La dirección de ETA apuntaba a su fin definitivo en un documento distribuido en febrero entre sus presos en el que no recogía ninguna autocrítica por su trayectoria durante medio siglo de existencia y los más de 800 crímenes mortales que definen su recorrido. La organización terrorista tampoco expresaba ninguna exigencia al Estado español -como sí planteaba en misivas similares publicadas con anterioridad-, pero sí lanzaba un guante a la izquierda abertzale, a quien retaba a seguir con un "proceso independentista" en el que los terroristas se atribuían una "función histórica" fundamental.
De acuerdo al documento publicado por Gara, la dirección de ETA apuntaba a "dejar la anterior fase definitivamente atrás y abrir totalmente la nueva": "No queremos ocultar que el proceso de liberación ha padecido unos años de crisis", detallaba la banda terrorista. La organización sometió a votación estas conclusiones entre sus miembros.
Según su interpretación histórica sobre su trayectoria, ETA admitió que con medio siglo de extorsión, secuestros y asesinatos no han logrado sus objetivos, si bien "durante estas décadas se ha acumulado fuerza y voluntad popular en torno a ellos".
La dirección de ETA es consciente de que se encuentra en un camino que no puede conducir a otro lugar que a su disolución. Pero se aferran al relato que pretenden construir, que justifique de algún modo su trayectoria: "Nadie entendería que se arrogase la dirección, dinamización o referencia del proceso independentista".
Un mensaje a la izquierda abertzale
En el documento, ETA empujaba a la izquierda abertzale a tomar el testigo de un camino en el que ellos no encuentran espacio. "Hace mucho ya que el proyecto de la Organización no es solo de ETA. Además, el movimiento político que denominamos izquierda abertzale ha demostrado suficiente madurez y capacidad de lucha. Resulta mucho más eficaz".
Además, la banda terrorista lanzaba un mensaje a los estamentos políticos: "Las fuerzas contrarias al cambio recrean constantemente que nos encontramos en la situación anterior, para que no se produzcan avances que pongan en riesgo sus privilegios". Esta afirmación carecía de peticiones expresas; lejos quedaban los años en los que ETA exigía diálogo de igual a igual con el Gobierno.
La situación de los presos
Fuentes de la lucha antiterrorista afirman a EL ESPAÑOL que ETA es poco más que los presos que ya están entre rejas. Los últimos jefes significativos de la banda, David Pla e Iratxe Sorzabal fueron detenidos por la Guardia Civil en septiembre de 2015 en el sur de Francia.
Desde entonces se ha producido un cierto distanciamiento entre el núcleo duro del colectivo de presos (EPPK) y los demás miembros de la banda; los primeros se aferran a una disciplina dura, lejos de cualquier colaboración para reducir las condenas. Los casos en los que los terroristas han colaborado para esclarecer crímenes sin resolver han sido los mínimos.
En los últimos años, ETA ha sostenido su nombre en un intento de negociación para lograr la aproximación o liberación de sus miembros. En este último comunicado, lanzan un último mensaje de disciplina a "aquellos y aquellas que han sido militantes de ETA": "Tendrán que actuar también en el futuro con la responsabilidad que corresponde a tal condición, manteniendo la honestidad, coherencia y responsabilidad necesarias para el proceso de liberación, y asumiendo el deber de mantener la cohesión interna en la izquierda abertzale".
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