Barcelona

El Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona podría romperse esta misma semana sin que la alcaldesa Ada Colau tenga previsto intervenir. Este sábado, Barcelona en Comú, convocó una consulta a los activistas inscritos en su web para que decidan si mantienen o no el pacto con el PSC tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, respaldado por el PSOE y el PSC, su partido hermano en Cataluña.

Colau gobierna gracias a los 11 concejales de su lista y los cuatro del PSC, integrados en la gestión municipal. El pacto "funciona correctamente", según explica a este periódico el portavoz de Barcelona en Comú, Jordi Rabassa. Incluso a pesar de que es un Ejecutivo municipal en minoría, ya que en el pleno se sientan en total 41 concejales. 

"El Partido Socialista no ha actuado como a nosotros nos hubiera gustado en cuanto al 155. Es más, ha sido de los que lo ha apoyado, de los que lo ha protagonizado", explica Rabassa en relación a la "represión", la "oleada de violencia", el cese del Govern y de atribuciones del Parlament que impone el Gobierno de Mariano Rajoy. "Por eso nos preguntamos: ¿queremos seguir gobernando con uno de los partidos que lo han propiciado?", explica. 

Rabassa asegura que ha habido mucho "nerviosismo" y malestar en las bases de Barcelona en Comú y que, aunque hay pluralidad de opiniones, el compromiso con la "radicalidad democrática" de la organización ha llevado decidir la convocatoria de la consulta. L

a decisión de este sábado estuvo respaldada a mano alzada por el 90% de los presentes en una amplia reunión de dirigentes. La pregunta no está decidida, pero la consulta se activará a mediados de semana y los activistas tendrán varios días para votar por internet.

Neutralidad ante su propio equipo de Gobierno

Sin embargo, el portavoz asegura que ni Colau, ni el resto de concejales ni la dirección de la organización se posicionarán a favor de la continuidad del pacto o en contra. 

"El Grupo municipal y el partido va a mantener la neutralidad", explica Rabassa. "Se trata de una decisión autónoma y concreta sobre el pacto con el PSC, no sobre otros ofrecimientos más o menos velados", explica en referencia a la oferta de Xavier Trias (PDeCAT) y Alfred Bosch (ERC), que hace dos semanas prometieron no hacer caer a la alcaldesa si rompía el pacto con los socialistas. 

Barcelona por encima del procés

Fuentes socialistas lamentan que Colau haya permitido una consulta que en realidad no entra a valorar los términos del pacto o el cumplimiento de lo acordado, que nadie ha puesto en duda. 

"Tenemos un pacto de ciudad que deja fuera la cuestión nacional", explican. "Ponemos la ciudad y su gobernabilidad por encima de cualquier otro interés". Los socialistas recuerdan que la propia alcaldesa se ha mostrado satisfecha en varias ocasiones con el pacto con Jaume Collboni, tercer teniente de alcalde y líder municipal del PSC.

"Esperamos que Colau defienda el acuerdo que ella misma firmó" porque "ponerlo en cuestión es arriesgar gravemente uno de los últimos puentes que quedan en pie en Cataluña", advierten. 

¿Se lava las manos Colau?

Para el equipo municipal del PSC, el pacto es un ejemplo de cómo distintas fuerzas de izquierda pueden gobernar juntas, sea quien sea el partido con más concejales, y lo consideran un ejemplo para el futuro y para otros lugares, ya que el electorado es parcialmente compartido.

Otros sectores del PSC consideran la consulta una deslealtad y recuerdan que los socialistas "nunca se lavarán las manos o subrogarán un problema", según un dirigente local.

Que Colau no haya evitado la consulta y ni siquiera se haya opuesto a ella podría ser, en este sentido, una muestra de que en realidad quiere que naufrague para aliarse con los partidos independentistas, sostienen los más escépticos. Mantenerse neutral y no explicar a sus bases que el pacto funciona podría ser la prueba definitiva, según temen algunos socialistas. 

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