El regreso a la vida de civil de Mariano Rajoy, que este viernes ha dejado su escaño en el Congreso para recuperar su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola, lo convierte en un cualquiera ante los tribunales.
Al dejar de ser diputado pierde también el derecho, en caso de resultar imputado, de ser juzgado por un tribunal distinto al que correspondería a un ciudadano normal. Con la pérdida del fuero, el ex presidente del Gobierno se arriesga a ser investigado por alguna de las causas abiertas contra el PP si los jueces consideran que hay indicios incriminatorios suficientes para investigarlo.
Esto sería verdad de perogrullo de no ser porque, al menos la investigación abierta por los papeles de Bárcenas, donde el ex tesorero ahora en prisión apuntaba los sobresueldos que repartía entre los miembros de la cúpula de Génova, hay dos apuntes comprometedores para el ciudadano Rajoy.
En concreto hay un apunte que refleja que , la mism“M.Raj” recibió entre julio y diciembre de 1998 dos millones cien mil pesetas. En la misma página contable manuscrita, se puede leer que “M.Rajoy” volvió a recibir entre enero y junio de 1999 la misma cantidad. En total, unos 24.000 euros al cambio sobre una abreviatura, M.Rajoy, que ha perseguido los últimos años al ex presidente como un martillo pilón en manos de la oposición.
Es verdad que, preguntada al respecto, Esperanza Aguirre dijo en su día que ella tenía el teléfono M.Rajoy y era “Mercedes”, la hermana del ex presidente del Gobierno. Pero también es verdad que sería razonable llegar a otras conclusiones… sobre todo, si se conoce el asunto.
De hecho Pedro J. Ramírez aportó 21 pruebas que implicarían a Rajoy en la caja B de Génova -de las que los famosos papeles de Bárcenas serían su contabilidad oculta- en una comparecencia de más de tres horas de duración en la comisión de financiación ilegal del PP del Congreso de los Diputados el pasado 23 de enero.
En teoría, los hechos incriminatorios lo son igual ante un tribunal ordinario que ante el Tribunal Supremo. Pero lo cierto es que elevar una causa al Alto Tribunal no es un simple trámite, puesto que la cuestión razonada de los hechos supuestamente incriminatorios es mucho más exigente… y menos si el afectado es todo un presidente del Gobierno, como lo fue Rajoy hasta hace tres semanas.
Su declaración como testigo
Hay que recordar que su citación a declarar en el juicio de Gürtel primera época -cuya sentencia condenatoria ha precipitado su caída después de que el fallo dudara de su credibilidad- la controversia fue mayúscula.
Que si razones de seguridad, que si mejor por videoconferencia, que no que presencial… Todas estos argumentos más o menos disuasorios sobre la conveniencia o no de tomar testimonio de Rajoy, cuando Rajoy vivía en Moncloa, caen por su peso en el momento en que el hasta ahora diputado de la oposición deja escaño y fuero.
El PP tiene por delante muchas causas pendientes y Mariano Rajoy ha sido presidente del partido los últimos 14 años. La situación cambiaría mucho si el diputado saliente, pronto registrador de la propiedad en Santa Pola, solicite su incorporación al Consejo de Estado y recupere el fuero. Pero ya han pasado 16 días desde que Rajoy dijo adiós y no dejaría de resultar llamativo que quisiera ser como un ciudadanos cualquiera, pero con ciertos privilegios ante las Justicia.