El 2 de diciembre de 2009 la abogada bilbaína Ainhoa Alberdi puso en marcha con su comparecencia ante el fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, la investigación del presunto mayor caso de corrupción en el País Vasco conocido hasta la fecha. Su denuncia de que estaba siendo chantajeada para el abono de una comisión de 100.000 euros por una adjudicación pública acabó en un largo proceso pendiente ahora de juicio oral, que sentará en el banquillo de los acusados a 26 personas, en gran parte vinculadas al PNV y entre ellas a tres exdirigentes de la organización nacionalista en Álava. El fiscal, que pide elevadas penas de cárcel, considera al exdiputado foral alavés Alfredo De Miguel el principal cabecilla de una trama que se valía de su influencia política para conseguir contrataciones irregulares o pagos ilícitos en beneficio propio o de terceros.
El joven periodista Iker Rioja Andueza (Vitoria, 1987) parte del caso De Miguel para marcar en su libro, Dentro de lo normal, editado en Amazon, el itinerario de algunos de los últimos escándalos por corrupción ocurridos en el País Vasco, extendiendo el término con el que los agrupa a “corruptelas, irregularidades, fraudes o simplemente despilfarros” dada la variedad de las situaciones y las diferencias de volumen y gravedad entre unos y otros.
Por sus más de 200 páginas desfilan, junto al caso que constituye el punto de partida, el análisis sobre las sospechosas circunstancias no judicializadas que rodearon el contrato de limpieza de la ciudad de Vitoria de 2006 adjudicado a FCC bajo mandato del exministro popular Alfonso Alonso; la compra y reforma de la sede del PP de Bizkaia reflejada en los papeles de Bárcenas y una derivada más de la Gürtel; el “saqueo” de la fundación constituida para construir el museo y preservar el legado del modisto Cristóbal Balenciaga; y otros asuntos polémicos que como el anterior han tenido su epicentro en Gipuzkoa (“Jauregi”, “Bravo” y “Glass Costa”).
Los “desmanes” del exalcalde de Lemoa (Bizkaia) del PNV con una visa Oro; “la ruta del bogavante” del director general de Bilbao Air, también peneuvista; y la apropiación de 545.000 euros de sus convecinos por parte del presidente, sin afiliación política conocida, de un pequeño concejo vitoriano, abordados conjuntamente en un capítulo, ilustran la amplitud del trabajo recién publicado por el periodista de apenas 30 años. El espionaje a personalidades influyentes alavesas, que acabó en absolución (caso Tellería) por falta de pruebas, completa su recorrido.
“EL CORRUPTO MÁS CONOCIDO ES VASCO”
La tesis que maneja Rioja Andueza se perfila desde la propia presentación del libro La corrupción vasca (1), al que aspira a dar continuidad como si se tratara de una colección. Queda expuesta también en el propio título de esta entrega, Dentro de lo normal, y en el preámbulo donde se recogen unas declaraciones del actual lehendakari del País Vasco con las que arranca el autor antes de apresurarse a contradecirlas.
La corrupción “no encaja con nuestra cultura y nuestros valores políticos y sociales”, mantuvo Iñigo Urkullu ante el Parlamento Vasco en noviembre de 2014, como si esa teórica falta de adecuación preservara a la comunidad autonómica que preside de la lacra que padece el resto de España.
“El corrupto más conocido de España, ya condenado, se llama Iñaki Urdangarin, nació en Zumárraga (Gipuzkoa) y estudió matemáticas en colegios de Vitoria”, responde para desmontar el argumento el periodista vasco, que anuncia un segundo libro con temas que aún permanecen “ocultos”.
“Porque aquí [en Euskadi], rotundamente, también hay políticos que se han dejado sobornar y partidos que han cobrado comisiones en dinero negro. Y hasta empresarios que han asesorado en la sombra a consejeros del Gobierno a cambio de pequeños contratos “a dedo” e influencia. Algunos, pocos, están confesando ya en entrevistas privadas haber pasado por caja para lograr adjudicaciones de contratos públicos”, concluye apenas enseñando el as que guarda en la manga para próximos libros.
“UNA COMISIÓN… DENTRO DE LO NORMAL”
En una grabación presentada como prueba en el juzgado por Ainhoa Alberdi, su exsocio, el constructor Iñaki Echaburu, afiliado de base del PNV, le daba cuenta de que a cambio de la adjudicación del proyecto de ampliación del polígono alavés de Miñano, cercana a los 500.000 euros, estaban obligados a pagar una comisión. La misma que Alfredo De Miguel, exnúmero dos del partido de Ortuzar en Álava, reclamaba supuestamente a la denunciante y la razón por la que ésta acudió a la Fiscalía.
- “¿No te dijeron nada, ni cantidad tampoco, ni porcentaje, ni nada?”, inquiere Alberdi a su antiguo socio, según la transcripción de la cinta que consta en el sumario y recoge Rioja.
- “No, no. Nosotros tampoco dijimos nada. Pero bueno, dentro de lo normal. Teniendo en cuenta el volumen de lo que era, vamos”, responde el interpelado.
Las palabras del constructor Echaburu ayudan a Iker Rioja a afianzar la percepción, ya vislumbrada desde el ejercicio diario de la profesión, de que en materia de corrupción el País Vasco no se diferencia de otras comunidades autónomas.
“Euskadi no es un oasis respecto al resto de España. Lo que dice Echaburu apunta a que no es la primera vez, a que no se trata de una extorsión aislada sino de una práctica habitual. Hay que tener en cuenta que es un contratista de cabecera del Gobierno vasco que recibe numerosas adjudicaciones. No obstante, ahí está la grabación y cualquiera puede sacar sus propias conclusiones”, expone Iker Rioja a El Español.
“Aquí hay casos tan parecidos como los que pueden darse en Madrid, Cataluña o la Comunidad Valenciana, aunque su repercusión se produce a menor escala. Paradójicamente en el País Vasco hablamos mucho del ático de González (expresidente de la comunidad de Madrid) pero no de la reforma del chalé de De Miguel que pagó un constructor; de la Fórmula 1 de Valencia pero no del fiasco de Epsilon (escudería vasca para la alta competición) e Hiriko (coche eléctrico)”, denuncia el autor.
“En todo caso de haber un oasis ése se produce en la opinión pública, como demuestran las encuestas sociológicas, y en la falta de interés [general y de nuestros políticos] por conocer el fondo de los temas de corrupción, que enseguida se derivan a intereses partidarios”, comenta el periodista.
MÁS EN EL PNV PORQUE CONCENTRA EL PODER.
A la pregunta de si la corrupción en el País Vasco está asociada al PNV, Rioja responde que está vinculada al poder : “La mayoría de los partidos tienen casos en su haber pero es evidente que la corrupción afecta a quien más poder toca, que aquí es el PNV. No es patrimonio exclusivo de un partido”.
Iker Rioja recalca que su libro “no va dirigido contra nadie” y que su finalidad no es desentrañar lo que aún no se conoce, como si detrás del “caso de Miguel” se esconde o no financiación oculta del PNV. “El proceso judicial no dice nada al respecto y la respuesta que formuló Alberdi a Echaburu de si la comisión iba dirigida al partido continúa en el aire y, de nuevo, queda a interpretación del lector”, subraya.
El objetivo de Rioja no es hacer cábalas sobre lo que no está claro, sino “dar cuenta de una realidad”, ofrecer “un relato completo” del resultado de las investigaciones judiciales y periodísticas llevadas a cabo, cuya comprensión global se diluye en las limitaciones diarias del minuto de radio o las 150 líneas del periódico.
16 MILLONES Y EL 4%
El “caso De Miguel” ocupa más de la mitad de la obra, cuatro capítulos de ocho y cuatro de los cinco anexos. Iker Rioja aporta el valor de la sistematización de miles y miles de folios de sumario y de las investigaciones periodísticas a las que él contribuyó de forma esencial junto a otros compañeros cuando era redactor de El Mundo del País Vasco.
Rioja ordena todo ese trabajo, desmenuza las diligencias judiciales y las sintetiza en un relato comprensible y en una guía para no perderse ante la próxima celebración del juicio.
No sólo traza un pequeño perfil en el que define el papel de cada uno de los acusados, sino que el “quién es quién” se extiende a la identificación de cada una de las numerosas empresas pantalla que constituían el presunto entramado societario, desde las más conocidas Kataia Consulting o Errexal hasta otras como Marratik, Diru Kapital o Altzatebaita, apenas en la memoria de unos cuantos.
Dedica un capítulo entero al pelotazo fallido de la recalificación urbanística proyectada en la pequeña localidad alavesa de Zambrana de mano de los inversionistas catalanes agrupados en Riera y concluye poniendo cifras a los movimientos de la trama en una síntesis no realizada hasta el momento con tanta claridad. Así, cuantifica en 15.536.637,36 euros las operaciones económicas bajo sospecha y en 809.563,84 las comisiones en juego, incluidos los 100.000 denunciados por Alberdi que no llegaron a abonarse. En un informe de la Ertzaintza, mencionado en el libro, la contrapartida a dos adjudicaciones es del 4%.
De igual utilidad resulta el anexo en el que aparca el caso De Miguel para adentrarse en el análisis económico de las partidas investigadas en relación a la construcción y gestión del contenido del Museo Balenciaga en Getaria. La suma de conceptos supera los 2.300.000 euros, aunque el desvío de fondos públicos perseguido por la fiscalía se reduce a 1,2 millones.
El asunto tiene dos protagonistas, el que fuera alcalde de la localidad guipzucoana, Mariano Camio (PNV) y su pareja, el arquitecto cubano Julián Argilagos, e incluye el deterioro de algunas prendas y la desaparición de objetos – pañuelos, guantes y medias- diseñados por el reconocido modisto de fama internacional. El proceso acumula gran retraso y está aún pendiente de juicio.