"Le ruego disculpe los lapsus de mi memoria". De este modo arranca la carta remitida por el exmiembro de los GRAPO Fernando Silva Sande al tribunal de la Audiencia Nacional que juzgó a dos excompañeros suyos de la banda terrorista por el secuestro y asesinato del empresario zaragozano Publio Cordón. Una frase de este manuscrito ha llevado a los jueces de la Audiencia Nacional a creer que la víctima se encuentra enterrada en los Pirineos y no en los Alpes como siempre sostuvo Sande desde que en el año 2009 empezó a colaborar con la Guardia Civil para hallar el cadáver, aún desaparecido.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso al documento redactado de puño y letra por Silva Sande. En realidad, lo que trata de explicar es quién y cómo dio la orden de cobrar el rescate de 400 millones de pesetas por Publio Cordón a pesar de que ya había muerto tratando de huir del piso de Lyon (Francia) donde le tenían confinado. El exgrapo escribió esta carta porque consideraba que no había sido del todo claro en su declaración como testigo del juicio celebrado el pasado noviembre en el que relató con todo tipo de detalle cómo dejaron morir a Cordón.
Alega que se acordó de las palabras exactas cuando le bajaron a los calabozos de la Audiencia Nacional y que llegó a pedir un papel y un bolígrafo a los policías que le custodiaban para que se lo hiciesen llegar al juez. Pero ante la negativa de los agentes, procedió a escribir nada más llegar a su celda de la cárcel madrileña de Soto del Real.
En concreto, la frase en cuestión de la carta (subrayada por el propio preso) dice lo siguiente: "Fue Teijelo (uno de los acusados) que al fallecer Publio salió a contactar con Arenas (máximo líder de los GRAPO) y vino a decirnos que debíamos 'llevar el cadáver lo más lejos posible de Lyon, a ser posible a los Pirineos. Que debíamos enterrarlo bien para que nadie lo encontrara para poder seguir adelante con el plan trazado (el cobro)' que esas fueron las palabras de Pedro (uno de los alias de Arenas)".
El lugar del cadáver
Este jueves se ha conocido la sentencia de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que condena a 30 años de cárcel a los dos excompañeros de Silva Sande, José Antonio Ramón Teijelo y María Victoria Gómez por el secuestro de Cordón. No obstante, la sentencia -de la que ha sido ponente el magistrado Antonio Díaz Delgado- dice que no es posible confirmar que Cordón muriese como detalló Silva Sande debido a que nunca se ha encontrado el cadáver. A la hora de valorar "el aspecto controvertido del lugar del cadáver" añade el contenido del carta de Silva Sande.
La sentencia interpreta de este manuscrito que en realidad los terroristas nunca llevaron a Cordón al Mont Ventoux, en los Alpes, tal y como siempre ha mantenido el arrepentido Silva Sande: "En el momento de redactar esta sentencia ha enviado (silva Sande) un escrito a este tribunal donde refiere que llevaron el cadáver a los Pirineos, cordillera que está bastante alejada del Mont Ventoux, que pertenece a los Alpes".
"Las divergencias en el testimonio de Fernando Silva Sande sobre la ubicación del cuerpo de la víctima, hace que no podamos sentar como verdad jurídica que los hoy acusados cometieran el homicidio por omisión del que vienen acusados", añade la resolución.
Diversas búsquedas en Francia
En mayo del año pasado fue la última vez que una veintena de agentes de la Guardia Civil se desplazaron al Mont Ventoux de Francia señalado, pico en mano, para cavar en busca del cadáver de Cordón. Usaron dispositivos especiales prestados por el Ejército español, pero no lo encontraron. No era la primera vez que iban, en varias ocasiones incluso con la presencia del propio Sande, excarcelado para la ocasión.
Silva Sande fue expulsado de los GRAPO debido a su enfrentamiento con el camarada Arenas. En 2009, aún preso en Francia, mandó una carta a la Guardia Civil mostrando su disposición a contar cómo murió Cordón. Hasta ese momento la versión oficial de los GRAPO era que le dejaron marchar tras cobrar su rescate. Sande reveló que su víctima trató de escapar por una ventana y se cayó desde una altura de tres metros. Perdió la vida unos minutos después y después le enterraron, siempre según la versión del terrorista arrepentido.