Que Eduardo Madina y Pedro Sánchez no se llevan bien no sorprende a nadie. Tampoco asombra que el diputado haya decidido dejar su acta de diputado para dedicarse a otros menesteres. Pero, haya sido con mala intención o no, el momento elegido para anunciar su adiós calienta todavía más, si cabe, el encuentro entre el secretario general del PSOE y Susana Díaz de este domingo.
La repentina (aunque esperada) marcha de Madina genera más tensión de cara a la clausura del congreso regional del PSOE andaluz, adonde Sánchez irá aunque presumiblemente no será bien recibido por algunos de los presentes. La encarnizada batalla de las primarias y algunos gestos posteriores del secretario general del PSOE -como la propia decisión de acudir al cónclave regional- han provocado el hartazgo entre los susanistas.
El rumbo no compartido
Ese enfado por los gestos hay que sumarlo a las fuertes discrepancias entre susanistas y sanchistas sobre el rumbo del PSOE. Unas discrepancias que han ido in crescendo tanto por la "plurinacionalidad" que defiende Sánchez -con una reforma constitucional que no comparten Susana Díaz- como por el acuerdo alcanzado con Podemos en Castilla-La Mancha.
La tensa y difícil relación entre Sánchez y Madina terminaba este viernes con un frío cruce de deseos de "buena suerte". Justo a 48 horas del esperado acto conjunto que celebrarán Sánchez y Díaz en la clausura del congreso regional. Fueron rivales en las primarias de 2014. Después surgieron sus desavenencias por algunas discrepancias.
Una ruptura anunciada
Finalmente, Madina se hizo más susanista que nadie pese a que, paradójicamente, fue la secretaria general andaluza quien frenó sus aspiraciones y desniveló la balanza a favor de Sánchez tres años atrás. No había una buena solución. Y Madina ha optado por abandonar la política.
Ya en los días previos a las primarias del pasado mayo Madina dejaba claro en los pasillos del Congreso que una victoria de Sánchez supondría su adiós al PSOE. Algunos no le creyeron. Pero el político vasco ha cumplido su palabra. Se va a "iniciar una nueva etapa profesional que nada tendrá que ver con la actividad política e institucional". Lejos de su gran enemigo político.
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