Inés Arrimadas se sube al escenario de Ciudadanos en la plaza de España de Barcelona y celebra su victoria en las elecciones catalanas proclamando a voz en cuello un triple viva: "¡Visca Catalunya, visca España y visca Europa!".
–¡¡Y visca tú!! –le responde emocionado mirando al televisor el mayorista de pescado Alfonso Rendón López. 1.085 kilómetros por carretera separan la fiesta en Barcelona de Arrimadas, Albert Rivera y los suyos del bar El Picoteo de Jerez de la Frontera, donde esta noche varias decenas de miembros de la agrupación local de Ciudadanos han organizado una modesta reunión que seguramente es una de las de más valor simbólico del 21-D.
Celebran desde Jerez, en Cádiz, en el extremo sur de la cuestionada España, que su correligionaria y paisana, nacida aquí en 1981 y establecida en Barcelona desde 2008, haya ganado las elecciones en la otra punta del Estado liderando la oposición al independentismo.
Reconocen que es una victoria impotente, puesto que los soberanistas vuelven a sumar mayoría absoluta, pero prefieren quedarse con el dato de que 'su' Inés ha sido la candidata más votada y que Cs ha sacado más escaños (37) y votos (1,1 millones) que nadie. "Para nosotros es un orgullo", dice a EL ESPAÑOL el concejal portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Jérez, Carlos Pérez. "Y el mérito es que sea en Cataluña. Sería muy buena gestora si pudiera gobernar", añade su compañero de partido Javier Álvarez.
La noche electoral de los Ciudadanos en la cuna de Inés Arrimadas en Jerez de la Frontera comenzaba a las ocho de la tarde en este bar de la calle Sevilla, como hacían en sus primeros encuentros, cuando fundaron la agrupación jerezana a principios de 2015 y a falta de sede se citaban en bares y cafeterías después de sus trabajos.
Apenas cinco meses después, en las elecciones municipales de mayo de 2015, el recién nacido grupo de Cs obtenía dos meritorios concejales de los 27 en juego en el complicado Ayuntamiento de Jerez, municipio de 212.000 habitantes. Inés Arrimadas, que era diputada de Ciutadans en el Parlament catalán desde 2012, no dirigió la fundación de Ciudadanos en su Jerez natal, donde vivió toda su infancia y gran parte de su juventud, pero sí que dio desde el principio frecuentes consejos a sus compañeros gaditanos, sobre todo acerca de cómo comunicarse en público.
“Ella es una comunicadora excepcional”, elogia el concejal Pérez. ¿Qué consejos políticos le dio? “Inés me dijo, ‘¿y tú sabes dónde te metes?’”. Pérez aparcó su trabajo en la banca para meterse, sí, a político local.
Como concejal, una de sus misiones fue oficiar la boda del año de 2016 en Jerez, cuando en julio casó a Arrimadas con el catalán Xavier Cima (natural de Vic, gran feudo independentista), a quien la jerezana que se hizo catalana conoció en el Parlament cuando éste era diputado de Convergència i Unió.
El matrimonio encarna la posible concordia civil de las dos cataluñas. El oficiante de la boda describe al marido como un tipo “fenomenal” que “nunca” habla de política en sus visitas de consorte. “Cuando vienen a Jerez, para la Feria, para el verano o en Navidad, lo que quieren es desconectar de la política”, acota su compañero Javier Álvarez, trabajador autónomo en el negocio de los concesionarios de motos y representante de Cs en el Consejo Local del Motor de esta ciudad famosa por el vino, los caballos y el circuito de carreras de motos y Fórmula-1.
“A él [el marido nacionalista catalán de Arrimadas] le gusta Jerez”, destaca el pescadero Rendón. “¡Como para decir que no!”, bromea su colega motero.
En la reunión de los compañeros jerezanos de Arrimadas para seguir el recuento de los votos en Cataluña y celebrar los resultados predominan los trabajadores autónomos, señala el concejal Pérez. Uno de ellos es Alfonso Rendón, consejero de Cs en MercaJerez y mayorista de pescado, que cuenta que sus clientes gaditanos le siguen comprando los boquerones y sardinas que trae de la Costa Brava –el origen se marca en las cajas–, sin pasar factura a nadie por el conflicto catalán.
“Estoy en contra de boicotear a los empresas catalanas, porque eso nos daña a todos. El 70 u 80% de los trabajadores de MercaBarna votan a Ciudadanos, el PSC o el PP. Están hartos del independentismo”, dice el pescadero metido a político local.
Su esposa, María del Mar González Gutiérrez, ondea a su lado la bandera electoral de Ciudadanos, la del corazón repartido entre las banderas de España, Cataluña y Europa. Como mañana tienen que trabajar temprano, muchos se han tenido que ir antes de que hable su líder, y de los 90 que había al principio, a medianoche sólo queda un puñado delante del televisor, cuando Inés Arrimadas, la última candidata en comparecer, sale a celebrar la victoria ante los suyos en la plaza de España de Barcelona.
A este lado de la pantalla la escuchan la afiliada Inmaculada Puertas, emprendedora autónoma con una peluquería y una tienda de complementos; Isabel Soto, secretaria del grupo municipal de ciudadanos en Jerez y antigua autónoma, que ha venido empuñando una camiseta del color naranja de su formación con las siglas “21-D”; el afiliado Miguel Ángel Sánchez Alberto, policía nacional retirado, o José Antonio Sánchez, militante que se gana la vida con la logística.
El tirón electoral de Arrimadas en Cataluña impulsa también el crecimiento del partido en su tierra chica. Tras casi tres años reuniéndose en bares y centros cívicos, los ciudadanos de Jerez –que sólo disponían desde las elecciones locales de 2015 de una oficina para su trabajo municipal en el número 6 de la calle Medina, sin logotipos que lo identifiquen en la puerta– van estrenar ahora en enero su primera sede provincial gaditana, en la calle Rosario de Jerez, nos adelanta el edil Carlos Pérez, portavoz del grupo de C’s en el consistorio. Dice que en los escaparates ya han puesto los vinilos con la imagen del partido. Cada día son más visibles.
Aparece Inés Arrimadas en el mitin-fiesta de Barcelona y el grupo de Jerez aplaude con la sonrisa sostenida en sus caras. Ciudadanos ha pegado un subidón de 12 escaños, de 25 a 37, desde las elecciones anteriores de 2015 en Cataluña, en las que la candidata venida del sur ya encabezó el cartel una vez que Albert Rivera se dedicó a dirigir la extensión nacional del partido.
Se declaran “contentos”, pero, aunque Carlos Pérez no quiere valorar los resultados, estos militantes no ocultan tampoco que la división y el problema catalán siguen en pie. “Es un triunfo haber ganado en Cataluña… Pero no podemos gobernar”, lamenta Isabel Soto, la secretaria del grupo municipal. Otros lamentan que los partidos soberanistas sumen más en escaños pese a que en conjunto hayan obtenido menos votos que los que rechazan la independencia. “Esto es el día de la marmota. Sigue igual”, admite contrariado Javier Álvarez.
La alegría en Jerez por el éxito de Arrimadas en Cataluña no es exclusiva de los seguidores de Ciudadanos. En la calle, la profesora Manoli Alfonso y su marido, funcionario civil de Defensa, antiguo concejal del PSOE y actual secretario de relaciones con los partidos políticos en la ejecutiva provincial socialista, Antonio Fernández Ortega, expresan su admiración por su paisana.
“Aunque no sea de mi partido, en Jerez nos sentimos orgullosos de que una jerezana dirija la principal opción política en Cataluña. Es una chica muy preparada. Tiene solidez política, madurez aunque sea joven. En el partido algunos me dicen: ‘¡Ojalá fuera del PSOE!”, dice el veterano socialista. “Si viera a su padre, lo felicitaría por su hija”.
Él conoce al padre de Inés, Rufino Arrimadas, de 79 años, que además de abogado y agente de Policía Científica en Barcelona (antes de mudarse a Jerez, donde su esposa tenía familia) fue concejal de Tráfico por la UCD de Adolfo Suárez tras las primeras elecciones locales democráticas, las de 1979.
Recuerda el dirigente socialista que entonces el Partido Andalucista de Pedro Pacheco –el histórico alcalde que hoy sigue en la cárcel purgando una condena por prevaricación y malversación en la contratación de dos asesores– se alió con el Partido Comunista y con los centristas de UCD para gobernar juntos en la Transición. Un buen caso de cooperación política por encima de ideologías que sirve de ejemplo para el rompecabezas político actual en Cataluña, donde hará falta tender puentes entre los dos bloques para no perpetuar la fractura social.
Para la vecina Isabel Lobato Padilla, Arrimadas representa la esperanza de la reconciliación porque “tiene un discurso muy moderado y mucha capacidad para el diálogo, quiere la concordia entre todas las personas y todas las ideologías, en beneficio de todos”. Encima, “la chiquilla ha aprendido el catalán, ¡que tiene el C-2!”, añade sobre los méritos de la andaluza para que la reconozcan como una catalana más.
La señora cuenta que su hijo farmacéutico vendió el pasado febrero la farmacia que tenía en el barrio de Gracia de Barcelona y se volvió al sur cansado, dice, de la tardanza de la Generalitat en pagarle los medicamentos y de la presión ambiental del independentismo. “Yo iba a verlo cada mes, y en la farmacia me dijeron más de una vez: ‘Tú vas a tener que venir a ver a tu hijo con el pasaporte’. Y ‘es que los andaluces son muy flojos’, un día sí y otro también”.
Por eso, para ella el triunfo de su paisana en Cataluña es un desquite contra los prejuicios. Menos mal que no se desquitó por la vía violenta, pues confiesa que estando en Barcelona vio salir al ex president Artur Mas del cine, saltó como una leona hacia él para culparle de sus males, y su marido y su hijo tuvieron que agarrarla de los brazos para evitar su asalto al líder nacionalista.
En una entrevista con este periodista en 2015, justo tras la fuerte irrupción de su hija como candidata en las elecciones catalanas, sus padres, Rufino Arrimadas e Inés García López, decían que "la niña ya es imparable".
Dos años después, la menor de sus cinco hijos sigue subiendo. Los padres siguieron anoche el recuento electoral del 21-D junto a hijos y nietos, en el mismo hogar en un tranquilo barrio de casas adosadas de Jerez donde la política vivió antes de irse a estudiar Derecho y Administración de Empresas a Sevilla y luego a Barcelona a trabajar en la consultora Daleph.
Sus padres, que entonces se declaraban seguidores del PP, guardan una educada distancia con el partido de su hija, incluida la agrupación local de Ciudadanos. Esta vez, el padre dice a EL ESPAÑOL mientras comienzan a anunciarse los resultados que prefieren no hacer ningún comentario sobre el nuevo salto adelante de su hija. “¡Mi hija me tiene dicho que no hable! Esto está muy caliente”, se excusa, amable. Pero su satisfacción no la puede reprimir: “Estoy contento. Parece que mi hija va a ganar…”.