Esperanza Aguirre ya ha votado en las primarias del Partido Popular, que se celebran en las distintas sedes del partido este jueves. Lo ha contado a la salida del diálogo que han mantenido Albert Rivera y Mario Vargas Llosa en la Casa de América de Madrid: “Pablo Casado es mi candidato”.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid ha confirmado así el apoyo a quien fue su ahijado político. Le brindó la oportunidad de ser diputado en la Asamblea regional. “Es el único que garantiza una refundación del partido que nos permita recuperar los cuatro millones de votantes”.
Aguirre ha asegurado “conocerle bien” y ha celebrado que en sus discursos de campaña Casado haya “defendido los valores del centro derecha”. Según la exministra de Educación, la propuesta de su delfín les coloca firmes junto al 52% de los catalanes que no quieren la independencia.
"Hay que depurar los censos"
Con la vista puesta en los 869.000 afiliados reducidos en las primarias hasta los 66.000, Esperanza Aguirre también ha pedido la “depuración de los censos”. Ha apostado por orquestar la medida a nivel nacional: “Si lo hace sólo una Comunidad, perderá compromisarios respecto al resto”.
El voto de Aguirre a Pablo Casado es el último apoyo que ha recibido la candidatura más temida. Con Sáenz de Santamaría y Cospedal pugnando entre ellas, todos miran de reojo al vicesecretario de Comunicación. Por impredecible y por encarnar la ilusión por el cambio real. Casado, el candidato con menos apoyos del aparato, ha ido recolectando el apoyo de la vicesecretaria del PP Andrea Levy, de la madrileña Isabel Díaz Ayuso; de los diputados José Ignacio Echániz, Teodoro García Egea y Belén Hoyo y de quien fuera director general de la Policía, Ignacio Cosidó. Y el cierre de campaña incorporó a sus filas a un militante de excepción: Manuel Pizarro.
Casado ha sido el candidato más rebelde en estas primarias. Ha denunciado públicamente presiones de sus rivales a militantes de sus feudos para que no acudiesen a sus mítines y cree que detrás de la filtración de sus dudosos estudios está la mano negra de un contrincante. El vicesecretario ha atacado duramente a sus rivales y no ha renegado en sus mítines de haber formado parte del aznarismo. El expresidente del Gobierno irrumpió en la recta final de la campaña, pero evitó brindar abiertamente su apoyo a uno de sus cachorros.