"Nos llaman los de la puta y la ramoneta, pero siempre estamos en la misma posición". Con esta frase, Xavier Domènech, candidato de Catalunya En Comú Podem para el 21-D, se defiende de quienes les acusan de equidistancia o ambigüedad en Cataluña. Sin duda, Pablo Iglesias puede pensar algo parecido cuando le acusen de su doble juego respecto a la Constitución española. Pero lo cierto es que el próximo 6 de diciembre, el líder de Podemos se manifestará al mismo tiempo a favor y en contra de la Carta Magna.
En el aniversario de la aprobación de la Constitución, el próximo miércoles, 6-D, Iglesias y la plana mayor del partido morado acudirán por la mañana al Congreso de los Diputados para tomar parte en los actos de conmemoración. Por la tarde el secretario general celebrará un encuentro con varios catedráticos precisamente destinado a denunciar "el agotamiento de nuestro modelo constitucional". Y todo ello después de presentar, el lunes, un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional por la aplicación del artículo 155.
Vuelve al 6-D...y pide un "impulso constituyente"
Iglesias y el resto de dirigentes de Podemos acudieron en 2015 a los actos del 6-D en el Parlamento. En 2016, Podemos también estuvo en este evento, pero Iglesias se ausentó, lo que ya provocó controversia. Este 2017, el secretario general vuelve a las Cortes para conmemorar una Constitución, la de 1978, que él mismo combate día sí y día también denunciando la crisis "del régimen del 78" y apelando a la necesidad de un proceso constituyente.
El mismo día, a las seis de la tarde, el líder de Podemos protagonizará el encuentro 'Conectar España: Nuevos acuerdos para un impulso constituyente' que, según exponen fuentes del partido morado, "tiene como objetivo continuar con el proceso colectivo de análisis de los retos que plantea el agotamiento de nuestro actual modelo constitucional". Iglesias se sentará junto a Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla; y Mª Eugenia Rodríguez Palop, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III , para reflexionar sobre los cambios que necesita la ley de leyes.
Equilibrismo y polarización
Por supuesto, en Podemos creen que ambas cuestiones son compatibles, porque Iglesias y los suyos defienden tanto la Constitución como la necesidad de reformarla en profundidad y cuanto antes. En todo caso, parece un ejemplo más del equilibrismo al que se ven obligados para contentar a sus potenciales votantes catalanes, por un lado, y para no defraudar a sus afines en el resto de España, por el otro.
Porque lo cierto es que Podemos se mueve entre dos polos tanto en Cataluña, donde está en medio de independentistas y constitucionalistas, como en toda España, donde tiene que tratar de evitar el hundimiento en las encuestas precisamente derivado de su postura en la crisis catalana. Jugar a "la puta y la ramoneta" es, por tanto, casi una obligación política para Iglesias. Haga lo que haga, tanto en lo referente a Cataluña como a la Constitución, recibirá ataques por algún flanco.
Sin ir más lejos, en los últimos días se han vivido dos embrollos políticos, uno relacionado con la Constitución y otro con Cataluña, que evidencian cómo Podemos se ubica en medio de dos fuegos, en una tierra no hollada por los citados polos.
Los actos del 40º aniversario y el recurso ante el TC
En primer lugar, el pasado 24 de noviembre Unidos Podemos denunciaba que el Congreso y el Senado le habían excluido de la organización del 40 aniversario de la Constitución -que se celebrará en 2018-, al rechazar la inclusión de los nombres que proponía el grupo parlamentario en el Consejo Asesor de estos actos.
Iglesias y sus socios afirmaban que se trataba de "un Comité sesgado hacia la representación mayoritaria de filiaciones políticas conservadoras en su interpretación de la Constitución, excluyéndose voces favorables a someter el texto constitucional a debates más profundos que nostálgicos". El resto de grupos afirmaban, en cambio, que Podemos se autoexcluía. El caso es que el partido morado y sus aliados no aparecieron en la foto de familia que se hizo este Consejo Asesor el pasado lunes.
En segundo lugar, el pasado jueves el propio Iglesias anunciaba la presentación de un recurso ante el TC contra la aplicación del 155 en Cataluña. El PDeCAT y ERC pedían sumarse a la iniciativa, pero Podemos y sus socios se lo impedían por ser "corresponsables" de la situación generada en suelo catalán durante las últimas semanas.
Nuevamente, arreciaron feroces críticas por los dos flancos. Los independentistas arremeten contra ellos por no permitirles sumarse -Gabriel Rufián volvió a llamarles "equidistantes" en Twitter- y el Gobierno y el PSOE también les zahieren por su recurso -"sorprenderá a muchos de sus votantes", decía el viernes portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo-.
En el partido de los círculos saben que están entre ambos polos. Y temen que, como ya ocurrió en las catalanas de 2015 con Catalunya Sí Que Es Pot, esa polarización lastre las opciones electorales de Catalunya En Comú Podem el próximo 21-D. Por ello, buscan un complejo equilibrio. Por eso siempre juegan (o parece que lo hacen) a "la puta y la ramoneta".
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