-"¡Han sido tus hermanos!".
María Yolanda le gritó a su nuera, también Yolanda, mientras sostenía el cuerpo de su hijo sin vida. El barrio madrileño de Chamberí, a plena luz del día, fue testigo del tiroteo que segó aquella vida. El llanto desesperado de la madre -que no podía ser más acertado en su acusación- era el último asalto de una guerra entre dos familias, los Romero y los Fernández, que ya suma tres muertos y un intento de asesinato. En el epicentro del terremoto, una boda 'prohibida' entre dos miembros de cada uno de los clanes.
Sí, fueron los hermanos de Yolanda los que mataron a su cuñado Luisito el pasado mes de abril; al menos eso evidencian las pruebas policiales. Pero es imposible atender a este crimen como un acto aislado.
Los Romero y los Fernández. Los expedientes policiales de ambos clanes hablan de movimientos al margen de la ley, principalmente el trapicheo de drogas. En algún momento de sus trayectorias surgió un roce que ha dado paso a una distancia insalvable. Sus desavenencias han dado paso a una guerra sin cuartel que tiene a la Comunidad de Madrid como campo de batalla.
La boda 'prohibida'
Los árboles genealógicos de los Ortega y los Fernández se tocan en un punto. Luis Romero Durán (31 años en el momento de su asesinato) se casó con Yolanda Fernández López. Una boda prohibida para muchos de los integrantes de los clanes, especialmente entre los Fernández: Yolanda quedó repudiada a ojos de su familia, con la que cortó cualquier atisbo de relación.
Así las cosas, los dos bandos quedaron delimitados. Los tres crímenes mortales que marcan el ritmo de esta guerra tienen sus vinculaciones -por lazos de sangre- con Luisito y su mujer, Yolanda.
El primer asesinato
Es 29 de septiembre de 2015 en la localidad madrileña de Arroyomolinos. Juan Fernández San Segundo -64 años y padre del clan de los Fernández- es asaltado en la calle Miguel Servet del polígono industrial de Arroyomolinos. Los agresores le descerrajan varios disparos, mortales de necesidad, y huyen a bordo de un Opel Astra.
Las pesquisas policiales pusieron de manifiesto viejas rencillas familiares que algunos miembros del clan habían tratado de resolver con su propia ley. Concretamente, el asesinado, Juan Fernández, habría intentado a una mujer del clan de los Romero. Todo apuntaba a un ajuste de cuentas.
Cuatro meses después del asesinato de Arroyomolinos, la Guardia Civil detuvo a los cuatro principales sospechosos de perpetrar el crimen. Se trata de Luisito y de su esposa Yolanda -hija del muerto-, y de los padres de éste, María Yolanda Durán y Rafael Romero.
Las pruebas policiales apuntan a que Luisito y Rafael perpetraron el crimen, mientras que las dos mujeres facilitaron una huida planificada que les llevó hasta una vivienda que habían alquilado previamente en San Feliú de Guixols (Gerona).
El segundo asesinato
La guerra ya tenía su primer cadáver y el segundo no tardaría en llegar. Septiembre de 2016, también en la Comunidad de Madrid. Más concretamente, en la localidad de Móstoles. A plena luz del día, un hombre se aproxima a un vehículo que abandona un aparcamiento en la calle Las Palmas, en el centro de la localidad. Saca una pistola y descerraja dos tiros contra su conductor.
El asesino logra escapar; primero a pie y después a bordo de un coche. El lugar no tarda en convertirse en un hervidero, en el que miembros de la familia Romero lloran por la muerte de uno de sus miembros: se trata de un tío de Luisito.
De nuevo, las investigaciones policiales describieron un ajuste de cuentas entre clanes enemigos. Los informes reflejan el primer intento de asesinato y la muerte de Juan Fernández San Segundo.
El tercer asesinato
Como en toda guerra, los protagonistas sufren el miedo de caer muertos en manos del enemigo. Por eso, Luisito y Yolanda se marcharon a una vivienda fuera de Madrid. No revelaron su nueva dirección. Temían un ataque de los Ortega.
Estas medidas sirvieron de poco. El 6 de abril de 2018, Luisito y Yolanda, María Yolanda y Rafael (padres del primero), acudieron al despacho del reconocido abogado Marcos García Montes, en el número 3 de la calle Fernando el Católico, en el madrileño barrio de Chamberí. Preparaban el juicio por el asesinato de Juan Fernández San Segundo, que debía celebrarse en unos días.
Lo que ocurrió al salir del portal son las líneas que arrancan este texto. Unos individuos se aproximaron hasta su posición y descerrajaron cuatro disparos contra Luisito; uno impactó en el hombro, otro en la cabeza y otros dos se perdieron.
Fue un crimen atropellado. María Yolanda, madre de Luisito, agarró a uno de los agresores, tratando de arrebatarle el arma, pero cayó al suelo tras recibir un culatazo en la cabeza: "¡Han sido tus hermanos!", acertó a gritar a su nuera, que se afanaba en taponar las heridas de su marido. El padre, Rafael, también quedó noqueado por un puñetazo.
Por la zona pasaban varios viandantes y vehículos. También un autobús de la línea 61 con viajeros a bordo. Los dos asesinos huyeron en un BMW que después quemaron al final de la avenida de Europa, en la localidad de Pozuelo de Alarcón.
Dos detenidos y un juicio
La semana pasada, la Brigada de Policía Judicial y de la Policía Científica informaban de la detención de dos individuos por su implicación en un homicidio. El Cuerpo policial hablaba de una "venganza familiar".
Las pesquisas arrancaron el mismo 6 de abril, día en el que se perpetró el crimen. Sobre el foco, los hermanos de Yolanda, cuñados de Luisito, que habrían sido reconocidos por los familiares del fallecido.
La investigación condujo hasta un piso de Getafe en el que se ocultarían los dos sospechosos. No fue fácil. Los agentes encontraron que los Fernández adoptaban férreas medidas de autoprotección para evitar ser localizados.
La Policía, no obstante, optó al momento adecuado para detenerlos: cuando los dos estuviesen juntos y evitar así una posible fuga. Finalmente, el operativo culminó con la captura de Guillermo y Javier Fernández.
El jurado popular
Los acontecimientos descritos en las calles de Madrid tienen sus consecuencias en los tribunales. Luisito, su mujer y sus padres debían declarar en abril por el asesinato de Juan Fernández San Segundo; la vista se pospuso tras el asesinato de Luisito en Chamberí.
Finalmente, Yolanda Romero, María Yolanda Durán y Rafael Romero prestaron declaración el pasado 13 de junio. El jurado popular encontró culpables a los tres acusados.
Los últimos renglones de esta guerra entre los Romero y los Fernández se escriben en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Madrid. Una guerra entre dos clanes que no conoce de treguas y que aún no ha visto su final.