Este domingo a la hora del aperitivo en Ceuta sonaron cacerolas, sartenes, silbatos y bocinas desde la plaza de la Maestranza hasta la de África, frente al Ayuntamiento. Más de mil personas, 1.300 según el recuento de la Policía Nacional, han recorrido las calles del centro de la ciudad autónoma para exigir a las autoridades una "Ceuta segura" y que "pare la escalda de delincuencia".
José Lladó y Nuria Parra, una pareja joven ceutí, creó la plataforma 'Ceuta Insegura', con más de 13.000 seguidores en Facebook, para organizar este domingo una cacerola en protesta por la violencia en la ciudad.
El apuñalamiento de Ibrahim, un joven del norte de Marruecos, en la playa a manos de tres menores extranjeros no acompañados (MENA) que le intentaban robar el pasado 10 de marzo, volvió a desatar las protestas en Ceuta por falta de seguridad y el incremento de actos violentos.
Tras una primera concentración el pasado 17 de diciembre para reclamar "más seguridad en las calles" y una reunión con Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma, a principios de año, "nos hemos percibido ningún cambio" y "queremos salir a la calle sin miedo", aseguró Nuria Parra, micro en mano.
Valoran que se convoquen más plazas de Policía Local, pero "si nos tenemos que trasladar al Gobierno central, allí estaremos. No dejaremos que Ceuta se desvanezca", aseguró el otro organizador de la marcha, José Llanos, en un comunicado.
En la protesta, donde se corearon eslóganes contra los migrantes, se vieron rostros conocidos en la política local, del PSOE y de Ciudadanos. Sin embargo, estuvo ausente el colectivo musulmán, una de las comunidades más vulnerables y la que sufre directamente las consecuencias de la delincuencia. Desde el Club Residentes en Ceuta lamentan que se pida seguridad para "un estatus muy concreto". Su presidente, Abdelmalik Mohamed, manifiesta a EL ESPAÑOL que "existen dos Ceuta, la pobre y la rica. La pobre hoy no salió a la calle", y llama a iniciativas del estilo pero "en favor de los parados y los jóvenes sin futuro".
"Hay tensión"
El Gobierno de Ceuta ejerce la tutela de los menores extranjeros sin familia, la mayoría con edades entre los 12 y 16, e invierte más de cinco millones de euros en atención de los MENA que entran de Marruecos. Además proyecta construir otro centro de acogida ante el "colapso" del Centro de Menores La Esperanza. Los datos los facilitó la responsable política del área de Menores en Ceuta, Adela Nieto, en el último pleno el 21 de marzo ante la pregunta de la diputada del Movimiento para la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta (MDyC), Fátima Hamed Hossain, sobre las políticas educativas y sociales del PP con los MENA.
Hossain explicó a EL ESPAÑOL que "hay tensión". "No se puede negar que hay una tirantez respecto al problema de los MENA en la sociedad ceutí y que hay un sentimiento en la ciudad de que los delitos los comente este colectivo", apuntó la diputada, que señala como responsable a las autoridades porque "miran para otro lado, y no han llevado a cabo las inversiones que programaban en Marruecos para crear centros de integración".
Niños en la calle
Más de una treintena de menores viven en la calle, cerca del puerto de Ceuta. La mayoría son marroquíes, pero hay algún argelino. Mohamed tiene 16 años y es de Fnideq (Castillejos). Lleva seis meses en Ceuta, entró en los bajos de un coche, y no quiere volver al Centro de Menores de La Esperanza porque "no hay ley". "Los trabajadores pegan a los chicos pequeñitos", asegura todo el grupo del puerto. Hay hasta niños de 10 y 11 años, que los mayores protegen. Duermen donde pueden, en los bajos de los vehículos, en los portales o en los tejados de las gasolineras, y comen de la basura.
Aseguran a EL ESPAÑOL, "nosotros no hacemos nada. Solo queremos ir a España" (refiriéndose a la Península). Tienen la mirada puesta en el camión que pasa o en "la cuerda del barco de Baleria". Creen que "será un vida mejor" donde podrán estudiar o jugar al fútbol. Los "amigos" que vivían con ellos y que llegaron "allí" les cuentan por teléfono que tienen "una buena vida", que "les dan de todo".
"La gente del puerto no creamos líos, solo queremos salir. Los que roban son los del centro de menores. No les dan ropa, no hay nada, los chicos tienen muchos problemas y bajan a robar", aseguran. Aunque sí confiesan que tienen enfrentamientos a veces con la policía, que "hace su trabajo, no dejarnos entrar al puerto".
Mientras están explicando que han intentado entrar a España en un camión o en una moto desde la playa, se para un coche, salen dos policías secretas y al momento aparece un coche de la Policía Nacional que espanta a los niños.
Juan Amado, vocal del Consejo de la Guardia Civil de Ceuta y portavoz de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) explicó a EL ESPAÑOL que "el problema es que los chicos no son capaces de asumir la disciplina del centro". Además Amado considera que estos menores no están solos, que "tienen padres, y simplemente vienen a buscar algo mejor". Además reconoce que son "los menos los que se drogan y roban".
Ceuta "desbordada"
Ceuta, al igual que Melilla, al ser ciudades fronterizas, está acostumbrada a convivir con estos menores, pero anteriormente entre 60 y 70 años tutelados, mientras que actualmente el Centro de Menores de La Esperanza tiene 170 y a veces llega hasta los 200 acogidos.
Nieto anunció en una rueda de prensa con los medios el 17 de marzo que los gobiernos de esta ciudad y de Melilla trabajarán conjuntamente para que el Estado otorgue más ayudas destinadas a los centros de menores porque están "desbordados".
Otra solución en la que trabajan es estrechar contactos con las ONG para que los menores permanezcan con sus familias en el país de origen, aunque por el momento ningún menor ha sido reagrupado con sus padres desde Ceuta.
En el ámbito de la vigilancia, se prepara aumentar la presencia policial en las zonas de mayor concentración de menores.