El obispo de San Sebastián cree que "el demonio ha metido un gol" al feminismo
José Ignacio Munilla también señala que el aborto ha provocado un "genocidio femenino" al convertirse en un "instrumento selectivo".
6 marzo, 2018 00:51El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha reivindicado la monogamía y la fidelidad como dos de las aportaciones del cristianimo a la "dignidad de la mujer", y ha criticado al "feminismo radical" por defender "causas falsas" que tiene como "víctima a la propia mujer" porque la reducen a "un instrumento de placer" al desligar la sexualidad de la procreación. También señala que el aborto ha provocado un "genocidio femenino" al convertirse en un "instrumento selectivo" utilizado en algunos países para que no nazcan niñas.
"Es curioso cómo el demonio puede meter un gol desde sus propias filas. El feminismo, al asumir la ideología de género, se ha hecho una especie de harakiri", ha afirmado el obispo de San Sebastián este lunes en su programa Sexto continente de Radio María, recogido por Europa Press, donde ha dedicado "palabras de discernimiento" sobre la convocatoria de la huelga feminista para el próximo jueves 8 de marzo.
Munilla comienza su alocución admitiendo que "no es función de la Iglesia pronunciarse" ante las huelgas, aunque sí sobre sus causas, y reflexiona acerca de "hasta qué punto conjuga o no con el cristianismo" el movimiento feminista.
El obispo de San Sebastián distingue entre un "sano feminismo" con "otro manipulado con la ideología de género" que califica como "radical" y al que atribuye la defensa del aborto "libre y gratuito" o del "lesbianismo y bisexualismo".
En ese sentido, Munilla reivindica el "sano feminismo" que "no niega las diferencias fisiológicas y genéticas del ser humano y reconoce que la naturaleza ha hecho diferente al varón y a la mujer", con "un sentido binario de la sexualidad" que les hace complementarios.
A esa corriente atribuye las luchas por "la igualdad jurídica y legal", traducidas en el "derecho a voto" y el "trato justo y sin discriminaciones", aunque fija en los años 60, coincidiendo con la "famosa revolución sexual" y la "incipiente ideología de género" una escisión que "establece que la igualdad debe ser absoluta entre hombres y mujeres" porque asume el presupuesto de que "nacemos sexualmente neutros".
Munilla admite que el feminismo surge porque hay "un problema de fondo" ya que "el abuso hacia la mujer existe desde una concepción machista", e incluso señala que el libro del Génesis revela esa "dominación del hombre sobre la mujer", pero defiende que el cristianismo ha luchado contra ese "sometimiento" por contra "de lo que dice el feminismo radical".
En ese sentido, ejemplifica "el gran servicio a la dignidad de la mujer" que ha prestado "la causa cristina" con la predicación de la monogamia, "verdadera consecución del cristianismo", apunta, ya que detrás de la poligamia "había una utilización indigna" de la mujer que la reducía a un "objeto". También, Munilla señala la fidelidad y el rechazo al divorcio como una forma de equiparar "en derechos y deberes" al hombre y la mujer.
El don de la maternidad
Frente a esto, que en opinión de Munilla son "reconocimientos a la dignidad de la mujer", el obispo sitúa las "causas falsas" del feminismo "radical", "contradicciones" que tienen como "víctima" a la propia mujer, como entender la maternidad como "un instrumento de subyugación".
"Lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad, la capacidad que tiene para ser custodia del don de la vida y transmisora de la esperanza en el futuro", explica Munilla, que considera la reivindicación de la anticoncepción y el aborto como las causas de una sexualidad que "ha acabado haciendo de la mujer un instrumento de placer".
"Ahí está la industria pornográfica, donde queda reducida a la categoría de objeto, un 'klínex' para los que está enfrente", relata el obispo de San Sebastián, que también arremete contras las consecuencias del aborto, que en su opinión ha provocado un "genocidio femenino" al haber permitido que en algunos países se utilice "para que no nazcan niñas". "Lo que era un instrumento de liberación ha sido la tumba de la mujer, un gol en propia meta", sostiene.