El Banco de España (BdE) constata en su último informe una aparente ralentización del proceso de globalización “e incluso una cierta reversión” que podría tener importantes efectos sobre las economías. De los tres factores clave de la globalización -comercio internacional, libertad de movimientos de capìtales y de personas- los dos primeros están en franco retroceso.
El informe anual del BdE constata una “pérdida de dinamismo del comercio mundial” que puede tener distintos motivos. Entre ellos se cita la debilidad de los componentes de la demanda más intensivos en importaciones (como la inversión), el mayor peso de las economías emergentes o el retroceso de las cadenas de valor globales. Por último, la entidad indica que “recientemente, las políticas comerciales de algunas economías -y de manera singular, Estados Unidos- parecen orientarse hacia un mayor proteccionismo”.
Los análisis y la experiencia histórica muestran -dice el BdE- que “el proteccionismo comercial es perjudicial para el bienestar y el crecimiento global”.
Dos simulaciones de retorno al proteccionismo
El Banco realiza simulaciones bajo dos escenarios distintos. El primero supone que EEUU sube los aranceles a China y México en la misma magnitud que Donald Trump incluía en su programa electoral. El segundo simula un retorno de los aranceles a escala global a niveles de los años 1990. El ensayo admite que hay cuestiones difíciles de calibrar, como los mercados alternativos que los distintos actores podrían buscar dado el desarrollo del actual tejido comercial mundial.
El primer escenario daría como resultado una reducción acumulada del PIB de EEUU y de China de en torno a 2 puntos porcentuales en 2020 y de 6 puntos porcentuales sobre el PIB mexicano. En el segundo escenario, la reducción del crecimiento mundial sería de entre 0,8-1,2 puntos porcentuales en el periodo 2017-2020.
Flujos migratorios y movimientos de capital
De los otros dos factores clave, los flujos migratorios son los únicos que han venido creciendo de manera sostenida en los últimos 25 años. La introducción de restricciones puede favorecer, en el corto plazo, a la población nacional con cualificaciones similares a las del inmigrante medio. Sin embargo, a largo plazo, la restricción al crecimiento de la fuerza laboral limita el potencial de crecimiento y merma la capacidad de financiación de pensiones y sanidad en los países más envejecidos.
En cuanto a la libre circulación de capitales, según el BdE, “se ha producido una reducción notable en los últimos años, como resultado de factores tanto de oferta como de demanda, incluyendo ciertos cambios regulatorios”. Entre los factores determinantes, subraya el informe, cada vez predominan más los factores globales o externos a los países destinatarios frente a los de atracción que cada nación puede generar. En el futuro, una reducción aún mayor de estos flujos -asociada a restricciones a ciertas empresas que operen fuera de sus países de origen- tendría un impacto significativo en el crecimiento de los países en desarrollo.