Pablo Iglesias se jugaba mucho en Cataluña este 21-D. Y ha naufragado. Su apuesta plurinacional, con la defensa de un referéndum pactado como solución, y su consiguiente alianza con los comunes de Ada Colau, han fracasado en las urnas. Catalunya En Comú Podem, la candidatura encabezada por Xavi Domènech, se quedó en solo ocho escaños y sin el papel decisivo al que aspiraban para decantar la gobernabilidad.
Los números no engañan. En 2015, la coalición Catalunya Sí Que Es Pot, liderada por Podemos y sin el concurso de Colau, ya fracasó al lograr solo 11 escaños y el 8,9% de los votos. Entonces, desde el partido de los círculos se dieron dos grandes razones para explicar el fracaso: el papel del candidato, el veterano municipalista Lluis Rabell, y la polarización de la campaña entre independentistas y no independentistas.
La polarización
Dos años después, el fracaso de Catalunya En Comú Podem es todavía mayor. Solo ocho diputados en el Parlament merced al 7,4% de los sufragios. Y en esta ocasión Colau y los suyos lideraron la candidatura, por lo que la alcaldesa de Barcelona también ha fracasado con estrépito.
¿Y los motivos de este descalabro? Parece evidente que, como se temían en la candidatura, la polarización de la campaña les ha vuelto a ubicar en tierra de nadie. Los comunes y Podemos intentaron introducir en la agenda de la campaña los temas sociales, huyendo del "monotema" de la independencia. Ni siquiera su defensa cerrada de un "referéndum pactado y vinculante" les ha servido para evitar la derrota.
El candidato de 2017, Domènech, vino impuesto por las circunstancias. Ni él mismo ni Iglesias y quizás ni siquiera Colau querían que fuera el cabeza de cartel para las autonómicas. Pero las urgencias de la crisis catalana, con las elecciones convocadas tras la aplicación del 155, obligaron a esta solución.
Iglesias y Colau creían que la fórmula de Catalunya En Comú Podem podía ser exitosa. Sus dos victorias en Cataluña en las generales del 20-D y el 26-J avalaban la candidatura, pero se ha demostrado que los catalanes no votan igual en los diferentes tipos de comicios.
La guerra contra Dante Fachin
Desde el punto de vista interno, para Iglesias el golpe es aún mayor. Tras una dura pugna, el exsecretario general autonómico Albano Dante Fachin abandonó el barco ante el pacto entre Podem y los comunes. Esta dimisión, forzada por la dirección nacional, generó una reacción en cadena, por la que muchos círculos en Cataluña se rebelaron frente a Iglesias.
Después, la forma en que se elaboraron las listas electorales para el 21-D también soliviantó a otros de los socios. Fachin se esforzó por criticar a esta coalición en campaña. Y en Podem fue muy difícil salvar las fuertes diferencias internas.
Todos estos factores -polarización, candidato y pugnas internas- se alearon para forjar el fracaso consumado este 21-D. Ahora, en la coalición en general y, sobre todo, en Podemos toca examinar los errores y buscar soluciones para no convertirse en una fuerza política marginal en Cataluña.
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