Rocío murió decapitada por el ascensor del hospital justo después de dar a luz
El elevador se accionó atrapando y seccionando el cuerpo de la joven cuando la trasladaban de planta después de practicarle una cesárea. Triana, su tercera hija, no conocerá a su madre.
21 agosto, 2017 02:40Noticias relacionadas
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Rocío perdió la vida poco después de darla. Triana, como se llama la niña que nació ayer en el hospital de Valme de Sevilla, no conocerá a su madre. Un fallo en el ascensor que la conducía a la habitación donde la esperaban sus familiares hizo que se accionara súbitamente, atrapando y seccionando la cabeza a la joven de 26 años justo después de que le practicaran una cesárea. “¿Cuántas posibilidades hay de morir en un ascensor?”, se preguntan sus familiares sin que nadie, de momento, les dé respuestas.
Era ama de casa, vecina de la localidad de Dos Hermanas y madre de dos hijas a las que ayer domingo se sumó la tercera. Lo que prometía ser un día de felicidad por el esperado nacimiento, se tornó tragedia poco después de las dos de la tarde. A esa hora, un celador conducía a Rocío en camilla por los pasillos del hospital. Venía de dar a luz a la pequeña Triana y subía, poco después de salir de la sala de despertar, a la tercera planta, la más feliz de cuantas hay en el Universitario Nuestra Señora de Valme. Allí esperaba su familia.
El ascensor abrió sus puertas. El celador empujó la camilla de Rocío al interior. Ahí, según apuntan los familiares de la joven, el elevador empezó a dar problemas. Las puertas no se cerraban. Varios intentos después y poco contento con la respuesta de la máquina, quien empujaba la camilla decidió salir para poder sacar de la cabina a Rocío y elegir un nuevo ascensor. En estas, con la mitad de la camilla en la puerta, la maquinaria se accionó súbitamente y la joven quedó atrapada ante la impotente acción de cuantos allí estaban. El rápido movimiento resultó fatal, seccionándole la cabeza a la joven. Poco pudieron hacer los facultativos que raudos fueron a su auxilio y trataron de mantenerla con vida hasta que la liberasen los bomberos desplazados desde Sevilla.
Cuentan los familiares que María del Carmen, la madre de Rocío, escuchó el sonoro golpe. Pensó que se había caído uno de los ascensores. Al poco bajó las escaleras, cuando ya muchos curiosos se agolpaban atónitos en el rellano. Era su hija.
Fernando, tío de Rocío, interrumpe la narración de lo sucedido a EL ESPAÑOL. Viene saliendo de la reunión que los padres de Rocío han mantenido con la dirección del hospital. Está desconcertado y seco de lágrimas. Entero por un dolor, explica, que no ha digerido.
“Esto es surrealista”, repite en varias ocasiones. A su alrededor se suceden los llantos y los corrillos sin que se hable de nada. José Luis, el marido de Rocío, está junto a varios amigos. Todos en silencio y con los ojos inyectados de impotencia.
La familia: “Hemos llorado un río de lágrimas”
“Hemos llorado un río de lágrimas”, acierta a decir Fernando. “Y las que nos queda por soltar”.
“Sabemos que vamos a ser infelices durante unos cuantos años, porque nos han quitado la felicidad”, asegura estupefacto Fernando, que como otros familiares de Rocío han sido atendidos por psicólogos del propio hospital.
En la reunión con los responsables del hospital, que acababa sobre las nueve y cuarto de la noche, Fernando ha pedido saber qué había fallado. Por qué su sobrina había muerto en tan fatales circunstancias. “He preguntado por los años que llevan esos ascensores en funcionamiento, cuándo se les hizo la última revisión, cómo y qué empresa se encarga del mantenimiento… porque es muy surrealista que vengas a dar una vida y te la quite un ascensor”, razonaba el tío de Rocío.
“¿Cuántas posibilidades hay de morir en un ascensor? Está claro que algo ha fallado. No sé si será el mantenimiento, el hospital… pero alguien ha querido gastarse poco dinero en esto”, denuncia quien ha pedido ver a los máximos responsables de la Sanidad andaluza.
Poco antes, en una improvisada comparecencia ante los medios de comunicación presentes en las puertas del hospital, la consejera de Salud, Marina Álvarez, ha defendido que el ascensor “contaba con todos los controles y cumplía con la reglamentación”. La responsable de la sanidad andaluza explicaba que la última revisión técnica tuvo lugar el pasado 12 de agosto.
Susana Díaz está “muy pendiente”
La consejera ha calificado el suceso como un “accidente rápido, inusual y trágico” y ha comentado a los medios que la presidenta Susana Díaz está “muy pendiente” de la evolución de la investigación, que espera dé sus frutos “lo más pronto posible”.
Precisamente, el hospital de Valme fue el elegido por la presidenta Díaz para dar a luz a su primer y único hijo a finales de julio de 2015. Elección —le correspondía el Virgen del Rocío— que muchos vieron como un gesto político y que se vio envuelta en polémica al cerrarse una planta completa para recibir a la líder del PSOE andaluz.
La familia ya ha anunciado que pedirá responsabilidades. “Es increíble, todavía no nos lo creemos”, explicaba poco después de la comparecencia de la consejera el portavoz de la familia de Rocío, su cuñado David Gaspar. “Algo habrá que hacer, esto no puede quedar impune”, subrayaba.
“Alguien se tendrá que hacer cargo de esas tres niñas, yo no quiero ni un duro por la muerte de Rocío, pero el padre tiene que trabajar y no podrá atenderlas”, apuntaba Fernando, tío de la víctima.
José Luis, Rocío y sus dos hijas son, según explica su entorno, una familia humilde. Él trabaja de camarero y encargado en un bar de Sevilla, ella era ama de casa y se encargaba de sus dos hijas. “Necesitaba muy poco para ser feliz —describe Fernando—, Rocío era la más feliz del mundo”. “Y él es un trozo de pan, el más trabajador del mundo, echando 14 horas en un bar… y ahora está destrozado”.
Fernando interrumpe de nuevo su discurso ante el equipo de EL ESPAÑOL. Sigue roto. “¿Cuántas posibilidades hay de morir en un ascensor?”, repite. “Me parece raro que no haya pasado antes, un susto, cogerle un brazo o una pierna, pero ¿esto?”.
Un ascensor que inspiraba poca confianza
Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, los trabajadores del hospital venían advirtiendo de los reiterados fallos del ascensor del siniestro. “Siempre estaba estropeado”, apuntan. “Algunos, incluso preferíamos ir por las escaleras antes que montarnos en el ascensor”, aseguran sin querer revelar su identidad.
“Es un accidente”, se resigna Fernando. “Eso sí, evitable, y alguien tendrá que pagar por esto. No sé quien”, puntualiza. “Y le podría haber pasado a cualquiera —sigue—, porque te puede pasar en cualquier lado, en un hotel… pero, ¿pariendo?”.
El cuerpo de Rocío salió del hospital de Valme poco después de las diez de la noche en dirección al Instituto de Medicina Legal de Sevilla, donde se le practicará la autopsia. Sus familiares esperan darle sepultura hoy lunes por la tarde. La bebé está ingresada en la UCI neonatal del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Explican sus familiares que por un leve problema en el corazón, ya que sufre una cardiopatía.
Triana no conocerá a su madre. Celebrará los cumpleaños con la amarga narración de unos trágicos hechos. Un suceso que todavía desconocen sus dos hermanas pequeñas, que pasaban la calurosa tarde en una piscina al margen del accidente que ha cambiado sus vidas.
“Eso —zanja Fernando—, ¿a ver quién tiene el valor de decirles a esas dos niñas que su madre ya no va a venir más?”.