Adriana Lastra (Ribadesella, 30 de marzo de 1979) recuerda muy bien el 29 de octubre de 2016. “Me quedé sin lágrimas”, recuerda en voz baja, como si evocarlo resucitase el escalofrío. Ese sábado, Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno gracias a la abstención de buena parte del PSOE. Por la mañana, Pedro Sánchez había dimitido como diputado y volvía a ser un militante de base. Hacía casi un mes que no era líder del PSOE y tomaba una de las decisiones más dolorosas de su vida. Lastra, junto a la diputada Pilar Cancela, estuvo con él en un despacho del Congreso hasta que bajó al Registro, presentó formalmente su renuncia y acudió a la sala de prensa a explicar los motivos. No le acompañó. Se quedó llorando, desconsolada, mientras Sánchez caminaba hundido por los pasillos del Congreso en compañía de su directora de comunicación, Maritcha Ruiz. A ella y a otras diputadas fieles a Sánchez y que votaron "no" a Rajoy,como Margarita Robles, Mariluz Martínez Seijo, la propia Cancela, Susana Sumelzo, Sofía Hernanz y Rocío de Frutos, comenzaron a llamarlas "las viudas de Sánchez".
El 29 de octubre define muy bien a Lastra y por el calvario que, como reconocen propios y extraños, ha pasado hasta que la campaña de las primarias comenzó a cobrar fuerza. Según los que la conocen bien, tiene una determinación de hierro y es adicta a las siglas del PSOE.
“Pero ese día me rompí”, recuerda. Horas después, se abstendría para cumplir con la disciplina del partido al que ha entregado más de media vida, añadiendo la frase “por imperativo”. Su apuesta por Sánchez y su rechazo a la investidura de Rajoy, resumido en el eslogan “no es no”, serían la primera piedra de una contundente victoria electoral que ha desembocado en su vuelta a Ferraz. Será la vicesecretaria general, número dos del partido.
Con Sánchez a las duras y a las maduras
Ha estado siempre con Sánchez, también cuando casi nadie estaba con él. Incluso cuando él no estaba consigo mismo. Las largas conversaciones que mantuvo con Lastra son uno de los principales motivos por los que finalmente decidió presentarse a las primarias. “Le hicimos varias reflexiones. Pero una de ellas, y me consta que fue fundamental para que Pedro diera el paso, era la de explicarle que había miles de compañeros esperando a ver qué hacía para decidir si dejaba el partido o no. Había miles de personas que iban a romper el carné del PSOE si Pedro no daba el paso”, explica.
Lastra empujó a Sánchez a dar el paso. Primero, cuando abandonó tarifando una reunión con afines a Patxi López en la que querían sumarla a la causa. “Salí jodidísima de allí”, explica. Después, cuando montó, junto con José Luis Ábalos, nuevo secretario de Organización, y Quico Toscano, alcalde de Dos Hermanas, una reunión en plenas vacaciones de Navidad para demostrarle a Sánchez que tenía apoyos y pedirle que diera el paso. “Eran momentos muy malos. Todo el mundo decía que estábamos muertos y no sabíamos si iba a salirnos bien. Había una fuga de cuadros medios y quisimos demostrarle que él también tenía un Ejército, como luego se demostró”. Más tarde se convertiría, de nuevo con Ábalos, en la coordinadora de una campaña subestimada por sus rivales pero que logró un 50% del voto. Un resultado histórico. Ese sí.
Marcada por su abuela Rosa
Su abuela Rosa (“mi segunda madre”) le habló a Lastra de la Guerra Civil, de las dos condenas a muerte de su abuelo republicano (ninguna se llevó a término, pero estuvo cuatro años y medio en la cárcel de Gijón) y en ella floreció la vocación política.
A los 17 años se afilió a Juventudes Socialistas y luego al PSOE. Lo hizo, según explica, “después de que Aznar ganara las elecciones en 1996 y nombrase a Esperanza Aguirre ministra de Educación y Cultura. Estuve muy vinculada a los movimientos estudiantiles y estaba en contra de las reformas que iban a hacer y del trasvase de fondos públicos a la privada”.
Desde entonces, Lastra ha vivido por y para el partido, algo que critican algunos enemigos internos, pero que ella ve como una fortaleza. Es la tercera de cinco hermanas (“y sobreviví”, dice en su cuenta en Twitter), estudió pero no terminó Antropología Social. Está casada y no le gusta hablar de su vida privada. Los que la conocen destacan su lealtad a prueba de bombas.
Lleva 10 años como cargo público. En 2007 se convirtió en diputada autonómica y en 2015, como cabeza de lista por Asturias, desembarcó en el Congreso de los Diputados. Su primer cargo en el partido fue en Juventudes Socialistas en 1999. Desde el 2000 hasta el 2014 estuvo en la Ejecutiva del PSOE en Asturias y en 2014 se incorporó a la federal, la primera de Sánchez, como secretaria de Política Municipal. Permaneció en su puesto hasta el 1 de octubre, cuando salió del Comité Federal en el que cayó Sánchez "con la cabeza alta" y por la puerta principal. Como volverá a partir de este lunes.
Más y más confianza
Conoció a Sánchez en 2008 en una reunión que dirigían en Ferraz José Blanco y Leire Pajín. Les tocó sentarse al lado y comenzaron a hablar. Después, cuando Sánchez se encargó de coordinar parte de los trabajos de la Conferencia Política de 2013, su relación se intensificó. Lo invitó a Asturias a dar varias conferencias y comenzó a tejer, junto a él y otras personas, su primera campaña por el liderazgo del partido.
Lastra cuenta que entró en la Ejecutiva de Sánchez porque él dio su nombre y pese a que Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias y que apoyó en 2014 a Eduardo Madina, la vetó durante varias horas. A ella y a la hoy senadora María Luisa Carcedo, su madre política, “la guardiana de las esencias del partido”.
Con Fernández, que tras las primarias anunció que dejará la dirección del partido en Asturias, la relación se ha roto. No se hablan desde que el presidente asturiano se distanció de Sánchez y comenzó a colaborar con Susana Díaz para limitar las decisiones del secretario general. Particularmente amargo para ella es recordar el Comité Federal del 28 de octubre de 2015, precedido por una reunión de dirigentes territoriales en la que Fernández y otros barones trataron de atar de pies y manos las posibilidades de Sánchez de pactar con Podemos.
En una entrevista publicada por EL ESPAÑOL en marzo, Lastra sugería que Fernández, presidente de la Gestora del PSOE, maniobraba también desde la dirección interina para perjudicar a Sánchez. Su equipo reconoce que durante la campaña, Lastra fue dura con la Gestora, con Susana Díaz y con Patxi López, pero lo justifican por "el acoso que sufrió ella y todos los que apoyaban a Pedro".
Una incógnita como vicesecretaria
Su estilo como vicesecretaria general es, por el momento una incógnita. Al día siguiente de las primarias, en una entrevista en Onda Cero, conminó a los barones territoriales que apoyaron a Díaz y perdieron a que "pidieran disculpas". "Lo que ayer dijo el partido en su conjunto es que o volvéis a representarnos o vais a dejar de hacerlo", dijo, levantando algunas ampollas. Desde entonces, tanto su tono como el del equipo de Sánchez ha sido mucho más suave. Ni llegó el apocalipsis con su victoria ni Lastra ni el renovado liderazgo de Sánchez está en cuestión.
Con Sánchez, su relación se ha ido fortaleciendo con el tiempo. Siempre ha estado a su lado y Sánchez la ha impulsado como cara del partido en numerosas tertulias y entrevistas. Eso sí, cuando Sánchez se convirtió en secretario general por primera vez, había otros dirigentes, con más nombre y peso que ella, como César Luena, Antonio Hernando u Óscar López, que se hicieron con las simpatías del nuevo líder. "Yo no tenía amistad con él, pero la confianza se genera con el tiempo. En los momentos más duros es cuando más se fortalece", explica. En esos momentos, Hernando ya trabajaba para la Gestora y López y Luena diseñaban la campaña de Patxi López confiando en que Sánchez no daría el paso.
Heavy metal, AC/DC, Star Wars
Se equivocaron. Ella apostó fuerte sabiendo que si perdía, seguiría apartada. La Gestora la había relevado como portavoz de Administraciones Públicas en el Congreso y la acercó al gallinero del hemiciclo. Es de las socialistas que no filtraba a la prensa informaciones pero sí un gran optimismo que provocaba incredulidad en muchos de ellos.
Su estilo arrastraba a mucha gente. "En los mítines que hizo sin Pedro llegó a reunir ella solita a 500 personas en alguna ocasión", explica un miembro de la candidatura.
Le encanta el heavy metal (es fan de AC/DC), aunque también el indie español, la saga de Star Wars, la poesía de Ángel González y su familia. “En Asturias, todas las familias son un matriarcado. En Asturias, los socialistas tenemos mucho carácter”, exclama. Durante la campaña, en los grupos de whatsapp del equipo de Sánchez circularon fotos suyas comiendo ensaladilla. Era la comida favorita del núcleo duro.
Ahora, con esa determinación que hace que algunos la comparen con una roca, aspira a dirigir la fortaleza que Sánchez va a levantar en Ferraz para tratar de celebrar pronto alguna victoria electoral.