Un plan perfecto para Cataluña. "Urnas de verdad", como dice Albert Rivera, con garantías, a corto plazo y siguiendo la legislación electoral vigente para unas elecciones autonómicas. ¿Qué podría salir mal?
Este viernes, el PSOE avanzó un pacto con el Gobierno para celebrar elecciones catalanas en enero. Aplicar así el artículo 155 de la Constitución española alejaría el fantasma de una regencia política nombrada por el Gobierno de Mariano Rajoy que gobernase Cataluña durante meses frente a un más que probable descontento social azuzado por los partidos independentistas. Albert Rivera confirmó que esa era también su reivindicación, trasladada al presidente del Gobierno.
Las elecciones como salida al permanente compás de espera en la grave crisis institucional que atraviesa Cataluña y el Estado se han convertido en un acontecimiento que se da por hecho y en el debate político de los últimos días. Ya sólo se habla sobre la fecha, el tipo de Gobierno que conducirá a ellas o las medidas que se tomarán en paralelo.
Sin embargo, varios diputados y dirigentes socialistas y, en menor medida, de Ciudadanos, consultados por EL ESPAÑOL muestran sus dudas sobre la hoja de ruta que públicamente defienden con vehemencia Pedro Sánchez y Rivera.
"Es una operación con muchos riesgos", señala un dirigente socialista cercano a Sánchez. "Todos hablamos de elecciones, pero... ¿quién va a ganar esas elecciones? ¿Qué arreglarán si las gana el independentismo? Creemos que sólo por convocarlas las ganaremos y lo cierto es que el independentismo está muy movilizado. La aplicación del artículo 155 no va a hacer sino victimizarlo", explica.
¿Y si Puigdemont no reconoce las elecciones?
Otro socialista ve un riesgo mucho mayor y, además, previo al día de la votación. "Nadie lo dice, pero si yo fuese Puigdemont, que ha amagado con declarar la independencia y podría declararla con toda solemnidad en cuanto empiecen los trámites del artículo 155, ¿por qué iba a aceptar participar en unas elecciones convocadas por el Estado, en la fecha que dice el Estado, si ya ha dado pruebas más que suficientes de que no reconoce la legitimidad de las decisiones del Estado?"
Esa perspectiva es, para este parlamentario, aterradora. El independentismo pasaría de reclamar y celebrar, pese a la falta de garantías, un referéndum a rechazar unas elecciones convocadas en la práctica por el Gobierno. Es decir, pasaría del "volem votar" a no querer votar. El Gobierno pasaría de combatir un referéndum a tratar de imponer unas elecciones, las primeras no convocadas por el president de la Generalitat escogido en las urnas.
La situación podría volverse insostenible si el Gobierno logra convocar las elecciones y el independentismo decide no presentarse o boicotearlas, ya que el Parlament surgido de esa convocatoria en modo alguno sería una representación fiel de la sociedad catalana. "Entraríamos en una deriva de meses sin solución al conflicto y con agitación en la calle que podría desembocar en las medidas más drásticas que precisamente es lo que querían evitar PSOE y Cs", explica una de las fuentes.
El entorno de Rivera, optimista
El entorno de Rivera ni se plantea estos escenarios. Cree que el llamado bloque constitucionalista, conformado por Cs, PSC y PP en Cataluña, debe aspirar a desmovilizar al electorado antisistema de la CUP, que consideraría las elecciones una farsa al celebrarse con el libro de instrucciones de la legalidad constitucional, y tratar de convencer al electorado moderado del PdeCAT descontento con el giro independentista de su partido.
¿Y los votantes de Cs y los partidos no independentistas? "Los nuestros ya tienen el voto en casa", asegura. Tras la manifestación multitudinaria de hace dos domingos en Barcelona, convocada por Sociedad Civil Catalana, Ciudadanos considera que esa mayoría silenciosa ya ha perdido el miedo.
Otras voces en el partido naranja son más cautos y se tientan las vestiduras. "No nos fiamos de Rajoy y, sobre todo, de su innata capacidad para comunicarlo todo mal y quedar, él y los que lo apoyamos, como malos. Las elecciones son siempre un escenario incierto. Aunque nosotros tenemos buenas perspectivas según las encuestas, no nos fiamos de que sea suficiente para llegar a la Generalitat", explica una fuente escéptica de Cs.
PSOE y Cs ligan su futuro a Rajoy
Según un parlamentario socialista, lo necesario es una solución quirúrgica, aunque debiera ser aplicada el pasado 6 o 7 de septiembre, cuando el Parlament aprobó las leyes de desconexión. "Sea como fuere, si tú tienes el bisturí, puedes cortar para asegurar que acabas con la metástasis, aunque sea duro. Pero si quieres aplicar una pomada, en caso de que la infección se propague el médico responsable de la muerte seguirás siendo tú".
En otras palabras, las negociaciones reconocidas de Sánchez con Rajoy ligan la estrategia y el futuro del líder socialista al presidente del Gobierno. "Él será también responsable de lo que ocurra si fracasa el plan de las elecciones, bien porque no son reconocidas o porque las pierde. Y entonces podría estar inhabilitado de facto en el escenario posterior". Lo mismo le podría ocurrir a Rivera, el más firme partidario de convocar elecciones a través del artículo 155.
En cambio, Rajoy tiene una posición un poco más cómoda, pese a la enorme responsabilidad de liderar el Ejecutivo. "No quiere hacer nada. Está cagado", explica un interlocutor habitual del presidente del Gobierno. De ahí que se alarguen los plazos para aplicar el 155 hasta casi entrado noviembre. "Si esto sale mal, siempre podrá decir que es porque tuvo que pactar con el PSOE, que prefería una solución blanda en vez de atajar el problema", explica una de las fuentes socialistas.
En ese sentido, a Rajoy le importa más acudir con el escudo de la unidad frente al independentismo que las medidas, ya que en caso de fiasco siempre tendrá la opción de repartir las responsabilidades.