Esta historia es la de cómo el principal partido político del país se lanzó al barro social para ganar unas elecciones a toda costa. De cómo el Partido Popular intentó llevar a cabo un ‘hackeo legal’ de las elecciones generales de 2015, en una operación destinada a quitarse de enmedio a Pedro Sánchez y que combinó la forma de trabajar en redes sociales de Podemos con la tecnología, pagada con dinero público, que le ofreció el Grupo Zed.
En un mundo de fake news en el que el caso de Facebook y Cambridge Analytica ha devuelto el interés a cómo usan los partidos los datos de los votantes y a las nuevas técnicas electorales para conseguir votos a toda cosa, cobran nuevo interés las actividades de campaña del PP en 2015 y el 2016, especialmente su trabajo en el área de las redes sociales.
Una de las claves de su estrategia fue el uso de una plataforma tecnológica inexistente hasta aquel momento y que permitió al partido ‘trolear’ a los rivales sin compasión en Twitter, con especial atención a la figura de Pedro Sánchez, e intentar controlar los trending topics en cada momento.
'Operación copiar a Podemos'
Todo comenzó en 2014, durante las elecciones al Parlamento Europeo. En ellas, el Partido Popular se encontró con algo que no se esperaba. Con Podemos y con un uso de las redes sociales totalmente rupturista. El partido que encabezaba Mariano Rajoy fue quien mejor entendió la amenaza de estas nuevas herramientas y puso manos a la obra para hacerse con las suyas propias.
Antes de eso, el PP ya había creado un equipo de trabajo en el que se valoraban los usos de las nuevas tecnologías en política, pero los verdaderos esfuerzos comenzaron después de que Pedro Arriola, durante años el gran asesor de los populares, dijese aquella famosa frase sobre Podemos: “todos los frikis planean sobre Madrid”. Y esos frikis tenían lecciones que enseñar.
Arriola y la entonces secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, se pusieron entonces en contacto con el Grupo Zed, cuando el grupo de los Pérez Dolset era una tecnológica reconocida, lejos de los problemas que no tardarían mucho en llegar. Estos llevaban un tiempo trabajando en una plataforma, que internamente se conocía como SNAP,y que había nacido para gestionar la actividad política en Twitter.
Fuentes del grupo contactadas con EL ESPAÑOL han confirmado que, como ya dijeron en sede judicial, dicha plataforma permitía "medir la actividad de bots, acciones concertadas de usuarios y actividades organizadas, actividades sospechosas y controlar a los usuarios falsos, protegiendo al cliente de ataques maliciosos".
Diseccionando a Pablo Iglesias
Fruto de este primer contacto, Zed presentó al Gobierno un informe en el que se ponen de manifiesto acciones concertadas en el mundo político y al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Se titulaba ‘Análisis de la promoción de Trending Topics durante el periodo electoral para el Parlamento Europeo 2014’.
Entre sus conclusiones, la más importante era que Podemos se organizaba de forma “eficiente y coordinada”, con la “elevada implicación de cuentas de tipo corporativo a la hora de promover los hashtags de partido para que se conviertan en trending topics”. Señalaba que, aunque apenas había diferencias entre los seguidores de cada uno de los líderes o partidos, la frecuencia de uso de los partidarios de Pablo Iglesias era muy superior.
Existía otra variable clave: “El núcleo de @ahorapodemos está cerrado sobre sí mismo, no siguiendo, en el mismo grado que ocurre con las otras redes, a usuarios externos. Es probable que esta situación sea debida a que ese núcleo no haya surgido de manera espontánea sino que sea fruto de una decisión de diseño. En otras palabras, es posible que la mayor parte de los usuarios de ese núcleo estén controlados por un mecanismo de decisión común (persona, órgano, comité, etc.) que ha decidido de una manera explícita establecer el núcleo como sistema de generación de impacto (p.e. mediante la generación de retuits organizados)”.
Clasificar políticamente a los tuiteros
Este informe, básicamente, sugería a los populares replicar el éxito de Podemos a través de la creación de una herramienta de monitorización de eventos en Twitter en tiempo real para generar información sobre cuáles eran los auténticos líderes en medios sociales, cuáles las principales redes de promoción de mensajes, y para clasificar estadísticamente “las tendencias políticas de un usuario en Twitter”.
Asimismo, Zed sugería que sus motores de análisis de sentimientos y detección de temática, ayudarían a completar la información de seguidores e influencia, clasificando el sentido e intensidad del sentimiento expresado en dicha relación.
Esto llevó a todo al PP a la contratación de la plataforma SNAP, que se desarrolló a medida para los populares durante los primeros meses de 2015, a tiempo para llegar al lanzamiento de las Elecciones Generales de 2015.
El producto, que Zed comercializaría después en el mercado bajo el nombre de Social Baton, estaba pensado para convertir las redes sociales y a los simpatizantes del PP en instrumentos y músicos de una orquesta. Estaba formada por tres elementos fundamentales: una plataforma de gestión de campañas, una aplicación para el móvil y una plataforma de análisis y monitorización.
Durantes las elecciones generales se lanzaron más de 300 campañas diferentes enfocadas a las cuentas claves del partido, @ppopular y @marianorajoy. Básicamente, los estrategas del partido utilizaban a más de 940 cuentas relacionadas con el mismo, las más influyentes, y las utilizaban como bots que después generaban un efecto red entre el resto de simpatizantes del partido.
El problema es cómo se utilizó.
“Aunque la plataforma fue diseñada para la defensa, del análisis del tráfico se deduce que se lanzaron innumerables campañas de ataque contra Pedro Sánchez, violando los principios de diseño, aunque demostrando la tremenda efectividad de SNAP, y eliminando al líder socialista de la carrera presidencial, como se puede comprobar estadísticamente”, explican desde Zed.
La compañía va más allá y reconoce que diseñó esta tecnología para "dotar al mercado de medidas de protección contra troles y ataques de noticias falsas porque eran y estaba claro que iban a ser la tónica general a futuro en las redes sociales". Sin embargo, hoy manifiestan reparos sobre cómo utilizó el PP su plataforma, y creen que es necesario "establecer normas y límites claros para evitar que el 'vigilante y protector' se convierta en 'atacante'".
La compañía asegura que el software operaba de la siguiente manera: desde la plataforma central en un cliente, Génova en este caso, se lanzaba un tuit de ataque o defensa y se alertaba a las 940 apps instaladas entre los principales cargos y simpatizantes del partido para sincronizar los retuits de todos ellos y enviarlos todos en un breve espacio de tiempo, logrando así que los hashtags se convirtieran en trending topic.
Un ejemplo claro de esto fue el hashtag #Sáncheznotecreo, utilizada para arremeter contra el líder socialista después de que éste se confundiese al atribuir la Ley del Divorcio de UCD a Felipe González.
"Un antes y un después"
El PP estaba convencido de la eficacia de esta estrategia. En un caso de uso interno, el director de campaña online del Partido Popular, Alfonso García Vicente, decía lo siguiente: “Social App ha marcado un antes y un después en la gestión de campañas en redes sociales del Partido Popular”.
El mismo García Vicente afirmaba que dicha aplicación permitió al partido “modernizar la gestión de nuestras comunicaciones de manera eficaz, eficiente y monitorizada, incorporando las últimas tecnologías en redes sociales, movilidad e inteligencia artificial” y “aprovechando al máximo la influencia social de nuestros militantes y simpatizantes”.
Subrayaba, asimismo, que la aplicación les permitió “orquestar oleadas de actividad social en los momentos claves para el partido”.
Eso, a pesar de que en una entrevista concedida a GQ en esas mismas fechas, García Vicente afirmaba que no se daban “consignas” sobre qué tienen que decir y primaba la “autenticidad”. En esa misma entrevista, por cierto, García Vicente ponía como ejemplo de uso de redes en el partido a la hoy defenestrada presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.
En este proceso, el PP pidió a Zed la elaboración de distintas listas con los principales miembros y cuentas institucionales de sus principales rivales. Listas en las que Ciudadanos ocupaba una posición eminente, con más de 750 referencias y catálogos de todos los nombres de usuarios con sus respectivos números de identificación en la plataforma.
Subvenciones públicas
Desde Zed, manifiestan a EL ESPAÑOL su estupor por una situación en concreto. Las acusaciones vertidas contra el consejero delegado de la compañía, Javier Pérez Dolset, en el marco de la Operación Hanta, y dirigidas por el Grupo Planeta, tenían que ver con el supuesto desvío de 100 millones de dólares en subvenciones a cuentas individuales del directivo. La compañía asegura que, lejos de desviarse, dichas ayudas “fueron utilizadas para el desarrollo de problemas reales y operativos satisfactoriamente”. Algo que el PP sabía porque las utilizó durante sus campañas.
Además, señalan que no hubo subvenciones sino que, en un 90% de los casos, se trató de créditos blandos concedidos a lo largo de seis años a distintas compañías y bajo distintos programas, ministerios y gobiernos. Préstamos a una compañía tecnológica que en aquel entonces tenía prestigio y que, además, fueron devueltos hasta que la matriz del grupo fue “objeto de un asalto premeditado por parte de un grupo de accionistas”, con Planeta a la cabeza.
"Un antes y un después"
Es indiscutible que el PP fue uno de los partidos que mejor trabajó en redes sociales durante las campañas de 2015 y 2016. Pero, preguntadas al respecto, fuentes próximas a la campaña que dirigía Jorge Moragas intentan quitar peso al impacto de la plataforma de Zed, llámese ésta SNAP, Social Baton o Social PPapp. Aseguran que las declaraciones mencionadas anteriormente fueron principalmente de cortesía y señalan que, si el producto hubiera sido tan bueno, hubiera seguido utilizándose.
Desde Zed señalan que eso no hubiera sido posible, y que la plataforma se dejó de vender no por falta de interés de sus clientes, sino porque en 2016 se produjo su concurso de acreedores debido a los problemas financieros y que los servidores que empleaba la plataforma dejaron de funcionar.
En todo caso, los ataques coordinados se mantuvieron también en el turbio proceso postelectoral, como demuestran iniciativas como #síndromedeadán o #TomaDemocracia, en las que tanto el PP como sus simpatizantes atacaron de forma directa y muy agresiva a Pedro Sánchez a través de Twitter.
Esta historia no sugiere que el PP hiciese nada ilegal durante esta campaña, pero invita a la reflexión sobre los métodos electorales de un partido que el año pasado se empeñó en reflejar en sus estatutos que su logotipo representa a un charrán porque la gaviota "es carroñera, vuela bajo y se mueve entre la basura".
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