“Sabíamos hace semanas que no íbamos a hacer nada (...) nos prohibieron usar la porra (...) estábamos ahí haciendo el gilipollas”. Este es el testimonio de uno de los mossos d’Esquadra que trabajó el pasado domingo, día de la celebración del referéndum ilegal. Él, al igual que otros compañeros, culpa al mayor del Cuerpo, Josep Lluis Trapero, de haber previsto un dispositivo de “paripé” de manera “intencionada” y le acusa de haberles dejado vendidos. “Cosas como las del día 1 hacen que nos juguemos nuestro trabajo. Se lo tendría que haber jugado él, si no quería cumplir las órdenes judiciales, lo tendría que haber dicho y punto”.
Trapero está citado a declarar este viernes en la Audiencia Nacional, acusado de un presunto delito de sedición derivado de la actuación de los Mossos el pasado 20 de septiembre. Ese día, un grupo de guardias civiles quedó atrapado en la Consejería de Economía por una multitud independentista que les destrozó los coches oficiales. También ha sido citada a declarar a una subordinada suya, la intendente Teresa Laplana, al frente de aquel operativo. En declaraciones a EL ESPAÑOL, este mosso afirma haber trabajado con Laplana hace años y pide mantenerse en el anonimato a la hora criticar a “la cúpula de Trapero y sus secuaces”.
El agente de la Policía catalana relata cómo en su comisaría les citaron para el briefing del día del referéndum a las seis de la mañana. Esa es la misma hora que el propio Trapero había marcado como límite para que los colegios estuvieran ya desalojados, eso sí, sin emplear en ningún caso la fuerza contra los presentes. Por ello les impidieron usar sus defensas. “Cuando llegamos al colegio éramos sólo una pareja de agentes frente a unas 200 personas. Imposible intervenir”, dice este agente, quien afirma que se había leído el auto del TSJC y su intención era cumplir el mandato y requisar las urnas.
"Pedíamos antidisturbios, pero nos los mandaban"
No obstante, insiste en que cada vez que se acercaban a la puerta la gente se colocaba delante para impedirles el paso. Desde ese momento hacían amagos de entrar cada hora. “Pedíamos que vinieran los de orden público, pero no los mandaban. No sólo era vigilar a los que estaban sino que en un momento dado llegó un grupo de ultraderecha a increparles”. A su juicio, “se podría haber organizado de otra manera" y opina que ni con todo el despliegue de Mossos, Policía y Guardia Civil se podrían haber cubierto todos los colegios.
“Los ciudadanos nos quieren y nos aplauden cuando les conviene. El día que pase algo y tengamos que volver a cargar, nos volverán a odiar. Los ciudadanos son así”, advierte este agente al ser preguntado por la respuesta ciudadana recibida tras su actuación el 1-O. “A mi no me verás nunca ni con una bandera catalana ni con una bandera española. Me da tan igual la independencia de Cataluña como la unidad de España”, aclara este mosso.
Culpa además a Trapero de haber retrasado intencionadamente la elaboración de las actas de actuación tras la orden de Fiscalía de interrogar a los directores de los colegios en busca de las urnas. Esta instrucción fue dictada el lunes 25 de septiembre. Según dice, las actas llegaron al día siguiente, pasado el mediodía “cuando ya muchos colegios están cerrados”. En algunos puntos no pudieron realizar esta diligencia hasta el miércoles, dos días después. Explica que esas actas se tarda “diez minutos” en elaborar y mandar y, si se retrasó, fue “para evitar que se cogieran las urnas”.
Otros testimonios
El de este agente no es el único testimonio que ha trascendido en las últimas horas contra la gestión de Trapero al frente del Cuerpo. En declaraciones a Radio Nacional, otros compañeros suyos se han significado en el mismo sentido pidiendo también mantenerse en el anonimato. Uno de estos agentes cuenta que, “mientras el resto de unidades estaban ese día al completo, la BRIMO (los antidistubios) estaba un tercio de ella de vacaciones”. Fuentes del cuerpo autonómico precisan que los Mossos d’Esquadra cuentan con cerca de 1.500 agentes antidisturbios para toda Cataluña.
En declaraciones a el diario El Mundo, otro agente autonómico lamenta que lo que se hizo el domingo fue “abandonar a su suerte a compañeros” de la Policía y Guardia Civil. Asume que a esa actuación se le pueda considerar una traición. “Ahora nos desprecian con razón”, zanja.
Por su parte, Crónica Global informa también que actualmente los Mossos se encuentran partidos en dos familias: “Están rotos. Divididos en dos partes antagónicas: una, la que podría situarse entre aquellos que están más apegados a la ley y la Constitución (y donde se encuentran los expolicías y exguardiaciviles que se han pasado a la policía autonómica) y, por otro lado, los mossos considerados abiertamente independentistas. La cosa va de mitad y mitad”, asegura un veterano cabo de los Mossos.
Noticias relacionadas
- El clan catalán tras la firma Amichi que declara la guerra al independentismo
- Las imágenes falsas del referéndum del 1-O
- Agentes de los Mossos y Policía Nacional se despiden entre abrazos en Pineda
- La CUP pide al Gobierno catalán dejar de trabajar con La Caixa, Sabadell y BBVA
- Interior retirará las medallas a los mossos que no acaten la Constitución