Rivera propone una "salida ordenada" de la legislatura "para que decidan 47 millones de españoles"
- El líder de Cs pide a Sánchez negociar la designación de un presidente independiente y sacar las urnas para apoyar su moción.
- También ofrece su respaldo a Rajoy para pactar elecciones en otoño.
- El PSOE lanza mensajes contradictorios: dice a la vez que quiere convocar elecciones y gobernar.
Albert Rivera ha propuesto este lunes ir a una "salida ordenada" de la legislatura "para que decidan 47 millones de españoles" el futuro del país. El presidente de Cs responde así a la moción de censura presentada por el PSOE, que se votará este mismo viernes en el Congreso de los Diputados.
Rivera dijo estar de acuerdo con Pedro Sánchez en que la legislatura está agotada, pero difiere en la respuesta: en lugar de que decidan diputados de muy distinto signo, debe pronunciarse el conjunto de la ciudadanía.
Rivera aseguró que hay tiempo para entenderse con los socialistas "si hay voluntad política", pero lamentó que en el PSOE "no han contactado con nosotros". También ha insistido en que el presidente del Gobierno no debería ser ni Sánchez ni él, sino una persona "independiente" cuya función tendría que ser la de convocar elecciones lo antes posible.
A Rajoy y a Sánchez
Rivera insistió en que su voluntad es llegar a un acuerdo para acabar lo mejor posible la legislatura. Con esta intención lanzó ofertas a derecha e izquierda. A Rajoy le animó a "no seguir en el inmovilismo" y le pidió que anuncie "elecciones en otoño". A cambio, le aseguró que el PP contará con Cs para garantizar el cumplimiento de la Constitución en Cataluña y poner en marcha los Presupuestos.
Y a Pedro Sánchez le exigió que renuncie a su candidatura -ya formalizada en el registro de la moción- y le aseguró que tendrá los votos de Cs si es "para garantizar el 155 en Cataluña, los Presupuestos (que el PSOE quiso tumbar) y la designación de un candidato independiente": "Estamos abiertos al diálogo y podemos ponernos esta misma tarde a negociar", enfatizó.
La disposición al diálogo de Rivera hay que cogerla con pinzas, puesto que considera que éstas "no son reivindicaciones partidistas sino condiciones de Estado", dijo. Es decir, la cuarta fuerza supedita la viabilidad de las negociaciones sobre la moción a que la segunda fuerza política, que es quien la promueve, acepte unas cláusulas inamovibles.
Por otro lado, aunque Rivera mantiene que la corrupción del PP ha dado al traste con la legislatura -"No será posible ni pactar el techo de gasto"- y que, si el presidente no saca las urnas, sí es preceptiva una "moción instrumental" para que los españoles voten, decarta tomar la iniciativa en este sentido. De hecho, la ejecutiva nacional de Cs ni siquiera se ha planteado buscar los apoyos necesarios para promover una en este sentido en las próximas 48 horas, que es el plazo legal que tienen los grupos para hacerlo.
Todos recelan de todos
A medida que los actores políticos muestran sus cartas tras el órdago a la grande de Pedro Sánchez, más evidente resulta que juegan movidos por intereses no sólo distintos, sino opuestos. El adelanto electoral se da por sentado -tras el terremoto de la primera condena Gürtel-, así que unos y otros se cuidan de que la cita con las urnas sea lo más beneficiosa posible para sus intereses.
De ahí que el PSOE diga que la moción es para convocar elecciones sin renunciar al mismo tiempo a gobernar; o que su secretario de Organización, José Luis Ábalos, descarte pactos con los separatistas mientras Pedro Sánchez asegura que se dirigirá -legítimamente- a todos los grupos del Congreso.
De ahí que el PP llame "judas de España" y "judas de la política" a Pedro Sánchez, dos invectivas dirigidas también a Cs si se decididiera a apoyarlo.
Y de ahí que Albert Rivera pida negociación desde una posición inamovible y descalifique al PSOE mientras le tiende la mano: "Frente a la temeridad, la responsabilidad; frente a la ansiedad, la serenidad; y en lugar de dar la espalda a los españoles, hay que dar la voz a los españoles". Rivera sugirió que Pedro Sánchez podría haber tomado la decisión sobre su moción "en un despacho con Rufián, con una llamada de Puigdemont, y con Torra".