La mesa del despacho del coronel Manuel Sánchez Corbí está llena de papeles e informes que tientan al periodista a tratar de leer al revés en busca de alguna noticia, el nombre de algún investigado o la próxima operación. Este mando de la Guardia Civil pasó de detener etarras a amargar la existencia a políticos al frente de la Unidad Central Operativa (UCO), el ariete del Instituto Armado contra la corrupción. "Yo me reciclé", dice al tiempo que advierte contra la nostalgia.
Sin embargo, de las paredes cuelgan recuerdos de sus 25 años en la lucha contra el terrorismo. En un pequeño armario, junto a su uniforme, conserva las esposas que llevaba Ortega Lara cuando le liberaron. "La vida cambia", dice. Pero como "último servicio" quiso contar la historia en un libro que se llama Sangre Sudor y Paz (Editorial Península) y que ya va por su quinta edición y 22.5000 ejemplares vendidos. "No se contaba antes porque bastante tenías con sobrevivir".
¿Cómo nace la idea de hacer este libro?
Era algo que siempre me había rondado, sobre todo los últimos años, cuando tenías tiempo para pensar. Antes sólo tenías tiempo para actuar. Esta historia es tan bonita que hay que contarla, pero toda la historia porque hasta ahora se habían contado cositas. En 2012 y 2013, cuando ves que la historia se ha acabado y que los malos la están contando a su manera, te decides. Pasamos de la indigencia y de estar en manos de ETA a ganar por goleada.
¿No se contaba entonces para no trasladarle a ETA que de verdad hacía daño?
No. No se contaba porque bastante tenías con sobrevivir. El problema es que no había estrategia, empieza a haberla a finales de los ochenta cuando ETA llevaba ya 30 años matando. La estrategia era resistir, sobrevivir y poco más. Contra ETA mucha gente participa, pero hay unos que hacen más que el resto. Yo me planteo como el último servicio escribir la historia.
Muchas cosas de las que se cuentan afectan a la intimidad de quienes han vivido la intrahistoria y operaciones delicadas. ¿Cuáles son los retos?
El reto es demostrar que el Estado de Derecho acaba con ETA y no porque Otegi quiera, sino que se le derrota por goleada. Y segundo, que el mérito principal lo tiene la Guardia Civil y que eso no es de la noche a la mañana, sino que aprendimos. Le añado además que los investigadores nunca habíamos contado operaciones. En el libro no se cuentan todas, pero sí el 90%. Yo quería que los investigadores fueran los protagonistas junto con las víctimas de la Guardia Civil. Hasta ahora nos decían: ‘yo tengo cosas que contar, pero creo que no le interesa a nadie’. Hicimos un gran libro en cinco tomos, de tregua en tregua. Las treguas siempre tienen un antes y un después. Era un libro de historia. La Guardia Civil ni me dejó ni me prohibió. Cuando empecé a llamar a las editoriales nos dijeron que eso no era comercial y lo condensamos en un libro que es Sangre Sudor y Paz. Al final publicamos los dos.
No se planteó hacerlo a medias con la Policía Nacional.
Tenía claro que no podía ser un proyecto compartido, la Policía Nacional si quiere que haga su historia. Este libro trata de la Guardia Civil contra ETA.
¿España no ha tratado bien a sus héroes?
(Silencio) Hay un mal que le puede invadir a todo el que no se recicla. Yo me he reciclado. Ese mal es la nostalgia. Ha habido mucha gente que ha estado toda la vida luchando contra ETA y que sigue en el País Vasco por inercia, esa gente se tiene que reciclar. La vida y la sociedad cambian.
¿Cuál es la operación o el cambio de estrategia que supuso un antes y un después? ¿Fue clave la participación de EE.UU.?
Los americanos, desde que yo tengo conciencia, solo fue una vez, en Sokoa (una operación que sirvió para desmantelar el aparato logístico de ETA en 1986). Nos dieron misiles a través de un narcotraficante con radiotransmisores (luego esos misiles se le vendieron a los etarras y se pudo saber su posición para detenerlos). Nunca más los americanos han aportado nada. De hecho yo he hablado con ellos cuando ETA usaba los archivos encriptados con pgp para que nos ayudasen a desencriptarlos. El creador del gpg era americano, lo tenían en su tierra, pero no podían.
¿Cuándo se empezó a creer que a ETA podía ser derrotada?
Si tu miras la curva de asesinatos de ETA va creciendo hasta los años 80 y desde ahí la tendencia ya es de bajar. En el 1980 llegan al culmen. En el 89 está la tregua de Argel, la más sólida que ha habido. ETA está fuerte hay una negociación en la que el Estado se empeña, la izquierda abertzale se empeña, mandan observadores... España tenía un horizonte tremendo, los Juegos Olímpicos y la Expo de 1992. Es la primera vez que España se ofrece al mundo. ETA rompe la tregua en el 89 pensando que en el 92 tiene un reto y España no se va a arriesgar a afrontar la Expo y los Juegos con atentados y echa el resto. ¿Qué ocurre en el 92? Que por primera vez se detiene una cúpula en Francia y se garantizó que los acontecimientos del 92 se desarrollasen con normalidad. ETA se quedó dos años perdida y en el 95 toman una decisión que les hace ir para abajo que es empezar a matar concejales. Luego en el 2000 Aznar y Zapatero hacen una cosa buena: la ley de partidos y la ilegalización de todas las plataformas.
¿Hubo asfixia financiera?
ETA nunca ha tenido problemas financieros, bien es verdad que en algún momento ha habido algún jefe rata, pero como en todas las empresas, pero el dinero nunca le ha condicionado su operatividad. El dinero de ETA era muy fácil: un bote grande en el que entran billetes, básicamente del impuesto revolucionario, y un bote grande que iba para los comandos. Nunca ha habido un entramado financiero, hubo un proyecto en América de un conglomerado de empresas, pero si me apuras era el 5%… había zulos en los que había bidones llenos de billetes. Nunca se modernizaron. La mafia italiana crea empresas, pero estos no. Las herrikos eran sólo para financiar la kale borroka.
¿Las negociaciones retrasaron el final de ETA?
No. Las negociaciones efecto benéfico no han tenido ninguno y efecto negativo que has legitimado a ETA. Le has dado carta de naturaleza de sentarse a negociar con un Estado de tu a tu.
¿Se ha cuantificado el número de gente que ha contribuido en la lucha contra ETA?
Imposible. De hecho nosotros en el libro hemos dado una cifra de atentados y posiblemente sean más.
Hay quién piensa que la tregua de 2006 fue la que acabó con ETA
Fue un despropósito por una sencilla razón: tu no puedes dejar como representante del Gobierno a Eguiguren. Iba con el presupuesto de llegar a un acuerdo como sea y se le prometen cosas a ETA que no se le podían dar. ETA lo que pide al principio lo pide al final y eso no es negociar. De hecho, el Gobierno le promete al principio cosas que al final no le puede dar. Yo entiendo que en el 89 tu puedas llegar a negociar porque ETA estaba fuerte, pero es que en el 2006 ETA ya es un cadáver.
Pese a haber estado al frente de la lucha contra ETA, a la hora de hacer el libro, ¿se ha encontrado con detalles que desconocía?
No porque desde el año 88 lo he vivido todo. Y lo anterior lo había estudiado.
¿Y alguna historia humana que no sabía?
Pues mira, sí. Yo miraba los atentados desde el punto de vista de la investigación y no reparaba en que hay víctimas que tienen familia y te cuentan su vida. En este libro te cuentan su vida. Ahora cuando escuchas a la madre hablar pues hay otra historia.
¿Hay alguna víctima que se le haya quedado grabada?
Los críos todos, la madre del atentado de Santa Pola que se le muere la niña en la ambulancia mientras le cantaba una nana. Los críos es lo que más te duele.
¿Se acuerda de su primera detención?
Sí.
¿Cómo se llamaba?
(piensa unos segundos) No me acuerdo (lo consulta) Era una mujer del comando Vizcaya en el 88. Era colaboradora del comando. Cuando fuimos a detenerla yo era nuevo, llevaba allí unos días y el teniente que era nuevo me dijo: ‘venga, vente conmigo para aprender’. Era aquella época en la que deteníamos de madrugada tirando la puerta abajo y recuerdo que cuando la llevábamos al calabozo de la Comandancia ella decía todo el tiempo que nos habíamos equivocado, tenía cara de buena. Yo dije: ‘oye, esta tía no es mala’. Y luego resultó que había participado con Carmen Guisasola en un atentado en el que había matado a un guardia. Luego lo reconoció en la declaración.
Ha dicho que hay operaciones que no se pueden contar ¿Por qué?
Porque en muchas de ellas hay fuentes de información aún. Algunas siguen aportando información.
¿Había algún ritual interno cuando se detenía a alguien?
No, lo tomábamos con mucha naturalidad.
¿Tiene la cuenta de cuántos etarras fueron detenidos bajo su mando?
No.
¿Se cree a los arrepentidos de la Vía Nanclares?
(Se toma un tiempo antes de contestar) Me creo al arrepentido que colabora. Hay pocos, Soares Gamboa y pocos más. El que solo dice que se ha arrepentido pero no colabora, no. La condición de arrepentido nos la tendrían que haber dejado decir a las fuerzas de seguridad porque si yo me siento delante de algunos de ellos les diría: ‘me tienes que contar esto, esto y esto. Tal día quién te lleva en este atentado en este coche. Y esto lo sabes seguro, cuéntamelo’. Hay alguno que no ha contado ni lo suyo. Lo que pasa es que quien les ha analizado no son fuerzas de seguridad. ¿Qué ocurre? Que en un momento determinado los arrepentidos venían bien para intentar romper a los etarras.
¿En qué se ha equivocado la Guardia Civil?
Se ha equivocado en el tratamiento de las víctimas de la Guardia Civil y en las medidas de seguridad. En los años ochenta era inhumano seguir mandandolos en autobús. De aquella eran muy cuadriculados. Son los grandes errores que con el tiempo se fueron corrigiendo. Hay algún mando que me ha criticado algunas cosas que ponemos. Cuando ETA volaba autobuses en Madrid, los guardias les decían a sus mandos: ‘oiga, ¿no iríamos mejor en Metro?’. Y la respuesta era que la Guardia Civil no se esconde y, claro, te matan a doce. La Guardia Civil, el sistema, ha maltratado hasta los años 90 a las víctimas por torpeza, no por malicia. Hasta que llega Galindo a poner modernidad y cabeza. Tras los primeros asesinatos de guardias civiles no iba ni el jefe de la Comandancia al funeral y ya después iba el rey. Todo ese maltrato se cuenta en el libro.
No ha incluido al GAL
No, ni otras muchas cosas. El GAL es un error, está mal. El libro no obvia el GAL ni el tema de torturas ni de los errores de la Guardia Civil. Ahora bien, lo pone todo en su justa medida. Ellos han querido usar el GAL para decir: ‘ETA ha matado, el Estado ha hecho los GAL’. No hombre no, ETA ha matado desde 1958 hasta el 2011 y ha matado a 900 personas y el GAL ha matado de 1983 al 1987 y ha matado a 27. Y esto la Justicia lo ha perseguido y ha metido en la cárcel a Amedo y Galindo. Estas cifras no pueden ser iguales. Lo mismo con las torturas y soy parte afectada (fue condenado y después indultado por un caso de torturas) . Ha habido, según el informe del Gobierno vasco, 4.000 denuncias de torturas y ha habido 21 condenas y se persigue eh, los jueces del País Vasco lo han perseguido. En 60 años, 21 condenas con miles de detenidos… Entramos dentro de la ratio de cualquier país. Pero tanto el GAL como esto se cuenta en el libro.
Yo esperaba que los malos le sacaran punta al libro o a mi. Ha ocurrido una cosa muy curiosa: en cada lugar al que vamos a presentar el libro va la prensa, atiendes a 15 medios de comunicación. Fuimos a Bilbao y vinieron seis medios. La prensa nacionalista y la prensa abertzale no han querido saber nada de nosotros y yo lo esperaba porque yo personalmente soy atacable. Pero no han querido entrar en el tema porque a ellos no les interesa la verdad y sobre todo tienen su silencio. Patria (Tusquets) ha sido un boom que que les ha hecho un daño tremendo. Este les va hacer un daño tremendo. Ahora que la gente puede escribir con libertad les va a hacer mucho daño. Patria es novela, este es realidad.
¿Cuál fue el etarra más inteligente al que se han enfrentado?
(No duda) Parot y el comando entero con Jaques Esnal. Mataron 40 personas. El objetivo prioritario que ETA guardó en silencio durante muchos años fue el comando francés de Parot. Yo a Esnal no le interrogué porque se le detuvo en Francia, pero a Parot sí y era osado, inteligente, brillante.
¿No incluye a Ternera?
¿Pero quién ha sido Ternera? Fue jefe de ETA muy poco tiempo. Luego vino aquí, gozó de libertad, le metieron en el Parlamento y a mitad de la última negociación Thierry le echó. Ternera es un nombre, alguien que tiene más de 60 años ya. Le intentaron detener dos veces la Policía y el CNI.
¿El etarra más perjudicial para la banda?
Santi Potros porque era el jefe de comandos y debajo de la cama tenía montones de información.
¿El juez Garzón o la jueza francesa Levert?
Levert, ha estado 20 años. Desde el primer día hasta el último trabajó de forma callada. Garzón ha tenido altibajos, se metió en política, volvió, Galindo, los GAL… Garzón tuvo una cosa muy buena y es que cuando nadie se atrevía le metió mano a las organizaciones de la izquierda abertzale, ese mérito es suyo. Ha sido mucho más regular Levert con la particularidad de que podría no haberse implicado. Es la persona sin uniforme que más ha hecho por acabar con ETA. No hay nadie en España que tenga el conocimiento que tiene ella sobre la banda.
¿Y el político que más ha hecho?
No lo sé. Mayor Oreja aguantó el envite de Ortega Lara y el de Miguel Angel Blanco.
En el rescate de Ortega Lara también estaba Garzón. Se dice que no confiaba en que el funcionario de prisiones estuviese en esa nave de Mondragón.
En un momento determinado nos dijo que dejásemos el registro. Pero había que seguir porque sabíamos que estaba allí, Garzón se quería ir. Habría aparecido igual porque le dije que viniese un secretario judicial, nosotros íbamos a seguir el registro. El tema de Ortega Lara le tendría que haber correspondido al juez Gómez de Liaño, pero Garzón tenía una cosa buena y es que era muy echado para adelante y se hizo cuando él estaba de guardia.
¿Cómo definiría el papel de la prensa en estos años?
Yo creo que no ha influido para nada. Ni a favor ni en contra.
¿El siguiente libro son los infiltrados en ETA, los encubiertos?
No. Todo lo que se puede contar está en ese libro. Los que no están no se pueden contar. Ahora hay un proyecto para hacer una serie de televisión sobre uno de ellos, que llevo yo.