El Rey ha recordado a los partidos separatistas que no pueden “imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás” en un discurso de Nochebuena marcado por la crisis abierta en Cataluña. Felipe VI ha utilizado un tono diferente al de su histórico mensaje del 3 de octubre, pero el contenido y el fondo de sus palabras no han variado sustancialmente con respecto al día en el que pidió a los poderes del Estado sofocar la rebelión en Cataluña. El Rey no ha querido presuponer la acción política del nuevo Govern salido de las urnas, pero le ha pedido que abandone el “camino de la exclusión y el enfrentamiento” respetando la “pluralidad” de los catalanes.
El mensaje navideño de Felipe VI era muy esperado. Su liderazgo en defensa del orden constitucional en los días inmediatamente posteriores al referéndum del 1-O fue determinante en la resolución del conflicto. Su discurso televisado a la Nación, poniendo en juego su futuro y el de la Corona, fue un revulsivo en las horas más difíciles de la España constitucional desde del 23-F. Casi tres meses después, el 21-D ha devuelto la mayoría absoluta al separatismo y ha colocado al Gobierno, atado de manos por su minoría parlamentaria, en una situación de debilidad extrema.
Si algo ha quedado claro en su discurso navideño es que el Rey no se ha movido en lo esencial de lo que dijo en octubre. Por eso, ha solicitado al nuevo Govern que no regrese a las andadas del enfrentamiento y aparque la exclusión que enfrenta a familias y amigos. Ha pedido que se recupere “la convivencia, la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo” en el seno de una sociedad catalana “diversa y plural”. Y ha pedido rehabilitar la “confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña”.
Nuevo patriotismo
Felipe VI no sólo ha rechazado cualquier concesión al proyecto de secesión unilateral, sino que además ha reivindicado el patriotismo constitucional que ha despertado la crisis catalana en todo el país. Una alusión, sin citar expresamente, a las manifestaciones a favor de la unidad de los días 8 y 29 de octubre en Barcelona, las marchas y concentraciones en otras ciudades y gestos como los que han inundado de banderas los balcones de España. Felipe VI ha animado a los ciudadanos a seguir mejorando, actualizando y renovando el proyecto común español sobre la “base sólida de los principios democráticos y los valores cívicos de respeto y de diálogo que fundamentan nuestra convivencia”.
“Unos principios y valores que, como hemos comprobado incluso en este año 2017, están profundamente arraigados en nuestra sociedad, en la vida diaria de nuestros ciudadanos, y tienen raíces muy hondas en las conciencias y en los sentimientos de los españoles. Mucho más de lo que nos podíamos imaginar”, ha dicho. “España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás”.
Buena parte del discurso de Felipe VI ha querido precisamente poner en valor los éxitos colectivos de los últimos 40 años. El Rey ha recordado como, juntos, España venció al terrorismo de ETA, superó la intentona militar golpista del 23-F, entró en la Unión Europea y logró una transformación profunda de la sociedad en ámbitos como la educación, la sanidad o las infraestructuras. Un éxito, ha dicho el monarca, basado en la concordia y la unidad que ha sido posible gracias a una “España abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra diversidad, con un espíritu integrador”.
“2018 nos espera en unos días y debemos seguir construyendo nuestro país, porque la historia no se detiene. Y no hemos llegado hasta aquí para temer al futuro sino para crearlo”, ha afirmado. “Estoy seguro de que nadie desea una España paralizada o conformista, sino moderna y atractiva, que ilusione; una España serena, pero en movimiento y dispuesta a evolucionar y a adaptarse a los nuevos tiempos”.
El futuro de Europa
Además de Cataluña, el Rey ha enumerado algunos de los retos que, a su juicio, tiene el país por delante. Felipe VI ha destacado que la construcción europea afronta una “encrucijada histórica” y ha pedido a España recuperar protagonismo en un proyecto, dice, “ante el que no cabe la debilidad o la división sino la fortaleza de la unión”.
También ha mencionado el combate al terrorismo yihadista, recordando a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils, y la lucha contra la corrupción. El jefe del Estado ha reivindicado el compromiso de España en la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente. España, ha dicho, “debe mantenerse firme en sus compromisos ante un problema que afecta a todo el planeta”.
Violencia de género "nos avergüenza"
Felipe VI ha subrayado con especial preocupación la “lacra inadmisible” de la violencia machista, que se ha cobrado la vida de al menos 50 mujeres este año. El Rey ha pedido “firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas”. “No quiere olvidarme de las mujeres que, en un silencio tantas veces impuesto por el miedo, sufren la violencia de género”, ha dicho. “Una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna”.
En su cuarto mensaje de Navidad como monarca, Felipe VI ha seguido fiel a su estilo de comunicar con el atrezo que le rodea. La corbata, por ejemplo, era en tonos azules, a diferencia del color rojo que eligió en octubre. La escenografía de este año incluía las banderas de España y la Unión Europea (como ya es habitual), una fotografía de su familia, las figuras que simbolizan la Fundación Princesa de Asturias y la Fundación Princesa de Girona, un libro sobre el Camino de Santiago o un cuadro de la Concha de San Sebastián. Como siempre hace desde que inició su reinado, Felipe VI ha felicitado las navidades en las lenguas cooficiales.
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