Después de seis años luchando décima a décima cada punto de reducción del déficit, los números pueden empezar a acompañar a España a partir de este ejercicio. Por primera vez desde el estallido de la crisis el país tiene al mismo tiempo inflación y crecimiento económico, lo que empuja al PIB y también a los ingresos públicos. Es el escenario que el Ministerio de Hacienda lleva esperando muchos años y que ayudará a cumplir con el objetivo de déficit por primera vez sin prórrogas.
Los cálculos internos que maneja BBVA Research apuntan a un incremento de los ingresos públicos de 55.000 millones de euros para los dos próximos años. Un ritmo sólo comparable al que hubo durante la burbuja inmobiliaria y que elevará los recursos de las Administraciones Públicas a su máximo histórico. Y todo ello sin nuevas subidas de impuestos.
BBVA estima que los ingresos públicos crecerán más rápido que el PIB, lo que permitirá incrementar el porcentaje de recursos del Estado sobre el total de la economía (presión fiscal) y así reducir el déficit a pasos agigantados. La entidad prevé que los ingresos aumenten en 26.000 millones este ejercicio, por encima de los 21.500 millones que ha previsto el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado.
Para 2018, BBVA anticipa un incremento superior, que alcance los 29.000 millones de euros, lo que sería el cuarto mayor avance de toda la serie histórica (sólo superado por los años de la burbuja inmobiliaria, 2006, 2007 y 2008). Estas cifras contrastan con el ritmo de crecimiento lento de los últimos años que dificultaba en gran medida el ajuste del déficit. En 2016 los ingresos crecieron en 12.100 millones de euros (menos de la mitad de lo que estima para este ejercicio), en 2015 se incrementaron en 7.800 millones y en 2014 algo menos de 4.500 millones.
La ‘magia’ de la elasticidad
Al finalizar el año 2018 los ingresos del Estado (que incluye tanto la recaudación tributaria, como las cotizaciones sociales o los precios y tasas públicos) se situará en el entorno de los 477.000 millones de euros, el más alto de toda la serie. Esto significará que el peso de los ingresos sobre el PIB alcanzará el 38,8% del PIB, frente al 37,9% de 2016. Esto significa que la recaudación como porcentaje del PIB se incrementará en un punto, volviendo a los niveles que había antes de la rebaja de impuestos de 2015 y 2016.
Si las previsiones de BBVA están en lo cierto, los ingresos públicos crecerán a un ritmo superior al PIB nominal (PIB real más inflación), lo que mostrará una gran elasticidad de la recaudación. Para 2017 la entidad prevé un crecimiento del PIB nominal del 5,1%, mientras que los ingresos avanzarán un 6,2%. De cara a 2018 estima un avance del PIB del 5,3% y del 6,5% para los ingresos.
El principal factor diferencial frente a los ejercicios anteriores es la recuperación de la inflación. La subida de precios incrementa las bases imponibles, empuja los salarios con lo que mejora la recaudación del IRPF y las cotizaciones, y también permite elevar los precios públicos y las tasas. BBVA cree que el deflactor del PIB (el resultado de la inflación) será superior al que estima el Gobierno en su cuadro macroeconómico, lo que permitirá una recaudación mayor de la esperada por Hacienda. El Ejecutivo sitúa el deflactor en el 1,6% para este ejercicio, mientras que BBVA lo eleva hasta el 2,1% para este año y al 2,5% el siguiente.
El déficit está controlado
Con este ritmo de los precios y la elasticidad estimada para los ingresos, el resultado es el fuerte incremento de los ingresos previsto por BBVA Research. Si se cumplen sus previsiones, el Gobierno podrá cumplir con facilidad la senda de reducción del déficit pactada con Bruselas. El objetivo para este año es reducir el desfase de las cuentas públicas hasta el 3,1%, lo que exige un ajuste del entorno de 15.000 millones de euros. Teniendo en cuenta que el techo de gasto está congelado y que los ingresos podrían crecer en 26.000 millones de euros, el objetivo del 3,1% no debería complicarse.
Y para 2018 el margen es tal que el Gobierno podría introducir algún estímulo fiscal, ya sea rebajando los impuestos (como prometió durante la campaña electoral) o incrementando los gastos o la inversión. Según las estimaciones de BBVA, sólo con el ciclo económico se podrá rebajar el déficit público hasta el 2,1%, por debajo del objetivo del 2,2% fijado por la Comisión Europea.
Si se cumplen estas previsiones, España será el último país de la eurozona en bajar su déficit del umbral del 3%, con lo que podría salir definitivamente del Procedimiento de Déficit Excesivo. A partir de ese momento, Hacienda volverá a tener margen de actuación para hacer política con el Presupuesto, al margen de los ajustes de los últimos ejercicios. El ministro Cristóbal Montoro lo ha explicado en numerosas ocasiones: este es el último año complicado en el que Bruselas exige un gran esfuerzo. Si se cumple, Bruselas dejará de apretar como hasta ahora.
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