Roma

Experto en ocuparse de asuntos peliagudos, al jefe de la diplomacia vaticana, Pietro Parolin, le volvieron a poner sobre la mesa este miércoles el referéndum catalán. El mensaje lo traía la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien mantuvo una larga reunión con el lugarteniente del papa Francisco. La respuesta de Parolin fue, según declaró Sáenz de Santamaría, que “es una decisión de todos los españoles y en el que todos los españoles tienen que decidir”.

La vicepresidenta lo entendió como una referencia al “marco constitucional” y un “buen punto de partida” para tratar este asunto ante terceros, como en este caso el Vaticano. La representante del Gobierno insistió en que “si los independentistas se quieren despeñar es su responsabilidad, pero no pueden arrastrar a funcionarios, trabajadores, empresarios o al conjunto de los catalanes detrás de ellos”, en referencia a quienes se encargan de instalar las urnas y a los interrogatorios que está realizando la Guardia Civil a los funcionarios que están elaborando el censo en el extranjero.

Sáenz de Santamaría coincide este miércoles en Roma con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el acto por el que el papa Francisco le otorgó la birreta de cardenal al arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. No está prevista comparecencia pública de Puigdemont, mientras que la vicepresidenta dio cuenta a los periodistas en la embajada de España ante la Santa Sede de su encuentro con Parolin. “Siempre que nos reunimos, hablamos”, expresó Sáenz de Santamaría, en refencia al presidente catalán. Aunque ya fuera de las cámaras reconoció que no se verían hasta la cena.

El propio Omella también se refirió ayer al referéndum en un encuentro con la prensa, en el que dejó abierta la posibilidad a que los obispos catalanes puedan “actuar como mediadores”, siempre que se lo pidan y “en la medida que los otros lo acepten”. Hace algo más de un mes, el clero de esta Comunidad firmó un documento en el que se pedía explícitamente que “sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán para que sea querida y valorada su singularidad nacional, especialmente su lengua propia y su cultura”.

El nuevo cardenal no quiso profundizar sobre el tema, limitándose a remarcar que “lo importante es avanzar por el camino del diálogo”. “Evitemos la confrontación entre unos y otros, trabajando por el bien común, por encima de pensamientos personales, de grupo o políticos”, agregó Omella.

Un diálogo al que se muestra abierto el Gobierno, según las declaraciones de la vicepresidenta. “Creo que es posible entenderse, pero sin imposiciones y siempre dentro de ese marco constitucional”, dijo. Pese al guiño de sus colegas a quienes reclaman el derecho a celebrar la consulta, el arzobispo de Cataluña no quiso posicionarse, aunque remachó que el Vaticano conoce su postura. La mediación de la Santa Sede suele extenderse por líneas reservadas, pero rara vez alejadas de vías oficialistas. De acuerdo con Sáenz de Santamaría, las palabras de Parolin están en sintonía con el Gobierno.

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