La Policía ha trasladado a Cataluña el camión que ofrece posibilidades más virulentas para la disolución de turbas y manifestaciones. El cuerpo dispone de un solo ejemplar y fue adquirido a finales de 2013. Costó casi 500.000 euros. Contiene dos depósitos: uno de 7.000 litros para el agua y otro de 60 para el colorante.
Se trata del único vehículo policial con capacidad para derramar líquido a presión. El tinte tiene como objetivo marcar a aquellos que lideren las protestas descontroladas.
Nunca ha sido utilizado. Según explican fuentes policiales a este periódico, su movilización tiene que ver con la protección de los edificios de titularidad estatal y también podría estar relacionada con el contingente que la Policía nacional pactó prestar a los Mossos en la reunión celebrada este lunes.
Su llegada a Cataluña se enmarca en una "decisión técnica" y no se contempla su utilización, por lo menos no en los escenarios previstos. Hasta ahora, nunca ha disparado. Su aparición ha sido siempre preventiva.
Comprada en días de "Rodea el Congreso"
Dentro del cuerpo, también se conoce a este camión como el de "la polémica", debido a la gran inversión requerida en su día, coincidente con las protestas de algunos sindicatos, que se quejaban de no disponer de suficiente material antidisturbios.
Sus dimensiones y cualidades recuerdan a las manifestaciones del último periodo del franquismo y a los años duros de la Transición, cuando sí que se vieron este tipo de vehículos ahuyentando a los manifestantes a base de chorros de agua. El sobrecogimiento que causa su mera contemplación también ha sido uno de los argumentos que han aconsejado no pasearlo con frecuencia. Además, sus dimensiones y su reducida capacidad de maniobra le impiden atravesar calles estrechas.
En 2013, se justificó su compra para "proteger el libre ejercicio de derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana". "Es el ideal para acometer el control de las masas", explicó el cuerpo entonces. Eran los días de "Rodea el Congreso" y se ponía en marcha la ley de Seguridad Ciudadana, que restringía la forma de manifestarse.