Años noventa, cualquier calle del País Vasco o Navarra, disturbios callejeros protagonizados por la kale borroka de ETA y frente a ellos, siempre en primera línea, José Miguel Camejo Gallardo, conocido por su indicativo policial como León-0. Este comisario, clave en el desafío de arrebatar a la banda terrorista el control de la calle, ha fallecido este miércoles en Tenerife. Su muerte pone fin a una carrera marcada por la labor al frente de los antidisturbios de la Policía Nacional, que llamó la atención de responsables del Cuerpo y hasta ministros de la época como Jaime Mayor Oreja.
Hubo un tiempo en el que la violencia que auspiciaba ETA a través de sus filiales Haika o Jarrai suponía una de las principales amenazas para la seguridad española. La calle estaba literalmente en manos de los terroristas y solo un fin de semana de altercados ocasionaba millones de euros en daños. Ese fue el escenario en el que aterrizó Camejo Gallardo a finales de los años ochenta, periodo líder en asesinatos de ETA.
“Dormía con las botas puestas”, recuerda ahora el exjefe superior de Policía de Navarra, Alfonso Fernández Díez, quien destaca que se le podía llamar a cualquier hora para movilizar a los antidisrturbios ante cualquier incidente imprevisto. Le define como un hombre solitario y tranquilo que no perdía la calma ni siquiera en las peores situaciones de violencia callejera. “Eso se lo transmitía a sus compañeros”, añade este mando ya jubilado.
En la Policía desde 1985
León-0 ingresó en el Cuerpo en 1985 como Teniente. Entonces no existía la actual estructura y los jefes de la Policía Nacional venían de la Academia General Militar. Por ello se ganaron el apodo de botas entre el resto de agentes. De la misma promoción que Camejo Gallardo fue el comisario principal Enrique Barón, actualmente al frente de los servicios de Información.
El origen canario de Camejo no le impidió conocer a la perfección cada rincón de cada calle de Pamplona o de las tres provincias vascas. Ese conocimiento le permitió anticiparse en multitud de ocasiones a los movimientos de los proetarras en un momento de especial conflictividad por la llegada del PP al Gobierno.
Como inspector jefe estuvo hasta el año 2000 al mando de la VI Unidad de Intervención Policial (UIP) ubicada en el País Vasco y Navarra. Luego fue jefe de la X UIP en Canarias. De allí ascendió a comisario en 2010 y le asignaron la Brigada de Policía Judicial de Las Palmas. Actualmente servía como jefe provincial de operaciones en la comisaría de Tenerife.
“Él le quitó el control de la calle a los proetarras”, enfatiza a este periódico otra fuente policial, que recuerda los elogios que le dedicaba Mayor Oreja desde el Ministerio o cómo los agentes de base preferían referirse a él como León-0. “Era un espectáculo verle trabajar. Cuando parecía que todo estaba a punto de desbordarse, con miles de manifestantes, no menos de 80,000; cohetes con punta de acero; rodamientos, contenedores y coches cruzados... llegaba, tranquilo, valiente y restablecía todo”, añade esta fuente.
Fallecido en su despacho
En los archivos de la Policía hay algunos informes que hablan de él. Uno de ellos, firmado el 12 de enero de 1999, explica la decisión de trasladarle a Pamplona para dirigir todos los grupos de antidisturbios del País Vasco y Navarra pese a que la sede de esa UIP estaba en Bilbao. Aquel traslado se produjo a petición del delegado del Gobierno de Navarra Francisco Javier Ansuátegui.
“Esta situación de continuos desplazamientos entre las ciudades de Bilbao, San Sebastián y Pamplona, tras duras jornadas de enfrentamientos callejeros, ha sido causa en varias ocasiones de graves accidentes de tráfico sufridos por el sr. Camejo”, recoge este documento, que destaca su “altísimo grado de experiencia sobre la materia” o su “innegable esfuerzo y dedicación, éxito que en la actualidad ha determinado un repliegue importante de los grupos violentos”. Camejo ha fallecido a las 14.30 este miércoles en su despacho.