he dado besos en la boca en mi vida, ni los he recibido", ha dicho el único acusado en la causa, que ha señalado que se distanció del denunciante porque llevaba "una doble vida", y ha añadido que mantuvo una relación de consejo con la que fue novia del entonces menor, que le contó que la acosaba.
El padre Román ha negado además que los sacerdotes que convivían mantuvieran relaciones homosexuales "de ningún tipo" y ha defendido que la carta al denunciante que firmó con un "te quiero mucho" se enmarcaba en el contexto "cristiano" de la palabra amor.