Pedro Sánchez no tendrá acta de diputado. Tampoco de senador. Si quisiera, podría ser designado por alguna comunidad autónoma y entrar en la Cámara Alta, pero la opción no entra en sus planes.
"Será un secretario general como no podría haberlo sido Susana [Díaz] ni Patxi López, que tendrían que haber compatibilizado el liderazgo del partido con la Junta o su trabajo parlamentario. Pedro será secretario general a tiempo completo, con dedicación exclusiva y con mucho margen para innovar, para hacer política de otra manera", explica uno de sus más cercanos colaboradores.
Es difícil determinar si Sánchez quiere hacer política "de otra manera" porque no le queda más remedio o por convicción, pero según fuentes cercanas al líder electo aseguran que compensará con más presencia en la calle el no poder medirse cada semana con Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez pretende pisar mucho más la calle, reunirse con colectivos que desde hace años miran con recelo al PSOE y recuperar el favor de la ciudadanía frente a un Parlamento que, sin acabar de estar al 100% operativo y con Rajoy en la Moncloa, no puede satisfacer las necesidades de su electorado, especialmente el que se ha ido a Podemos.
Similar a Pablo Iglesias
Sánchez ha decidido optar por una estrategia que en algunos puntos podría semejarse a la de Pablo Iglesias, que asegura ganar en la calle las batallas que no logra sacar adelante en las Cortes. "La moción de censura no va a prosperar, pero la vamos a ganar en la sociedad", dijo hace unos días.
La proyección de esa mayoría en la calle de la que habla continuamente Iglesias no tiene traslación en los votos que configuran las mayorías parlamentarias, pero sirve a Podemos como constante trampolín en cuanto a expectativas. Si hace que cale la idea de que la calle está con él frente a unas Cortes poco menos que inútiles (en el mejor de los casos) o contrarias a la voluntad popular (en el peor), escalar posiciones en las próximas elecciones podría ser cuestión de tiempo.
Ahora, en la calle tendrá que compartir espacio con Sánchez, a quien el voto en contra del PP y de Podemos le impidió ser presidente, como éste recuerda siempre que puede. En ese sentido, un documento interno de Podemos del que ha informado El Independiente señala que la victoria de Sánchez es una mala noticia para la formación. "El proyecto de Pedro Sánchez ha sido siempre el jugar con los tiempos políticos para intentar aniquilarnos como alternativa de Gobierno", señala el documento.
Primero, sanear el partido
La prioridad de Sánchez no es hacer oposición en el Congreso sino hacerse con los mandos de Ferraz, lograr una mínima paz interna en el partido y recuperar el crédito social perdido. Para esas tareas, Sánchez cree que necesitará todo el tiempo del mundo y que le beneficiará estar fuera del Parlamento mientras sus rivales siguen en la Carrera de San Jerónimo sin poder echar a Rajoy.
El líder del PSOE insiste mucho en recuperar el prestigio social y asegura que para su Ejecutiva escogerá a líderes reconocidos en las áreas en las que tendrán que trabajar.
Sánchez prevé dar una gran batalla por el liderazgo de la izquierda, pero no quiere atacar a Iglesias más de la cuenta porque podría ser contraproducente. Para él, basta con que los electores lo vean como una opción más realista de cambio.
Podemos y la moción de censura
Pero Podemos no se va a quedar quieto y pretende comenzar a erosionar ya el dulce momento de Pedro Sánchez. La primera prueba es la moción de censura que el Congreso debatirá unos días antes del cónclave socialista.
Podemos, que sigue pidiendo al PSOE que la apoye, pretende que se visualice que el nuevo socialismo de Sánchez no es tan de izquierdas ni se aleja tanto de Rajoy. "Si se vota no, se está votando no sacar al PP del Gobierno y eso implica sostener al Partido Popular", dijo la semana pasada Irene Montero, la portavoz de Podemos en el Congreso. El partido de Iglesias quiere explotar políticamente que el "no es no" de Sánchez no lo es tanto si contribuye a sostener a Rajoy no respaldando la moción de censura.
El PSOE, unido en su rechazo a la moción de censura, argumenta que Podemos eligió las peores formas y que se olvida de que, además de la censura, hay que proponer una alternativa: una investidura de un nuevo presidente que no tiene el proyecto ni la aritmética deseable.
"La moción tiene dos facetas: la censura, está muy justificada, y la alternativa, muy poca acreditada", explicaba en entrevista con este periódico José Luis Ábalos, el nuevo y provisional portavoz parlamentario del PSOE. Queda por saber si el PSOE se abstendrá, como defiende particularmente Ábalos, o votará "no" a Iglesias. En cualquier caso, está preparado para contrarrestar la campaña de Podemos por cualquiera de las dos decisiones.
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