La Santa Sede ha levantado las medidas canónicas cautelares al padre Román Martínez y a otros dos religiosos inicialmente investigados en el que se conoció como caso Romanones, habiendo recibido los tres este miércoles su nuevo destino pastoral para volver a ejercer como sacerdotes.
Así lo ha indicado en un comunicado el Arzobispado de Granada, que ha recordado que los tres tenían impuestas desde el pasado 15 de octubre de 2014 medidas canónicas cautelares, tras la decisión de apartarlos del ejercicio pastoral tomada por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, que abrió entonces una investigación sobre los hechos denunciados por supuestos abusos sexuales a un menor.
El caso se hizo público en noviembre de 2014, cuando fueron detenidos el padre Román, dos sacerdotes más y un profesor de Religión, que sin embargo quedaron después en libertad con cargos, en un caso en el que estaban imputadas inicialmente un total de 12 personas, 10 sacerdotes y dos laicos.
La Audiencia de Granada acabó declarando prescritos los delitos que se le atribuían a 11 de ellas, confirmando que la causa sólo debía continuar contra el padre Román, que, considerado el líder del grupo, fue juzgado y posteriormente absuelto del delito de abusos sexuales a un menor del que estaba acusado. La Sala alegó la falta "total y absoluta" de pruebas contra él y la "inconsistencia del relato" del denunciante, que a su juicio incurrió en "graves contradicciones" y aspectos "absolutamente inverosímiles".
Todo se precipitó después de que el joven comunicara por carta al Vaticano que había sido víctima de abusos sexuales desde los 14 hasta los 17 años por parte de este grupo de religiosos de Granada, lo que motivó que el propio Papa Francisco le llamara para pedirle perdón y ofrecerle su apoyo, y la Congregación para la Doctrina de la Fe impusiera las medidas cautelares ahora levantadas para que el padre Román y otros dos religiosos no pudieran ejercer como sacerdotes.