La cena se produjo la noche del 14 de agosto de 2014 en el pareado que Francisco Granados tiene en la urbanización El Arenal de Marbella (ahora en manos de la Justicia). Entonces, era común que ambos matrimonios (el del ministro de Economía Luis De Guindos y el de Francisco Granados) quedaran cada verano a cenar en la Costa del Sol. Ahora, tres años después, esa relación está tan rota que el propio Granados le dedicó unas palabras veladas a De Guindos tras su salida de prisión. Una referencia oculta al mostrarse "especialmente dolido" con un miembro del Gobierno que nunca identificó en público.
La relación entre De Guindos y el exconsejero -que se forjó cuando ambos trabajaban en la banca privada- estaba en plena forma después de que Granados acudiera como invitado a la boda de la hija del ministro, celebrada una semana antes. Pero Granados tenía ya sobre sí el foco de la sospecha. La operación Púnica, que le llevó a prisión preventiva dos meses después, estaba ya activa, pero se movía en secreto. Sin embargo, el hombre fuerte de Esperanza Aguirre tuvo que dejar la política después de que el diario El Mundo desvelara en febrero de 2014 la existencia de una cuenta en Suiza a su nombre con un millón y medio de euros.
Tanto Francisco Granados como el ministro De Guindos han declinado hacer declaraciones a EL ESPAÑOL sobre el contenido de aquella cena. Sin embargo, este diario ha podido saber de fuentes de su entorno que en aquel encuentro apareció la pregunta clave, y uno de los principales motivos del distanciamiento entre ambos: el depósito que durante años escondió Granados en Suiza. En Marbella, De Guindos preguntó directamente a su amigo por la cuenta desvelada por la prensa. Y recibió, según explican a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras del encuentro, como respuesta una sinécdoque. Una mentira basada en un juego de lenguaje. Una de las distintas versiones aportadas por Granados descargaba la responsabilidad del depósito sobre el banco y mantenía que los fondos escondidos allí eran mucho menores a los publicados por la prensa.
A este respecto, Granados desmiente que la conversación transcurriera en esos términos, y mantiene que, de haber existido, "no hubiera mentido, entre otras cosas porque en contra de lo publicado por varios medios, la cesión de la cuenta a David Marjaliza fue en 2005 y se cerró definitivamente en 2007". Ahora, la Audiencia Nacional espera la llegada de una comisión rogatoria desde Suiza que confirme o descarte la versión aportada por Granados.
Una conversación personal
Por su parte, el equipo de comunicación del ministro ha declinado confirmar o desmentir este extremo a EL ESPAÑOL, al considerar que la conversación entre De Guindos y Granados pertenece a su ámbito personal. Sin embargo, las grabaciones del caso Púnica no reflejan lo mismo. El sábado 16 de agosto de 2014, la mañana después de la cena con el ministro, Granados reconoce por teléfono que De Guindos "ha estado muy simpático" ya que "no me tiene que colocar en ningún sitio" y reconoce, según la transcripción de la Guardia Civil, que le va a "echar una mano en una cosa". Afirma a su interlocutor que el ministro le ha dicho que cuente con ello.
Tras estas palabras, Granados habla del interés de su actual banco, Société Générale, por comprar parte de Bankia. Y no es la única vez que el nombre de De Guindos aparece vinculado a las operaciones del político madrileño. El 9 de octubre de ese mismo año, el exconsejero llamó directamente al teléfono de De Guindos para preguntarle textualmente por "el tema de BMN (Banco Mare Nostrum)", uno de los bancos rescatados por el Estado y que entonces estaba en manos del FROB. "No hay nada decidido", le contestó el ministro según los informes policiales. "Hay varias posibilidades pero hay que esperar a finales de mes porque no hay nada de nada”, explica el máximo responsable de Economía. Finalmente, la entidad financiera, con un valor de 825 millones de euros, fue integrada por el Estado en Bankia en enero de 2017.
Semanas antes, las intervenciones telefónicas reflejan cómo el ministro puso en contacto a Granados con el hermano del entonces director general de la Guardia Civil, Iñigo Fernández de Mesa, dependiente del Ministerio de Economía, secretario general del Tesoro y responsable del organismo que debe autorizar, entre otros, la compra de entidades financieras por grupos privados. El sumario del caso Púnica refleja cómo Granados cerró una cita con Fernández de Mesa para hablar con la Administración para la compra concreta de una entidad bancaria, no identificada en la investigación.