La embajada española en Angola conocía la relación de Mercasa con el fugitivo Taveira
La legación de España supo de una visita de la empresa a Luanda porque le informó el propio huido, buscado por sobornar funcionarios.
14 junio, 2017 03:56Noticias relacionadas
La empresa pública Mercasa tenía como intermediario para sus negocios en Angola a un ciudadano llamado Guillherme Taveira. De nacionalidad portuguesa, se encuentra prófugo desde 2014, buscado por la Audiencia Nacional por el presunto pago de sobornos a funcionarios públicos locales en nombre de empresas españolas. Nunca atendió al llamamiento de la Justicia y oficialmente Mercasa cortó relaciones con él, aunque la realidad es que siguió cobrando “bajo cuerda”. Según una comunicación interna de la embajada española en el país africano, la delegación lo sabía. Incluso alguno de sus consejeros seguía tratando con Taveira con normalidad.
En la citada comunicación mantenida en abril de 2016 y a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el consejero de Economía de la embajada española en Luanda hablaba con un responsable del consorcio con el que Mercasa opera en África. Reconocía que ese mismo día había estado con Taveira, quien le informó de una inminente visita a Angola, prevista para días después: “Ya he hablado con Guillherme esta mañana. Me dijo que tenéis previsto venir sobre el 20 de este mes”.
Este diario se ha puesto en contacto con el consejero autor de esas palabras, quien reconoce que “muy probablemente” se hubiese encontrado con Guillherme Taveira en el pasillo de algún ministerio local, probablemente el de Finanzas. Según dice, es habitual toparse con este huido de la Justicia española, sin que ello le merezca ninguna acción o reproche como se aprecia en la comunicación intervenida. En lugar de eso, charlaron de Mercasa, que tenía una proyecto de construcción de un mercado en Luanda.
Buscado por el caso Defex
Esta operación está bajo el foco de la Audiencia Nacional por el pago de comisiones irregulares, aunque a Taveira se le busca desde hace tres años por el caso Defex, otra empresa pública española bajo la lupa de las autoridades por el desvió de decenas de millones de euros en la venta de armamento a Angola. En este caso también está implicada la sobrina del espía Francisco Paesa.
Este hecho no era ajeno para los miembros de la embajada, según la versión del mismo consejero. Asegura que cuando supieron de sus problemas con la Justicia, cortaron las relaciones con él. Niega haber mantenido, por tanto, ningún despacho oficial con Taveira desde su imputación, aunque admite encuentros ocasionales en otros lugares en los que llegan a departir, en este caso sobre Mercasa. Le conocen porque era representante de empresas españolas en Angola.
Preguntado acerca de si encuentra normal que una persona buscada por la Justicia de España pueda pasearse con impunidad por las instituciones angoleñas, este consejero se limita a decir que desconoce el día a día de este prófugo. En la comunicación con Mercasa intervenida, tampoco se aprecia ningún apercibimiento o condena a su interlocutor por seguir teniendo trato con él. El papel de la embajada en el proyecto del mercado en Luanda consistía básicamente en velar por que la empresa española cobrase de las autoridades locales la parte correspondiente a las obras efectuadas.
"Sigue cobrando bajo cuerda"
La Audiencia Nacional ordenó registrar varias dependencias de Mercasa el mismo día que estalló la Operación Lezo. Ese día fue arrestado el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y su hermano Pablo, exdirectivo de Mercasa. En una conversación mantenida en noviembre -siete meses después de la comunicación de la embajada- por ambos e intervenida por la Guardia Civil, Pablo González admite que la relación con Taveira continuó a pesar de su imputación.
“El contrato está terminado, pero siguen haciéndole encargos”, confesó el ex responsable de Estrategia y Operaciones de Mercasa al tiempo que afirmaba que Taveira seguía “cobrando bajo cuerda” y que era una parte clave en el trasiego de comisiones ilegales: “El consorcio esto lo hace en todas partes y si no es Taveira va a ser otro”.
Para reforzar la tesis de que Taveira seguía cobrando de la empresa pública española, Pablo González admite que ha “escudriñado toda la informática (de Mercasa)” y ha sacado “todos los correos en los que hay tejemanejes”. “Tengo siete correos por lo menos de 40 en los que se copia a Taveira, siete correos en los que Taveira dice que está haciendo”, comenta. El diario El Mundo dio con el paradero de Taveira en octubre y acreditó que es este intermediario portugués de 62 años sigue acudiendo a su empresa de Luanda con normalidad.