El Chicle llegó a la comandancia de la Guardia Civil a las once de la mañana del 29 de diciembre. Dos días antes de que terminara el año. José Enrique Abuín, un pequeño delincuente local, estaba en el punto de mira de los investigadores casi desde el principio. Desde que el 22 de agosto de 2016 la joven Diana Quer desapareció sin dejar rastro. Sin embargo, su detención se precipitó antes de lo previsto. Los agentes trabajaban desde hacía meses para afianzar la acusación en su contra antes de dar el paso, pero el intento de rapto de otra joven seis días antes y la filtración a los medios hizo que la estrategia se adelantara y que el hombre clave estuviera esposado mucho antes de lo previsto.
Comenzaban entonces dos días clave. Las 48 horas en las que se firma la mayoría de las confesiones. Los agentes tenían un objetivo claro: conseguir que El Chicle reconociera sus actos y diera la localización del cuerpo de Diana. Pero sabían que para eso, tendrían que buscar una prueba infalible. La pistola humenante del caso que rebatiera cualquier mentira que pudiera salir por su boca. Fue así como los guardias civiles acudieron a la ciencia.
Esa misma mañana, el Grupo de Apoyo Técnico Operativo del Instituto Armado entregó un informe de urgencia a sus compañeros de la UCO. Un documento que comparaba la información de los teléfonos de Diana Quer y el culpable de su muerte hasta demostrar que solo El Chicle pudo estar en los momentos finales de su vida, que solo su coche estaba en el puente cuando el móvil de la chica fue tirado a la Ría de Arousa y que intentó escapar de la zona a gran velocidad en una huida que fue difícil de emular incluso para los agentes en condiciones de estudio.
Los datos fueron clave para desbaratar la primera versión de Abuín, que mantiene todavía hoy el atropello fortuito como causa de la muerte de la joven. En esa primera declaración, el Chicle llegó incluso a marcar en una foto la zona donde golpeó a Diana con el coche, y el descampado donde abandonó después el cuerpo.
Una chica en busca del wifi
El primer informe sobre el posicionamiento del teléfono de Diana, sobre lo que hizo y cómo se movió hasta que su teléfono fue tirado al agua a las 2:58:02 del día que desapareció fue emitido en septiembre de 2016. En ese momento, los agentes analizaron los Call Detail Record (CDR's) de miles de líneas telefónicas conectadas en la zona aquella noche. Así, trazaron un recorrido completo del camino de la chica, pero el 4 de julio de este año y tras acceder a la memoria del teléfono de Diana Quer gracias al sistema Cellebrite, consiguieron 22 puntos más de cotejo. 22 conexiones a redes wifi y otros datos de tráfico que no aparecían en los primeros informes, y que aportaron más luz a los movimientos de la joven.
Así, la misma mañana que El Chicle fue detenido, los expertos del Grupo de Apoyo Técnico Operativo entregaron a sus compañeros el informe definitivo. Un documento que cruzaba los datos del teléfono de la chica con los del terminal de José Enrique Abuín entre el 19 y el 23 de agosto. Y con las cámaras de seguridad y los dos radares de la autovía AG-11, por la que El Chicle intentó escapar tras raptar presuntamente a la chica. El triángulo de datos hacía del todo imposible que Abuín atropellara a la joven y la abandonara en el descampado que llegó a marcar en un principio. Pero eso los agentes ya lo sabían.
En un primer estudio, la Guardia Civil reconstruyó la ruta a pie de Diana desde las 2:28:51 hasta las 2:44:01, momento en el que según los informes su teléfono comienza a moverse a gran velocidad. Hubo incluso un golpe de suerte. Los mensajes de la chica demuestran que Diana estaba buscando una red wifi para conectarse y tener una videollamada con un amigo antes de irse a dormir. No lo consiguió, pero el rastro de su teléfono intentando acceder a esas redes sirve para ubicarla por ejemplo a las 2:37:42 frente a la pizzería Mi Manda Piconne y un poco antes, frente a la cafetería Nojira, también con wifi.
Tres minutos después, Diana Quer envía un mensaje de alerta a su amigo Jorge: "Me estoy acojonando. Un gitano me está llamando". "¿Y qué te ha dicho?". "Morena ven aquí", responde a las 2:42:55. A las 2:43:56 del 22 de agosto se produce la última llamada de la joven. Un intento de contactar con una amiga que, al estar durmiendo, nunca lo cogió. Cinco segundos después se produce la última comunicación antes de que el teléfono de la joven pase a moverse a gran velocidad. Antes de que Diana esté ya en el coche del chicle.
Distintos teléfonos, distintas operadoras
Llegó entonces el momento de cruzar los datos del terminal de Diana con los de José Enrique Abuín. En un primer momento, los datos no son concordantes, ya que repiten en antenas distintas. Sin embargo, eso tiene una explicación técnica: tanto uno como otro son terminales de empresas distintas. Por eso, pese a utilizar repetidores distintos, el trayecto de ambos es perfectamente compatible y calcado sobre el mapa, según las zonas de cobertura.
Para este análisis, los agentes se centraron en nueve coordenadas distintas. Nueve conexiones realizadas por el teléfono de El Chicle desde las 2:52:32 (seis minutos después de que el teléfono de Diana empezara a moverse a gran velocidad) hasta las 4:09 de esa misma noche.
En esos momentos, tanto el teléfono de Diana como el de El Chicle se mueven según los informes del caso, de forma coordinada. Tardan 3,12 minutos en recorrer los 2,4 kilómetros que les separan de la siguiente antena de cobertura "teniendo en cuenta que se desconoce el tiempo transcurrido desde que la víctima es interceptada hasta que ésta o su teléfono móvil es subido o transportado en un vehículo a motor", apuntan los expertos de la Guardia Civil.
Los datos demuestran una "secuencia continua" que "impediría que el terminal objeto de estudio (en referencia al móvil de Diana) por razones de azar -hallazgo ocasional del terminal tras su pérdida etc.- pudiera haber sido desplazado por personas distintas a los autores de la sustracción y desaparición de su portadora". Es decir: que el teléfono de la joven solo podía estar en el coche de El Chicle.
Estudio de velocidad
Con esos datos, los agentes tenían el trazado completo que hizo Diana desde que decidió marcharse a casa y fue subida contra su voluntad a un vehículo hasta que el teléfono fue expulsado de la red a las 4 de la mañana. Pero no sabían todavía el modelo del coche. Tal y como explicó este diario, otro análisis forense sirvió para confirmar que el coche de El Chicle era el haz de luz que una cámara de seguridad de una gasolinera grabó a gran velocidad entrando en la autovía. El único coche compatible con los datos del teléfono.
Para afianzar esa tesis, los expertos de la Guardia Civil solicitaron a Sacyr las imágenes de las diez cámaras de seguridad de la AG-11 y de los dos radares que hay en ese trayecto. Son las 2:52:03 cuando el coche de El Chicle es grabado incorporándose a la carretera en sentido Padrón a gran velocidad. Iba en dirección contraria al descampado donde, según su primera declaración, enterró el cuerpo de Diana para trasladarlo luego.
"Por parte de los agentes se han realizado diversas pasadas por dicho punto de acceso a la AG-11 utilizando para ello vehículos de distintas características en cuanto a potencia y peso, resultando extraordinariamente complicado alcanzar una velocidad elevada", explican la Guardia Civil en su informe.
Frenó al llegar al puente para tirar el móvil
Fue en el punto kilométrico 19,245 cuando el coche de El Chicle circuló por primera vez a una velocidad "muy inferior a la permitida por la vía". ¿Qué pasó para que Abuín frenara, para que decidiera levantar el acelerador en plena huida? El paso por la cámara de este punto se produce a las 2:59:34 de la madrugada. El sistema de grabación está ubicado en el viaducto que cruza la ría. Justo donde El chicle se deshizo del móvil de Diana. El lanzamiento se produjo "entorno a las 2:58:08" según los datos de las operadoras y fue localizado en el punto kilométrico 20,050 de la AG-11, a menos de un kilómetro de donde grababa esa cámara.
A juicio de los investigadores, "lo expuesto anteriormente explicaría la drástica reducción de velocidad que sufre el vehículo a la altura del puente de la Ría de Arousa, pudiendo coincidir con el momento en el que el teléfono móvil de Diana es lanzado".
Por todo ello, las conclusiones del informe confirmaron que Diana Quer caminaba por las cercanías de la feria de Pobla do Caramiñal con destino a casa hasta que a las 2:44:01 su teléfono y el de El Chicle coincidieron en el mismo vehículo hasta que el de la joven fue fue tirado al agua y el coche tomó la salida de Rianxo. Y todo ello estaba ya en manos de los agentes cuando entraron a interrogar a El Chicle. A escuchar sus mentiras sobre cómo murió Diana. Además, dos perros policía llamados Elton y Athor peinaron las zonas marcadas por Abuín sin encontrar ningún rastro. Esa madrugada y con todo en su contra, el culpable de la muerte de la chica pidió perdón a la familia y decidió desvelar su paradero.