Sandro Rosell controlaba desde Líbano una red de empresas utilizadas presuntamente para lavar capitales y retornarlos a España. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, la investigación sobre las finanzas del expresidente del F.C. Barcelona -detenido este martes junto a su mujer Marta Pineda y a otras tres personas- se centran entre otras en una empresa radicada en Beirut, llamada Sport Investment Offshore y controlada por un antiguo compañero de estudios de Rosell, llamado Sahe Shane Ohannessian, también detenido en Barcelona.
Según los registros mercantiles, Rosell traspasó en junio de 2011 las acciones de su principal empresa española (Bonus Sport Marketing) a una sociedad abierta en Beirut dos meses antes y controlada por su antiguo compañero de estudios en ESADE. Desde allí, los investigadores piensan que bajo el amparo de su compañero fue capaz de mover parte de los 15 millones de euros que la Audiencia Nacional le acusa de mover de espaldas a Hacienda.
Según confirman a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación, el cuarto de los detenidos es un empresario español afincado en Andorra y llamado Carlos Besoli, cuyo domicilio fue también registrados por efectivos de la policía andorrana, en coordinación con el Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional. En total, los agentes realizaron registros en domicilios y despachos profesionales de Barcelona, Girona, Lleida y el Principado de Andorra.
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Según la tesis de los investigadores, el dinero presuntamente lavado por Rosell procede de operaciones con derechos de imagen de la selección brasileña de Fútbol mientras el expresidente del Barcelona era responsable en Latinoamérica de la firma de ropa deportiva Nike. Según las pesquisas, Rosell se repartió esa cantidad con el expresidente de la federación de fútbol de Brasil, Ricardo Teixeira, e hizo llegar su parte a España por medio de una red de sociedades en el extranjero que terminaban en Andorra.
La investigación parte de una petición de la Fiscalía de EEUU, que desde 2015 investiga las finanzas de Rosell en relación con la presunta compra de voluntades a funcionarios de la FIFA, el máximo órgano de control del fútbol mundial. De hecho, los investigadores han bautizado la operación con el nombre de Rimet, en referencia a Jules Rimet, presidente de la FIFA a finales del siglo pasado y que daba nombre al antiguo trofeo de la Copa del Mundo.