"Vas a tener la lealtad de los socialistas andaluces y la mía la primera. ¡La primera!". Aplauso prolongado. "Sé que esa lealtad también la tendrás con Andalucía. Y lo único que te pido como secretaria general de los socialistas y presidenta de Andalucía es que no me hagas elegir entre las dos lealtades porque soy la presidenta de todos los andaluces". Ovación, con algunos gritos de júbilo y medio auditorio puesto en pie.
Susana Díaz pronunció estas palabras el 30 de julio en su discurso tras ser proclamada secretaria general del PSOE-A. Lo hizo mirando a los ojos a Pedro Sánchez, presente en el congreso del partido en Sevilla. Sánchez aplaudía con una amplia sonrisa mientras por dentro comenzaba a metabolizar lo que consideró, al menos según su equipo manifestó en privado, una nueva provocación de la candidata perdedora de las primarias por el liderazgo del PSOE.
Menos de dos meses después, Díaz parece haber elegido la lealtad que le vincula más. Y no se trata de la que le une a Pedro Sánchez. El motivo es una resolución sobre Cataluña presentada por Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, idéntica a la que el PSOE hizo naufragar en el Congreso de los Diputados al votar en contra. El texto saldrá adelante previsiblemente el jueves, con el apoyo del PSOE y Cs, aliados parlamentarios que dan apoyo a la Junta de Andalucía. Díaz revivirá así en Sevilla lo que Sánchez torpedeó en Madrid, incumpliendo las órdenes de Ferraz.
EL PSOE lleva una semana arremetiendo contra Ciudadanos, a quién reprocha una estrategia "oportunista" destinada "a cegar toda vía de diálogo" para resolver el conflicto institucional y social en Cataluña, según dijo este martes el propio Sánchez ante diputados y senadores.
La semana pasada, Rivera forzó en el Congreso de los Diputados el debate de una resolución no vinculante que manifestaba el apoyo al Gobierno, funcionarios y ciudadanos no independentistas. Ciudadanos no aceptó las enmiendas del PSOE, que reclamaba diálogo político para resolver el conflicto y que se reconociese a los alcaldes del PSC que no colaboran con el referéndum del 1 de octubre.
Por ese motivo, el PSOE votó en contra y la resolución no salió adelante. El voto no fue unánime. Cuatro diputados rompieron la disciplina de voto y muchos otros la siguieron con incomodidad porque el "no" no fue debatido internamente. Tres de los rebeldes fueron diputados andaluces, pero aseguraron haberse equivocado de botón.
La prohibición de Sánchez, burlada
Este lunes, una carta de Ferraz exigió al PSOE en todas las administraciones que no presentase ni respaldase iniciativas similares "sin previa autorización" de la Ejecutiva. Menos de 24 horas después, el PSOE de Andalucía registró dos enmiendas a la iniciativa de Ciudadanos que previsiblemente aceptará el partido de Albert Rivera, por lo que la moción previsiblemente logrará la mayoría necesaria.
Las enmiendas socialistas incluyen el reconocimiento a los alcaldes no independentistas y reafirma la apuesta de Andalucía por la convivencia, pero no hace ninguna referencia al diálogo político que Sánchez quiere encauzar con todos los partidos en un órgano en el Congreso y que Ciudadanos rechaza al considerarla una "comisión show", en palabras de Rivera. Las enmiendas de Díaz "no alteran ni el sentido ni el espíritu de nuestra moción", explican fuentes de la dirección de Ciudadanos en Andalucía, informa Jorge Sáinz.
Fuentes del PSOE en el Parlamento de Andalucía rechazaron anticipar el sentido de su voto, pero una vez que Ciudadanos asuma las demandas de Díaz, el texto será plenamente compartido, por lo que Ferraz ya cuenta con que la cámara autonómica la acabe aprobando.
Ferraz: "Quien queda mal" es Díaz
En otras palabras: Díaz desobedecerá la prohibición de Ferraz. Ante un texto casi idéntico, votará lo contrario en el Parlamento de Andalucía respecto a lo que votó el grupo socialista en el Congreso, diputados andaluces incluidos.
Fuentes oficiales de Ferraz quitaron hierro al asunto. Aseguraron que la resolución "no contraviene" la postura de Sánchez (aunque sí su orden de no debatirlo) y apostillaron que la dirección del partido no hubiera redactado las enmiendas como el equipo de Díaz.
Un miembro del equipo de Sánchez mostró, en conversación con este diario, su estupor por que en medio de la grave crisis institucional en Cataluña, Díaz se dedique a hacer encaje de bolillos para marcar distancias con Ferraz en una resolución no vinculante.
"Cada uno puede emplear su tiempo en lo que quiera. A la vista hay una declaración de independencia y eso sí que es grave", explica este miembro de la Ejecutiva, para el que "quien queda mal" es Díaz. El jueves, cuando se apruebe la resolución faltarán tres días para el 1-O, motivo por el que Ferraz no desautorizará a Díaz y sencillamente dejará pasar, con resignación y algo de incomodidad, lo que consideran la enésima provocación de la presidenta de Andalucía.
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