La callada por respuesta. Horas después de las graves acusaciones vertidas por el excomisario José Manuel Villarejo contra distintas personalidades e instituciones del Estado, nadie quiere replicarle. Ningún comunicado oficial, tampoco una declaración pública. Ni mucho menos una denuncia en un juzgado para defenderse de sus manifestaciones. Al menos de momento. Esa es la estrategia por la que ha optado el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, el principal afectado después de que el exmando policial le acusase de haber amenazado de muerte a la amiga del rey emérito, Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
Pese a que se trata de la atribución de un delito grave -del que Villarejo dice tener pruebas-, el máximo responsable de la Inteligencia española ha optado por hacer caso omiso. EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con los principales objetivos de los dardos de Villarejo o con portavoces autorizados. En el caso del CNI, fuentes del departamento aseguran que su intención es no desviar su atención de los objetivos que les ocupan a la hora de preservar la seguridad de los españoles. “El Centro está a lo que tiene que estar”, zanjan.
1,7 millones de espectadores
Villarejo tiene a Félix Sanz Roldán como su principal enemigo. Eso le ha llevado a verter contra el CNI otras acusaciones en el pasado en los tribunales sin que el jefe de los servicios secretos haya entrado en valoraciones públicas. Pero en este caso las denuncias de Villarejo llegaron por primera vez a través de medios de comunicación con amplia difusión. Sólo su aparición en el programa Salvados de La Sexta la vieron 1,7 millones de personas, situando a este espacio líder de su franja horaria, según los medidores oficiales de audiencias televisivas. Pero esta circunstancia tampoco va a hacer que el CNI cambie su postura.
El silencio generalizado tras las palabras de Villarejo por parte de los aludidos -casi como si de un tema tabú se tratase- contrastaba con los corrillos durante toda la jornada en el Congreso de los Diputados. Las palabras del excomisario han protagonizado buena parte de los conversaciones en la Cámara Baja pese a que este lunes ha comparecido el extesorero del PP Luis Bárcenas en la Comisión de Investigación sobre la financiación de los populares. No en vano, una diputada fue otra de las mencionadas: la flamante portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles.
Silencio también en los partidos
Villarejo dijo que fue ella quien le encargó investigar al exjuez Baltasar Garzón en lo que después se conoció como el Informe Veritas. Estas pesquisas -en las que Villarejo admitió haber participado- terminaron por vincular falsamente al exmagistrado con una organización criminal árabe. En el informe, elaborado en 1995, se incluían detalles como que Garzón era invitado a orgías en las que se consumía droga. Durante toda la jornada, Robles no ha hecho declaraciones ni ha tomado medida alguna para hacer valer su versión. Ella fue secretaria de Estado de Seguridad en el Ministerio del Interior y cesó a Villarejo al entender que había participado en una campaña para destruir la carrera del juez.
Las declaraciones de Villarejo tampoco servirán para que el PP y PSOE modifiquen su postura y permitan que este exmando policial acuda a la comisión de investigación del Congreso sobre la era Fernández Díaz. El diputado de ERC Gabriel Rufián ha pedido al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que se desmarque de "la omertá y la pinza" que forma con el PP y Cs y facilite que Villarejo comparezca. No obstante, fuentes parlamentarias socialistas consultadas por EL ESPAÑOL aseguran que no habrá cambios en este asunto a pesar del ofrecimiento del propio Villarejo, quien promete aportar datos en sede parlamentaria.
Ignacio Cosidó
Otro de los cargos en el centro de los focos es el exdirector general de la Policía Ignacio Cosidó. Villarejo le describió como el muñidor de la llamada Operación Cataluña y le acusó de puentear al ministro y al secretario de Estado para despachar directamente con la jefa de gabinete de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el propio director del CNI. También le acusó de obstaculizar las investigaciones sobre Ignacio González y Bárcenas. En conversación con este diario, Cosidó también ha declinado replicar a Villarejo. Durante su comparecencia en el Congreso el pasado 6 de junio aseguró que en cinco años al frente de la Policía nunca despachó con él, algo que el exmando niega.
Josep Pujol es otro de los personajes a los que señaló el comisario y que también actuará como si la entrevista nunca hubiese existido. Villarejo llegó a narrar un episodio ocurrido hace años en una fiesta con presencia del hijo del expresidente catalán en el que una persona murió de un infarto tras -según dijo- abusar de una sustancia. Acto seguido insinuó que el hijo del expresidente catalán había usado sus influencias para tapar el suceso. EL ESPAÑOL también se ha puesto en contacto con el entorno de Josep Pujol, quien ha descartado hacer declaraciones.
Entre las personas e instituciones aludidas que han accedido a hablar con este periódico tras las declaraciones de Villarejo subyace la idea de que salir al paso sería “entrar en su juego” o darle “minutos de gloria”. Algunas de estas fuentes directamente atribuyen al exmando una estrategia en la que declinan participar. Prefieren eso a asumir el riesgo de que su silencio se pueda interpretar como una asunción de las graves acusaciones.