"O Rajoy o yo". Esa parece ser la única estrategia que está desarrollando Pedro Sánchez para intentar sacar adelante su moción de censura contra el presidente del Gobierno. A 72 horas de que se inicie el debate parlamentario que puede llevarle a La Moncloa, el líder del PSOE no concreta si va a negociar con el resto de grupos. Ni cuáles son los plazos con los que trabaja para una hipotética convocatoria de elecciones posterior. El éxito o el fracaso de la moción contra Rajoy se basa en poner al resto de formaciones en la tesitura de elegir si votan o no contra el presidente del Gobierno salpicado por el caso Gürtel.
En el comité federal de su partido, ante la plana mayor, incluidos los barones que eran críticos en el pasado, Sánchez solo ofreció "moción de censura y elecciones". Más en concreto, el secretario general del PSOE afirmaba que "a Rajoy hay que decirle que ni él ni el caos: moción, estabilidad y elecciones". Sin más detalles ni más pistas ni más promesas. No hay una ronda de contactos sobre la mesa. Nadie saber si habrá reuniones antes de la propia moción.
El argumentario del PSOE es que Sánchez se dirigirá, "con el programa del partido", a los 350 diputados del Congreso porque desalojar a Rajoy es ya una cuestión de "ética y democracia". ¿Buscará el apoyo de Podemos y todas las formaciones nacionalistas para llegar a los 176 diputados que necesita? ¿O apostará por un pacto que parece difícil con Podemos y Ciudadanos para convocar elecciones de inmediato? ¿Ofrecerá algunas soluciones para el embrollo político que se vive en Cataluña?
O gana la moción o tiene un relato que contar
Habrá que esperar, por tanto, a que el propio Sánchez suba a la tribuna de oradores el próximo jueves. Nada nuevo ha dicho el líder del PSOE desde que anunció la moción de censura el pasado viernes. Parece evidente a estas alturas que su plan pasa por obligar a todos los grupos a elegir entre él mismo y el presidente del Gobierno manchado por la corrupción. "Rajoy o yo".
Si esta táctica de forzar el voto contra Rajoy funciona, el secretario general del PSOE puede obtener el respaldo que necesita. Si el plan no funciona y no tiene suficientes apoyos, al menos tendrá su relato para las elecciones venideras: ha intentado echar a Rajoy pero otros no se lo han permitido.
Todo en la moción de censura de Sánchez contra Rajoy tiene forma de incógnita. Porque ni siquiera el PSOE quiere aclarar que, como se rumoreaba fervientemente este lunes en el Congreso, la portavoz parlamentaria, Margarita Robles, no será la encargada de defender la moción antes del discurso del candidato.
Los límites de los barones: sin separatistas y elecciones
Lo único seguro en el PSOE es que la moción de censura ha generado preocupación entre los barones críticos con la dirección sanchista. El comité federal de este lunes respaldaba de forma unánime la estrategia de desalojar a Rajoy. Pero, como en el pasado, los críticos con Sánchez establecían los límites en forma de clara petición al líder: no pactar con los independentistas. Tanto la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, reclamaban que no debe haber "ni acuerdos ni concesiones" con los separatistas.
La idea de estos críticos con Sánchez es que la moción, que sí les parece necesaria, sirva para convocar elecciones inmediatamente. En esa línea, todo un histórico del PSOE como el exvicepresidente del Gobierno y exvicesecretario general del partido Alfonso Guerra decía este lunes que la moción de censura contra Rajoy debería ser para "disolver la cámara y convocar elecciones al día siguiente", ya que Sánchez se puede encontrar que "lo que tiene después es peor" que Rajoy.
Prueba de la incertidumbre que se vive en el Parlamento es que este lunes los portavoces de los grupos minoritarios mostraban su estupor por la falta de diálogo del PSOE ante tamaña iniciativa. Las voces autorizadas del PNV, ERC, PDeCAT y Compromís exigían a Sánchez que, aunque sea por "cortesía parlamentaria", les llame para hacerles saber sus planes. "Que se aclare y luego veremos". "Que nos diga qué quiere hacer y cómo". "Un poquito de humildad estaría bien". Si todo marcha como parece, Sánchez no negociará nada con ellos y les pondrá entre la espada y la pared: "O Rajoy o yo".
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