Daniel Ramírez Jorge Barreno

Es un lunes cualquiera a la orilla del hospital de La Paz, en Madrid. En la marquesina de los autobuses interurbanos atraca el 155, que conecta la capital con La Moraleja. Es verde, con letras naranjas. Podría ser una línea cualquiera, pero no, es la 155.

Los números a veces juegan malas pasadas. Díganselo al conductor del 155 en Barcelona... Su vehículo fue detenido por decenas de manifestantes de la ANC, que quisieron bloquearle el paso en lo que llamaron "una protesta simbólica".

En Madrid, el 155, en esta mañana de lunes, ni fu ni fa. Los viajeros dicen que se bajan si les llevan a Barcelona y que no han visto a Mariano Rajoy. Se confiesan "saturados" de información y la mayoría no había caído en que viajaba a bordo de la discordia constitucional. Aunque luego reconocen: "¡Sí, está de moda!".

De viaje con el 155

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