Apenas habían terminado de sonar los acordes del himno de la Guardia Civil cuando varias decenas de mandos rompieron en un aplauso espontáneo que se extendió por todo el patio central de la sede de la Dirección General del Instituto Armado en Madrid. El gesto suponía saltarse el protocolo ya que no es habitual que los guardias civiles dediquen ovaciones de este tipo cuando visten de uniforme. De este modo reconocieron la trayectoria del general Pablo Martín Alonso, quien este lunes ha puesto fin a 46 años de servicio
Gran parte de su carrera estuvo ligada a la lucha contra el terrorismo. Fue máximo responsable de los Servicios de Información entre 2004 y 2012, el tramo decisivo que supuso la derrota policial de ETA. Antes, en la década de los noventa, había sido asesor en materia de terrorismo de la Secretaría de Estado de Seguridad. Entre abril de 1997 y agosto de 2003 estuvo al frente del Gabinete de Coordinación y Estudios de Interior, un puesto de la máxima relevancia dentro de la seguridad del Estado. Prueba de ello es que su actual responsable, el coronel Diego Pérez de los Cobos, es ahora el encargado de tutelar las acciones de los Mossos d’Esquadra en las acciones para evitar el referéndum.
El curriculum de “Don Pablo” (como se le conoce en el Cuerpo) le situaba desde hace ya años como candidato indiscutible a ocupar algún día el puesto de Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil, una institución en la que los ascensos y designaciones se preparan con tiempo de antelación. Sin embargo, cuando por fin le llegó su momento, cerca de cumplir los 65 años, apenas ha permanecido unos meses: desde el 2 de diciembre de 2016 y el 28 de julio de 2017.
El motivo de su marcha
Su salida ha estado provocada por la repentina reforma que este verano llevó a cabo el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, quien reestructuró las cúpulas de la Policía Nacional y la Guardia Civil suprimiendo de ambas la figura del Director Adjunto Operativo. La Guardia Civil sólo permite seguir en activo por encima de los 65 años a quien ostente el cargo de DAO, máximo puesto no político en la Institución. Eliminado ese puesto, el general Martín Alonso se ha visto obligado a retirarse.
Su marcha ha causado un gran malestar en el seno del Cuerpo, especialmente por las formas empleadas por el Ministerio. Según las fuentes consultadas, el general se enteró de esta reestructuración en sus vacaciones. Los compañeros de Martín Alonso apuntan a que los responsables del Ministerio ya tenían en sus planes acometer estos cambios cuando “Don Pablo” fue aupado a DAO. Las mismas fuentes consultadas lamentan tanto la brevedad de su mandato como la tardanza en llegar al puesto de DAO pese a su preparación y años de espera.
El anterior ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ideó la reforma que convertía en vitalicio el puesto de DAO. Fue la manera de mantener en el cargo de forma indefinida al entonces responsable máximo de la Guardia Civil, el general Cándido Cardiel. Aquel cambio ya generó malestar entre los mandos, no por la figura de Cardiel -también un hombre respetado en el Cuerpo- sino porque suponía un cambio en el estatu quo. La decisión de Fernández Díaz obligó a Martín Alonso a seguir esperando su momento como Mando de Operaciones, el número tres del Cuerpo.
Tras años calentando el banquillo, su mandato tan sólo ha durado ocho meses. Un tiempo cargado de éxitos en las investigaciones y de altos cargos del Partido Popular salpicados por ellas hasta poner el foco en sus agentes. Nombres como el de Ignacio González, principal imputado en la Operación Lezo, el expresidente murciano Pedro Antonio Sánchez o la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que criticó la investigación del cuerpo tras verse salpicada en uno de los informes del caso Púnica.
A pesar de ello, los principales protagonistas de la seguridad del Estado estuvieron presentes en su despedida de la bandera, el acto castrense con el que se retiran los mandos operativos. Desde el ministro Zoido, al secretario de Estado, Juan Antonio Nieto, o el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Felix Sanz Roldán, hasta muchos de los agentes que sirvieron a sus órdenes en la desarticulación de numerosos comandos de ETA.
"Nada que objetar"
A todos ellos recordó el general en su despedida en la que evitó pronunciarse sobre los motivos de su salida: "nada que objetar ni comentario alguno que hacer. Ya no me corresponde". Por su parte, el ministro Zoido ha destacado en su discurso “su trayectoria profesional irreprochable”.
“Se va a su casa, pero no dejará de ser nunca guardia civil”, comenta a este periódico uno de sus colaboradores en los últimos años. “En el Cuerpo tenía fama de persona distante, como un lord inglés, pero en las distancias cortas era una persona muy cálida. Como todos los de Información, cuesta que te otorgue su confianza, pero cuando lo hace es para siempre. Son gente que vale más por lo que calla que por lo que cuenta”, describe otra persona de su entorno. “Me quedo con ese aplauso al final”, declaró emocionado Martín Alonso a quien iba a despedirse de él al finalizar el acto.
Ahora la cúpula de la Guardia Civil queda repartida por cuatro mandos por debajo del Director General, que es un cargo político. Se trata del Mando de Apoyo e Innovación, liderado por el teniente general Pedro Vázquez; el Mando de Personal y Formación, vacante tras el retiro de su anterior responsable hace días; el Mando de Operaciones Territoriales, dirigido ahora por el teniente general Laurentino Ceña; y el Mando de Investigación, Información y Ciberdelincuencia, de reciente creación, y que lidera el teniente general Fernando Santafé.