"Laura Sancho ha venido a Bruselas a decirle que el 21-D podrá votar por primera vez y que lo hará por mí, porque yo no podré. Le quiero agradecer este gesto y la generosidad. ¡Gracias Laura".
Al leer el comentario de Carles Puigdemont en Instagram, muchos ciudadanos independentistas habrán sentido un ataque de ternura. ¡El "presidente legítimo" podrá votar pese a la represión del Estado que le llevó al exilio! ¡Quién mejor que una mujer joven que iba a votar por primera vez para sacrificar su derecho para que Puigdemont pueda ejercer el suyo!.
No.
El comentario de Puigdemont encierra dos mentiras. La primera es que la joven, cuya biografía en Instagram es "perdida en Barcelona haciendo cosas", votará por él. La segunda, que él no puede votar. Si no lo hizo es, sencillamente, porque no quiso.
No hay democracia sin voto personal y secreto
En España, el voto es intransferible. "El derecho de sufragio se ejerce personalmente", dice el artículo 4 de la ley electoral. Es una de las claves del sistema, que asegura la votación libre de injerencias o presiones. De lo contrario, se abriría la puerta a la compraventa o la manipulación del elector, un fraude electoral.
No existe ningún mecanismo para delegar el voto y, cuando éste no se ejerce directamente en la urna de una mesa electoral, el ciudadano tiene que acreditar concienzudamente su identidad, algo que sabe cualquiera que haya votado por correo o desde el extranjero.
Será Laura Sancho quien vote este jueves, si finalmente lo hace, y Puigdemont quien se abstenga. Puigdemont se quedará sin votar en unas elecciones que, según las encuestas, podrían superar el récord histórico de participación en Cataluña, ahora en el 80,7% del censo que ejerció su derecho en las generales de 1982.
Puigdemont sí pudo votar y decidió no hacerlo
"Yo no podré", dice Puigdemont. Falso. La legislación española es muy garantista en este sentido y el expresident podría haber votado en media docena de supuestos diferentes, según la situación en la que se encontrase.
Si Puigdemont no hubiera huido a Bélgica, ahora podría estar en prisión preventiva, como el exvicepresident Junqueras, el exconseller Joaquim Forn, Jordi Cuixart (presidente de Òmnium) o Jordi Sánchez (expresidente de la ANC). Los cuatro pueden votar, ya que la ley electoral explica en su artículo 3 que no pueden hacerlo los que tengan una condena judicial firme que explícitamente les retire el derecho al voto. Los cuatro políticos en prisión no sólo no tienen una condena firme sino que no han sido juzgados y, de hecho, tres de ellos serán con toda probabilidad elegidos diputados. Todos ellos pueden votar.
De no haber huido a Bruselas, Puigdemont podría estar ahora en libertad si el juez considerase, como hizo con otros seis consellers, que no había motivo para que estuviese en prisión preventiva. En ese caso, podría hacerlo en su colegio electoral de Girona como un ciudadano más, aunque seguramente rodeado de cámaras de televisión.
Puigdemont pudo votar por correo
Puigdemont huyó a Bruselas tras la proclamación de la república catalana. Desde allí, miles de ciudadanos españoles y catalanes tienen derecho a votar y, además, lo ejercerán.
El plazo para solicitarlo concluyó el pasado 22 de noviembre sin que Puigdemont lo hubiese solicitado. De haberlo hecho, tendría que haber acudido al consulado en Bruselas como un ciudadano más, haber hecho cola ante la ventanilla y cumplimentar los requisitos de lo que se conoce como el voto rogado. Allí no podría ser detenido, ya que los agentes que puede haber allí no ejercen funciones de policía judicial. Puigdemont dejó correr el plazo y alimentó los rumores sobre su vuelta a Cataluña a pesar del riesgo cierto de detención.
Laura, una joven que probablemente ya iba a votarle
Por otra parte, el hecho de que Laura Sancho se haya desplazado a Bruselas para ceder su voto parece indicar que, en realidad, ella ya iba a votar por Puigdemont, lo que apunta a que el anuncio del expresidente muy probablemente responda más a propaganda electoral.
"Es un honor poder votar en tu nombre, president", explica Sancho en su cuenta. Si fuese un elector posible de Ciudadanos, PSC o PP, probablemente ni se hubiese desplazado a Bruselas, pero seguro que no le llamaría "president", ya que fue cesado por el artículo 155.
Por otra parte, Junts per Catalunya libra una enconada lucha por el voto con ERC, cuyo líder, Oriol Junqueras, ha recordado este mismo lunes que él no se esconde y por eso está en prisión preventiva. La CUP se ha desmarcado del president y pide el voto para sus siglas, como Catalunya En Comú Podem, algo por otra parte lógico. Si fuese votante de cualquier otro partido, votaría en consecuencia.
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